Paola Fernández era una profesional absorbida por su trabajo que solamente estaba en casa los fines de semana. Cansada del trajín, un día decidió renunciar e irse de la ciudad para convertirse en una ganadera dueña de su propio tiempo y poder dedicarse a sus hijos y su esposo.
Ella se graduó como ingeniera industrial y especialista en Finanzas, Administración y Salud Ocupacional. Empezó a trabajar en una multinacional, a la que se dedicó por tiempo completo, se casó y tuvo 2 hijos, un niño y una niña.