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Bebederos para bovinos

Foto: agua.com.uy

Hatos bien hidratados ganan peso más rápido, producen más leche y presentan mayor resistencia a enfermedades.

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Agua limpia, vacas felices: la clave escondida de la productividad ganadera

por: Neife Castro- 31 de Diciembre 1969

La hidratación bovina suele ser un aspecto relegado en el manejo diario, pero investigaciones y especialistas advierten que la calidad y cantidad del agua definen la salud, la reproducción y la rentabilidad de los hatos en Colombia.

La hidratación bovina suele ser un aspecto relegado en el manejo diario, pero investigaciones y especialistas advierten que la calidad y cantidad del agua definen la salud, la reproducción y la rentabilidad de los hatos en Colombia.


En ganadería se habla mucho de genética, alimentación y vacunación, pero con frecuencia se deja en segundo plano el recurso más abundante y barato: el agua.

Su importancia es decisiva, pues representa cerca del 88 % de la leche y sostiene funciones vitales como la digestión, la regulación de la temperatura y la reproducción.

Cuando la oferta es deficiente o la calidad está comprometida, los efectos se sienten de inmediato: los animales consumen menos alimento, reducen su producción y se elevan los problemas sanitarios.

Estudios internacionales han demostrado que el agua contaminada disminuye la fertilidad, altera la absorción de nutrientes y compromete la salud de los terneros, aumentando incluso su mortalidad.

En Colombia, la presencia de bacterias así como el exceso de sales, nitratos y sulfatos en charcos y reservorios es una de las principales causas de diarreas, abortos y caídas en la eficiencia productiva.


Algunas recomendaciones


Para el médico veterinario Ricardo Arenas, especialista en ganadería sostenible, el problema está en la infraestructura.

“Los bebederos deben ser buenos, fáciles de limpiar y con flotadores que eviten desperdicio. Si el ganado accede directamente a estanques o manantiales, contamina el agua con heces y orina, y se multiplican los riesgos de enfermedades”, explicó.

Arenas también subraya la necesidad de tanques bien ubicados, protegidos del sol y con oferta constante de líquido de buen sabor, libre de residuos y contaminantes.

La diferencia entre un buen sistema hídrico y uno deficiente no solo se nota en la salud, sino también en el bolsillo del productor.

Hatos bien hidratados ganan peso más rápido, producen más leche y presentan mayor resistencia a enfermedades. En cambio, un recurso sucio o insuficiente se traduce en pérdidas reproductivas, costos veterinarios y menor competitividad. Garantizar agua limpia y suficiente no es un lujo ni un gasto, es una inversión directa en productividad y sostenibilidad.

Como resume Arenas, “sin buena hidratación no hay leche, no hay carne y no hay salud”.