A través de sistemas como los biodigestores, se puede obtener gas renovable y abonos ricos en nutrientes, lo que reduce costos de producción y mejoran la salud del suelo. En este articulo le explicamos los detalles de este método.
En medio de la búsqueda por hacer más sostenible la producción ganadera en Colombia, una práctica está ganando terreno entre los productores visionarios: la transformación de residuos del ganado, especialmente estiércol y orina, en biofertilizantes y energía.
Lo que antes se consideraba un desecho molesto, hoy es visto como una fuente de valor que puede mejorar la rentabilidad de la finca, reducir costos y contribuir a la salud ambiental. (Lea en CONtexto ganadero: Recomendaciones y aspectos clave de los biofertilizantes)
En este proceso, el estiércol, lejos de ser un problema, se convierte en la base para producir biogás, utilizado como energía renovable, y biofertilizantes, que mejoran la fertilidad del suelo y promueven una agricultura regenerativa.
¿Cómo funciona?
El corazón de esta transformación es el biodigestor, un sistema cerrado que permite fermentar los residuos orgánicos en condiciones anaeróbicas (sin oxígeno).
Dentro de este sistema, las bacterias descomponen la materia orgánica y generan dos productos principales: biogás, compuesto principalmente por metano, que puede utilizarse como combustible para cocinar, calentar agua o generar electricidad; y un biofertilizante líquido, conocido como digestato, rico en nutrientes como nitrógeno, fósforo y potasio, ideal para fertilizar cultivos y praderas.
Además, mediante compostaje, el estiércol puede convertirse en abono sólido que mejora la estructura del suelo, favorece la retención de humedad y estimula la vida microbiana, lo que a su vez fortalece el crecimiento de pastos y cultivos.
De acuerdo con el zootecnista Efraín Soto, especialista en sistemas de producción sostenible, esta estrategia es una herramienta imprescindible para la ganadería del futuro. Soto destacó que el estiércol del ganado tiene un potencial enorme que muchos productores subestiman.
“Bien manejado, puede ser un sustituto parcial de fertilizantes químicos y una fuente de energía renovable. Esto no solo reduce costos, también mitiga el impacto ambiental de la ganadería, especialmente al disminuir las emisiones de metano que se liberan cuando los residuos no se gestionan adecuadamente”, señaló.
El experto también aseguró que implementar biodigestores en las fincas es una inversión a mediano plazo. Los sistemas no son económicos, pero su retorno es claro. Permiten al ganadero ahorrar en gas, fertilizantes y mejorar la productividad de la finca. Es una estrategia que requiere compromiso, pero que devuelve mucho más de lo que cuesta.
Caso de éxito en Meta
En la finca Primaveral, en el municipio de Puerto López (Meta), el ganadero Carlos Ramírez lleva dos años aplicando esta tecnología. Según su testimonio, cuando le hablaron de los biodigestores, le parecía algo de otro mundo.
Sin embargo, decidió probar, y no se arrepiente. Con el biogás que producen, ahora cocinan en la finca y calientan el agua para el proceso de ordeño. Además, el biofertilizante lo aplican en las praderas, y el pasto crece más parejo y más fuerte. Antes, gastaba mucho en abonos químicos; ahora ese gasto ha bajado casi un 50%.
“Al tener suelos más fértiles y con mejor estructura, el pasto es de mejor calidad, y eso se refleja en los animales” señaló. Ha notado mejoras en la ganancia de peso y en la salud general del hato. Además, han reducido la aparición de enfermedades digestivas y parasitarias. (Lea en CONtexto ganadero: Los biodigestores como solución sostenible para ganaderos)
Aunque los beneficios son claros, la adopción de estas prácticas sigue siendo limitada. Los costos iniciales de un biodigestor son una de las principales barreras. A esto se suma la falta de conocimiento técnico en muchas regiones rurales, donde los ganaderos no tienen acceso a capacitación sobre cómo implementar y mantener estos sistemas. También hay resistencia al cambio: la tradición y el temor a lo nuevo frenan la innovación en algunas zonas.