En un mundo donde la rentabilidad del campo se está jugando en clave ambiental, BBVA respalda a quienes producen de forma responsable. Con incentivos financieros a quienes certifican prácticas sostenibles, el banco reconoce el esfuerzo de los productores y se posiciona como un actor clave en la transformación ecológica del agro colombiano.
En todos los rincones de Colombia, BBVA está reconociendo con tasas preferenciales a los productores colombianos que apuestan por prácticas sostenibles.
Con presencia en 31 países y una estrategia global basada en ciertos criterios ambientales, sociales y de gobernanza, el banco se ha convertido en pionero en validar sellos de sostenibilidad como Icontec y RSPO, transformando el futuro del sector agropecuario.
Para Juan Carlos Botero, gerente nacional comercial de Agroindustria en BBVA, la sostenibilidad no es solo una tendencia, es una palanca para el crecimiento del agro. (Lea en CONtexto ganadero: BBVA asegura que mantiene su compromiso con la sostenibilidad en créditos para ganaderos)
Según explica el profesional, el banco ha trabajado activamente en estudiar y validar sellos como Icontec para ganadería sostenible, presentándolos ante su casa matriz en España, que avaló su aplicación dentro de los criterios internacionales de sostenibilidad.
“Lo mismo hicimos con el sello RSPO para palma sostenible, o con Rainforest Alliance. Cuando un productor logra certificar sus prácticas, todo cambia porque accede a nuevos mercados, mejora su rentabilidad y nosotros le reconocemos ese esfuerzo”, afirmó.
Uno de los principales incentivos que ofrece BBVA es la disminución en las tasas de interés para los productores certificados. Aunque el ajuste depende del negocio y las condiciones individuales, hay un reconocimiento explícito del banco a quienes invierten en sostenibilidad.
Este incentivo aplica tanto para la línea de ganadería sostenible promovida por Finagro como para otras actividades agrícolas.
Botero ejemplifica que “si atendemos a un productor de leche, le pedimos que nos muestre sus certificaciones y ahí miramos cómo podemos bajarle la tasa, lo mismo con uno de aguacate. Además, estos productores se convierten en referentes, no solo para nosotros, sino para el sistema financiero”.
Bonos azules
La visión verde de BBVA no se limita a la operación local, pues en 2024, el banco emitió bonos por cerca de 100 millones de dólares con enfoque sostenible. (Lea en CONtexto ganadero: BBVA lanza línea de crédito para ganadería sostenible)
Pero el hito más destacado fue el lanzamiento de los primeros bonos azules del mundo, un instrumento financiero orientado a respaldar proyectos relacionados con el uso responsable del agua y la sostenibilidad ambiental.
Estos bonos no solo sirven como mecanismo de fondeo, sino que permiten al banco trasladar mejores condiciones a sus clientes sostenibles. Es un círculo virtuoso que conecta finanzas, medio ambiente y desarrollo rural.
¿Cómo acceder a beneficios financieros?
Para facilitar este proceso, BBVA cuenta con 13 gerentes de agroindustria distribuidos en todo Colombia. Todos son profesionales del agro que comprenden los ciclos productivos de cada actividad, desde la ganadería hasta los cultivos transitorios.
Su labor no es solo comercial, pues también orientan a los productores para que comprendan los beneficios de las certificaciones y accedan a las líneas de crédito más adecuadas según su situación. Por eso, los productores que quieren acceder a estos beneficios, solo tienen que acercarse ante estos gerentes del banco y, comenzar su proceso en apoyo de la sostenibilidad ambiental.
Para Botero, “queremos que sean mejores productores. Algunos ya son sostenibles, otros no, pero podemos acompañarlos en ese camino. No todos tienen que estar certificados desde el inicio, pero sí deben tener la disposición de avanzar”.
Finalmente, la estrategia de BBVA se alinea con un proceso más amplio que involucra al sistema financiero, entidades como Finagro y los ministerios de Medio Ambiente y Agricultura, siendo una señal de que la sostenibilidad ya no es una opción, sino una exigencia del mercado y de la naturaleza.