La combinación estratégica de ambos cultivos en silos se posiciona como una solución innovadora y rentable para mejorar la alimentación del ganado. En Jamundí, Valle del Cauca, el productor Juan Pablo Arboleda, de la Finca La Silvestre, implementa este modelo con resultados positivos en la producción lechera y el aprovechamiento agroindustrial.
Con una visión integral que une la investigación forrajera con la práctica ganadera, Juan Pablo Arboleda, productor de leche e investigador, lidera este proyecto innovador en su finca del suroccidente colombiano, donde ha logrado transformar no solo la alimentación del ganado, sino la calidad de la leche y la sostenibilidad del sistema productivo.
“Cuando una vaca lechera está echada, es cuando está haciendo plata”. Esta es una de las frases que resumen la filosofía de este ganadero de Jamundí, Valle del Cauca, que encontró en el cultivo de girasol oleico una solución estratégica para mejorar la eficiencia lechera. Su historia, que mezcla pasión, conocimiento técnico y una mirada profunda al bienestar animal, comenzó hace siete años con una inquietud: ¿Cómo producir leche de alta calidad a menor costo?
Arboleda, administrador agroindustrial y amante de la fotografía, lleva años registrando en imágenes y videos los avances de su finca. “Sé perfectamente que lo que estoy haciendo en este momento con mis investigaciones en girasol para la ganadería colombiana es supremamente importante”, sostuvo.
Desde que inició con vacas girolando de alto rendimiento y comenzó a observar el impacto de una alimentación más estratégica, decidió dar un paso más: integrar cultivos de girasol con maíz para producir un ensilaje diferente.
Hoy, sus vacas alcanzan picos de producción de hasta 39 litros diarios, incluso a 31 grados de temperatura, pero lo que más destaca es el bienestar animal: en su finca, cada vaca tiene nombre y responde al llamado de los operarios.
“Tenemos un sistema en el que las vacas entran al ordeño cuando las llaman por su nombre. Las demás esperan. Ese comportamiento habla del vínculo y del respeto por cada animal”, relató Arboleda, quien además ha abierto su finca a procesos pedagógicos, prácticas con universidades y visitas escolares.
Juan Pablo Arboleda, ganadero e investigador colombiano.
Cultivo de alto impacto
En Colombia, donde el acceso a insumos de calidad y la variabilidad climática representan desafíos constantes para la ganadería, una iniciativa nacida en el Valle del Cauca ofrece un enfoque disruptivo: el ensilaje mixto de girasol y maíz.
“Lo que comenzó como una inquietud personal para mejorar la dieta de mis vacas, hoy es un modelo replicable a nivel nacional”, afirmó Arboleda.
El proyecto se está implementando actualmente mediante pruebas con vacas lecheras bajo ordeños intensivos que muestran mejoras visibles en la calidad de la leche, sin recurrir a concentrados costosos.
Este sistema, probado actualmente en la finca agroturística La Silvestre, le apunta a mejorar significativamente la calidad de la alimentación animal, tanto en sistemas de producción de leche como de carne.
“Mi investigación parte de una necesidad que viví como ganadero: reducir costos y garantizar un forraje de calidad. El girasol, al mezclarse con maíz y otros cultivos, no solo mejora el perfil nutricional del silo, sino que aporta proteína, grasa y digestibilidad”, explicó Arboleda.
Una innovadora iniciativa es la del ensilaje mixto de girasol y maíz, nacida en el Valle del Cauca.
Planta subestimada
Aunque tradicionalmente el girasol ha sido visto como un cultivo ornamental o productor de aceite, Arboleda insiste en que su uso como forraje está subvalorado en Colombia, a pesar de que en países como Ucrania, Rusia (antes de la guerra) y Argentina se cultivan millones de hectáreas con fines agroindustriales.
“Colombia tiene alrededor de 7,5 millones de hectáreas sembradas en todos sus cultivos, legales e ilegales. Solo Argentina dedica 2,6 millones de hectáreas exclusivamente al girasol. Eso nos dice mucho del potencial que estamos desaprovechando”, advierte el investigador.
El girasol utilizado en este modelo forrajero es de tipo oleico, es decir, rico en grasa y proteína, lo que mejora significativamente el valor nutricional del silo. Al combinarse con el maíz, se obtiene un forraje balanceado, que no requiere ningún otro suplemento para alimentar el ganado.
Además, el subproducto de la extracción del aceite —una pasta con 48 % de grasa— puede ser usado en la fabricación de concentrados para bovinos, porcinos, caprinos, equinos y aves de corral.
El cultivo de girasol oleico es una solución estratégica para mejorar la eficiencia lechera.
Resultados concretos
Diversas pruebas representativas con ensilaje de girasol y maíz, principalmente en ganadería especializada en leche, han dado resultados satisfactorios. Hablamos de ganaderos que han implementado el girasol como alimento base para su ganado, con reportes de producción en ordeño que rondan los 35 a 39 litros por vaca lechera, diarios.
Este ensilaje a base de girasol está respaldado por resultados bromatológicos —realizados por laboratorios de alta confiabilidad— que demuestran un alto contenido de proteína y grasa, lo que permite reducir los tiempos de engorde y mejorar la calidad de la leche, sin necesidad de suplementos costosos.
“No estamos hablando de una idea experimental, sino de una estrategia seria con bases técnicas y respaldo de laboratorio”, asegura Arboleda, resaltando que el ICA ya autorizó oficialmente la siembra de girasol con fines forrajeros en alturas superiores a 1.800 m.s.n.m., lo que abre la puerta a su expansión en regiones como Cundinamarca y Boyacá.
Se da en todos los pisos térmicos
Una de las grandes ventajas del girasol es su capacidad de adaptación. Según Arboleda, ha sembrado esta planta desde el nivel del mar, en Córdoba, hasta los 2.700 metros sobre el nivel del mar, por ejemplo en Subachoque (Cundinamarca), pasando por los Llanos Orientales, el Valle del Cauca y la Sabana de Bogotá. Actualmente, está realizando una prueba en zonas cercanas a los 3.000 m.s.n.m.
“A mayor luminosidad, más rápido crece el girasol. En climas cálidos puedes cortar al día 80 después de la siembra. A 2.000 m.s.n.m., tarda 110 días; y en la Sabana, donde hay menos horas luz, puede tardar hasta 150 días, pero se da en todos los pisos térmicos”, aseguró.
Gracias a esta versatilidad, se pueden obtener hasta 3,6 cosechas de girasol al año en el mismo lote, lo que permite mantener un suministro constante para la elaboración de ensilaje, maximizando la rotación de cultivos y la eficiencia productiva.
La Finca agro turística La Silvestre, le apunta a mejorar significativamente la calidad de la alimentación animal.
No solo para grandes ligas
Aunque este modelo ha sido probado en fincas con alta producción lechera, Arboleda insiste en que su enfoque está dirigido a ganaderos con limitaciones en la calidad o cantidad de alimento disponible.
“El girasol no es solo para grandes ligas. Yo trabajo con muchos campesinos y productores pequeños. Esta es una alternativa económica, adaptable y de alto rendimiento para mejorar la nutrición sin depender de insumos costosos o concentrados importados”, explicó.
De hecho, el investigador señala que muchos ganaderos ya no necesitan ser convencidos: la evidencia técnica y los resultados productivos han logrado que lo busquen directamente para implementar el modelo en sus fincas.
Impacto agroindustrial
Más allá del uso directo en el silo, Arboleda proyecta también el desarrollo de aceite de girasol colombiano, aprovechando la naturaleza oleica del cultivo y su rendimiento en condiciones tropicales. La extracción de aceite permitiría, además, generar valor agregado mediante la producción de concentrados de alto contenido proteico para distintas especies animales.
“Esta es una solución integral, con uso forrajero directo, valor agroindustrial, rotación eficiente de cultivos y capacidad de adaptarse a todo tipo de ganadería”, resumió.
El girasol, en combinación con el maíz, está dejando de ser una alternativa y empezando a consolidarse como una respuesta concreta a los retos del sector ganadero colombiano. Y experiencias como la de La Silvestre demuestran que, con investigación seria, acompañamiento técnico y compromiso de los productores, es posible transformar la alimentación animal desde el campo colombiano, con impacto en la productividad, la sostenibilidad y la rentabilidad del sector.
(Si no ve el video, refresque la página):
Cultivo de girasol oleico y maíz para producción de ensilaje compuesto, para ganadería lechera especializada en Cartago Valle del Cauca. pic.twitter.com/xBtIJcVnYv
— Juan Pablo Arboleda Agudelo (@JuanPab98758543) May 21, 2025