La tasa de mortandad por parásitos se dispara en terneros en periodo de destete y en vacas próximas a parir o lactando. Experto alertó que no actuar implica grandes pérdidas productivas y económicas, pues hasta un 15 % del alimento se desvía de la inmunidad si la dieta no es adecuada.

En los hatos de Suramérica, los parásitos no solo afectan al ganado, también alteran el equilibrio económico de miles de fincas. Detrás de una vaca que no gana peso o un ternero que no sobrevive al destete, se esconde una amenaza que sigue siendo subestimada.

La combinación entre clima húmedo, deficiencias nutricionales y falta de protocolos ha convertido a grupos de animales en el blanco perfecto para los parásitos. (Lea en CONtexto ganadero: Los aciertos de los ganaderos a la hora de proteger la sanidad de sus animales)

En los potreros calientes y húmedos del trópico sudamericano, los parásitos gastrointestinales actúan como un enemigo silencioso. No se ven, no se oyen, pero sus efectos son devastadores. Enfrentar este problema requiere más que antiparasitarios, exige conocimiento del comportamiento biológico de los bovinos, diagnóstico por edad y buen manejo nutricional.

Jimmy Jolman Vargas Duarte, médico veterinario y especialista en ciencias veterinarias, señaló que existen dos momentos críticos:

1. Hembras al periparto: En sus palabras, “los animales en el momento del parto o cerca al momento del parto tienen un incremento en el número de huevos de nematodos, pues las hormonas incrementan la susceptibilidad, generando algún tipo de inmunosupresión. Además, hay una pérdida de la respuesta inmune relacionada con requerimientos nutricionales”.

En el último tercio de gestación, las vacas requieren más nutrientes para desarrollar el feto y preparar la lactancia. Si su dieta no se ajusta en calidad, el sistema inmune cede terreno porque aumentar la cantidad no basta. Esto trae como consecuencia que haya una mayor carga de nematodos y debilitamiento del animal en plena etapa de reproducción.

2. Terneros en el destete: De acuerdo con Vargas Duarte, “en el caso de los animales jóvenes, ellos son el platillo favorito de bacterias y parásitos porque están creciendo con células con alta tasa de replicación. Entonces, lo que encontramos son altas cargas de parásitos del género Strongyloides y de coccidias”.

Durante el destete, los terneros comienzan a alimentarse de pasto infectado con larvas mientras su respuesta inmune aún está en desarrollo. Por lo tanto, a medida que el animal adquiere inmunidad, podría ser muy susceptible a parásitos y se debe tener cuidado.

Impacto

Las consecuencias de no actuar a tiempo están relacionadas con mortandad, eficiencia alimenticia, costos en medicamentos y pérdida de leche y peso.

Mortandad: La muerte de terneros y vacas es el golpe más evidente, pero incluso los animales que sobreviven crecen más lento y rinden menos.

Eficiencia alimenticia: Según Vargas Duarte, “lo que invierte un animal en respuesta inmune es más o menos el 15% de lo que consume en su dieta”. Por lo tanto, si no se corrige el desbalance, ese 15% se desvía de la producción.

Costos en medicamentos y revisiones: Los tratamientos mal aplicados representan un gasto adicional sin asegurar efectividad. (Lea en CONtexto ganadero: Cuáles son los parásitos que más afectan las ganaderías en Colombia)

Pérdida de leche y peso: Las vacas mal nutridas durante la lactancia producen menos calostro y leche de calidad, mientras que los terneros tardan más en alcanzar peso de venta o engorde.

¿Qué hacer?

Para el profesional, no todos los animales requieren desparasitación al mismo tiempo. Por eso, identificar los grupos de mayor riesgo y aplicar antiparasitarios justo en el momento adecuado puede reducir el uso de tratamientos innecesarios.

“Las estrategias de control deben enfocarse en tratamientos tácticos en donde se mire qué grupos son los que realmente necesitan tratamiento”, aseguró Vargas Duarte.