Gracias al cultivo bajo este tipo de tecnología, los ganaderos pueden producir alimentos de alta calidad con un menor uso de agua, sin necesidad de grandes extensiones de tierra y con beneficios nutricionales superiores para los animales.
El cultivo hidropónico, tradicionalmente asociado a la producción de frutas y hortalizas, también una nueva aplicación en la ganadería moderna: la producción de forraje verde para alimentar animales.
Este sistema permite germinar cereales como trigo, maíz o cebada en condiciones controladas, ofreciendo una alternativa sustentable y de bajo costo frente a los cultivos tradicionales en suelo. (Lea en CONtexto ganadero: Las vacas alimentadas con forraje hidropónico presentan mejor digestibilidad)
Kevin Gutiérrez, bioingeniero y actual ingeniero de proyectos de Hidroponía Agroindustrial SAS, explicó que “la hidroponía consiste en agregar fertilizantes directamente al agua para que los nutrientes lleguen con precisión a las raíces de las plantas”.
Este método utiliza tanto macronutrientes como micronutrientes esenciales para un crecimiento saludable, lo que se traduce en cultivos más densos, con menos plagas y mayor calidad.
Según el experto, una de las grandes ventajas de este sistema es que reduce significativamente la necesidad de pesticidas y herbicidas.
“Al estar bajo cubierta plástica o invernadero, tenemos control de variables como la temperatura y la humedad, lo que impide el ingreso de plagas como trips, pulgones o mariposas”, explicó.
¿Cómo cultivar forraje hidropónico?
El proceso de producción de forraje mediante hidroponía es relativamente sencillo. Consiste en hidratar los granos de cereales (trigo, cebada, maíz, entre otros), dejarlos germinar en oscuridad hasta que emitan raíz, y luego trasladarlos a bandejas ubicadas en unidades de riego.
“Allí, mediante nebulizaciones precisas de pocos segundos varias veces al día, se mantiene la humedad necesaria para su desarrollo”, indicó Gutiérrez.
El ciclo de cultivo es muy rápido, por ejemplo, en climas cálidos, el forraje puede estar listo en tan solo 10 días, en climas fríos, puede demorar hasta 15 días. Al finalizar el proceso, se obtiene un tapete vegetal que incluye el grano, la raíz y el follaje, todo comestible para los animales.
Más proteína, menor costo
El forraje hidropónico ofrece un alto valor nutricional. Gutiérrez señaló que “la proteína vegetal del forraje oscila entre el 18 % y el 25 %, pero algunos análisis bromatológicos han registrado hasta un 32 % de proteína”.
Además de su calidad, uno de los aspectos más atractivos de este tipo de forraje es su bajo costo de producción. “Un kilogramo de grano puede generar entre 4 a 6 kg de forraje, con un costo aproximado de 800 a 850 pesos por kilo, mientras que el concentrado convencional puede superar los 3.000 pesos”, puntualizó.
Esto representa un ahorro significativo en la dieta de los animales, además de ofrecer una fuente de proteína más natural y asimilable.
“El forraje es mucho más apetecido por los animales, y su digestibilidad puede alcanzar entre el 80 % y 90 %”, afirmó el bioingeniero.
Uso eficiente del espacio y del agua
Otro punto a favor del cultivo hidropónico es su eficiencia espacial.
“En tan solo 75 m² se pueden producir hasta 182 toneladas de forraje al año, algo que requeriría cerca de 3 hectáreas en cultivo de suelo si hablamos de alfalfa”, explicó Gutiérrez.
La hidroponía también permite reducir entre un 50 % y 80 % el consumo de agua, ya que se utilizan sistemas de riego muy controlados y con baja evaporación. Esto convierte al forraje hidropónico en una opción viable incluso en zonas con escasez hídrica o limitaciones de tierra cultivable.
¿Qué forrajes se pueden usar?
En Colombia, los granos más utilizados para este tipo de cultivo son el maíz, el trigo y la cebada. Gutiérrez recomienda evitar granos certificados para siembra, ya que suelen contener coadyuvantes químicos tóxicos para los animales.
“Lo ideal es usar cereales destinados al consumo humano o animal, sin recubrimientos ni tratamientos químicos”, advirtió.
También se han obtenido buenos resultados con sorgo y alfalfa, aunque su disponibilidad puede ser más limitada. El tipo de grano escogido dependerá de la región, el acceso a insumos y las necesidades nutricionales del hato.
“Invitamos a los ganaderos a conocer esta tecnología, fácil de implementar, rentable y con grandes beneficios para su producción”, concluyó Gutiérrez.
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