Más allá del instinto y la rutina diaria, una forma de manejar el pastoreo permite a los ganaderos tomar decisiones estratégicas con hasta un año de anticipación. Antonio Kusanovic explicó cómo este enfoque transforma el uso del forraje, reduce pérdidas y proyecta la producción con precisión, desafiando el modelo tradicional de gestión reactiva.
En un rubro históricamente marcado por la improvisación y la reacción frente a las condiciones del clima y el mercado, el ingeniero agrónomo Antonio Kusanovic planteó la alternativa de prever el comportamiento del campo para los próximos doce meses a través de una planificación precisa del pastoreo.
Su experiencia con el manejo holístico le ha demostrado que la gestión estratégica del forraje no solo mejora la eficiencia, sino que cambia por completo la forma en que se toman decisiones en la ganadería. (Lea en CONtexto ganadero: La planeación es esencial para usar correctamente los forrajes)
Uno de los aspectos que más ha impactado a Kusanovic del manejo holístico es la planificación anual que permite anticiparse a la temporada de no crecimiento de las plantas. Saber con claridad cuánta disponibilidad de forraje habrá, cómo distribuirlo entre potreros y tipos de animales, y prever sus respectivos consumos, transforma una actividad muchas veces reactiva en un sistema ordenado y racional.
“La clave está en entender que cada potrero es distinto, por más que queramos hacerlos del mismo tamaño. No podemos tratarlos igual. La planificación debe hacerse con base en las particularidades de cada uno y eso solo se logra viendo el conjunto, no aislando las variables”, anotó.
El manejo holístico es la planificación anual permite anticiparse a la temporada de no crecimiento de las plantas. Foto: agrolatam.com
Estrategia paso a paso
El manejo holístico propone entre 13 y 14 pasos para realizar esta planificación, un proceso que permite que lo complejo se vuelva ejecutable. A través de una hoja anual, el productor puede visualizar no solo el presente, sino lo que ocurrirá meses más adelante. Esto resulta clave, por ejemplo, al decidir qué potreros usar en invierno y cuáles reservar para la época de parición.
Mientras muchos toman decisiones según el pasto visible en el día a día, Kusanovic realiza esta planificación solo dos veces al año. En ese momento, considera la carga animal que su campo puede soportar y establece un orden de uso racional para cada área.
Pero planificar sin seguir el curso de la ejecución sería un error. Por eso, el ingeniero agrónomo insistió en que el monitoreo debe ir de la mano de la planificación.
A medida que se registran los movimientos de los animales y el comportamiento de las pasturas, se obtiene información clave para ajustar la próxima ronda de decisiones. Este seguimiento revela, por ejemplo, qué potreros requieren más divisiones o presentan deficiencias de agua.
Este sistema permite no solo solucionar problemas existentes, sino anticiparse a los que podrían presentarse en el futuro. Según el profesional, “ya sabes con un año de anticipación qué potrero va a generar un conflicto si no se interviene”.
Decisiones con datos
Gracias a esta planificación basada en información concreta, los ganaderos pueden también tomar decisiones comerciales estratégicas. (Lea en CONtexto ganadero: Planificación forrajera, una opción para enfrentar el fenómeno de El Niño)
Si el forraje sobra, es posible comprar animales sin temor a sobrecargar el campo; si falta, se puede vender anticipadamente y evitar crisis por la ausencia de comida. La ganadería se convierte así en una actividad proyectada y menos expuesta a la incertidumbre.
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