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Calostro bovino

Foto: defrentealcampo.com.ar

La investigación analizó el calostro de vacas primíparas y multíparas, observando cómo la cantidad de partos influye en su composición proteica.

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No solo es alimento: el poder del calostro para prevenir enfermedades en terneros

por: Angie Barbosa- 31 de Diciembre 1969

Una reciente investigación del INTA y universidades internacionales demuestra que el primer alimento que recibe la cría en sus primeras horas no solo la protege, sino que podría convertirse en una herramienta terapéutica clave en la ganadería moderna.

Una reciente investigación del INTA y universidades internacionales demuestra que el primer alimento que recibe la cría en sus primeras horas no solo la protege, sino que podría convertirse en una herramienta terapéutica clave en la ganadería moderna.


El calostro bovino ha sido tradicionalmente reconocido como el primer alimento vital para los terneros. Pero un estudio liderado por el Instituto Nacional de INTA Balcarce, en colaboración con la Universidad de Calgary y la Universidad de Guelph, revela que sus beneficios serían mucho mayores.

Esta secreción inicial no solo entrega inmunidad pasiva, sino que podría actuar como una aliada terapéutica en la prevención de enfermedades neonatales. (Lea en CONtexto ganadero: Puntos clave para tener un calostro de calidad)

La investigación analizó el calostro de vacas primíparas y multíparas, comparando cómo la cantidad de partos influye en su composición proteica. Usando técnicas proteómicas, los científicos identificaron compuestos bioactivos clave para la regulación del sistema inmune y la salud intestinal de los terneros.

Karina Cirone, investigadora del INTA, explicó para el portal Argentina.gob que “el calostro es mucho más que inmunoglobulina G (IgG). También contiene proteínas antimicrobianas, reguladores inmunes y factores de crecimiento que modulan la salud temprana del animal”.


Diferencias que importan


El estudio mostró que el primer alimento procedente de vacas multíparas posee más proteínas con funciones inmunológicas, mientras que el de primíparas contiene más proteínas estructurales. Esta diferencia no es menor: podría cambiar la forma en que los productores administran este líquido, priorizando calidad sobre cantidad.

Esto refuerza la urgencia de contar con protocolos técnicos claros para la recolección y suministro del calostro. No se trata solo de darlo rápido, sino de asegurar su composición óptima para ofrecer al ternero una defensa robusta desde las primeras horas de vida.

Además, el análisis plantea nuevas rutas de aplicación. “Podríamos usar ciertos componentes del fluido como complementos a vacunas o sustitutos parciales de antimicrobianos, reduciendo el uso de antibióticos en la producción”, señaló Cirone.


Impacto en la salud animal


Este avance es especialmente relevante en un momento donde la resistencia antimicrobiana preocupa a toda la industria ganadera. Si se comprueba que los compuestos bioactivos del calostro pueden reforzar las defensas naturales del ternero, estaríamos ante una solución sostenible y biológica a un problema global.

Aun así, los investigadores insisten en que faltan estudios locales que confirmen estos hallazgos en condiciones específicas de cada país, incluida Colombia. La composición del líquido puede variar según genética, manejo y alimentación del hato, por lo que adaptar estos conocimientos al entorno nacional será fundamental.

Cirone concluyó que “comprender mejor el valor del calostro puede ayudarnos a construir estrategias sanitarias más integrales, menos dependientes de tratamientos químicos y más enfocadas en prevenir desde el nacimiento”.


Voz del campo


Para el médico veterinario Javier Restrepo, con más de 20 años de experiencia en salud bovina, este estudio es un llamado de atención a los ganaderos.

“Siempre hemos sabido que el calostro es importante, pero ahora tenemos evidencia de que puede ser una herramienta terapéutica real. No usarlo bien es perder una ventaja natural que el animal ya trae incorporada”, anotó.

Restrepo también enfatizó que la clave está en la capacitación. “Hay que enseñar a los productores a reconocer un calostro de buena calidad, a almacenarlo correctamente y a aplicarlo en el momento preciso. Este puede ser nuestra primera vacuna en el campo”, concluyó.