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Inventario bovino

Foto: Cortesía

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Patrones diferenciados en la ganadería: un reconocimiento necesario

por: CONtexto ganadero- 31 de Diciembre 1969

El inventario ganadero permite evaluar las tendencias de la ganadería. A simple vista, su evolución ascendente desde 2004 hasta 2010 y posterior disminución a niveles cercanos a los de 2006 confirmarían los indicios hacia un estancamiento de la ganadería.

El inventario ganadero permite evaluar las tendencias de la ganadería. A simple vista, su evolución ascendente desde 2004 hasta 2010 y posterior disminución a niveles cercanos a los de 2006 confirmarían los indicios hacia un estancamiento de la ganadería.

No obstante, a partir de un análisis más detallado se pueden plantear 3 patrones diferenciados en la evolución de la ganadería, que deben ser considerados para el diseño de políticas y estrategias de fomento específicas: 1. El primer patrón de desarrollo ganadero corresponde a los departamentos con disminución de inventarios, pero cuya mayor especialización permite generar una oferta creciente, basada en un mejor desempeño productivo, sea para el mercado interno o externo.

Este patrón de desarrollo ganadero representa un 50 % del inventario total y un 40 % de la tierra dedicada a la ganadería. Los departamentos que responden a este patrón de desarrollo son aquellos que abastecen una porción importante de la demanda interna de carne y leche con índices de productividad superiores al resto del país (Antioquia, Cundinamarca, Boyacá, Cesar, Córdoba, Valle y Eje Central Cafetero).

En este patrón se encuentra la mayor proporción de pequeños y medianos ganaderos. Los precios de la leche y de la carne se definen a partir de este patrón especializado, en tanto un 85 % de la oferta de leche y un 50 % de la oferta de carne proviene de estos departamentos.

La profundización de este patrón de desarrollo a futuro significará inducir la concentración del inventario en zonas con mayor dotación de infraestructura, y mejorar aún más los índices de desempeño, particularmente en lo que concierne a productividad y costos de producción. En esta forma, es probable que la disminución de inventarios sea compensada con una mayor oferta, como parece haber ocurrido en los últimos 4 años . El aspecto más vulnerable es el de los costos de producción, particularmente de tierras, maquinaria e infraestructura, y la sensibilidad a la eficiencia en las redes de acopio industriales y la previsible competencia con las importaciones lácteas.

El segundo patrón de desarrollo ganadero corresponde a aquellos departamentos con tendencias crecientes en el inventario ganadero. Este patrón puede denominarse como de expansión en las fronteras, dado que los departamentos que hacen parte de este grupo son aquellos que por su localización incorporan nuevas áreas a la producción o tienen mayores niveles de intercambio con los países vecinos de Venezuela y Ecuador. Son los departamentos de la Orinoquía y del Nororiente del país como Guajira, Norte de Santander y Bolivar. En este patrón de desarrollo el ganado se encuentra principalmente en predios de mayor tamaño, de 250 hectáreas o más.

El patrón de desarrollo ganadero con expansión de frontera representa un 31 % del inventario total y un 50 % de la tierra dedicada a la ganadería. Un 5 % del acopio formal de leche y el 33 % de la oferta potencial de carne se originan en los departamentos que lo componen. Los precios al productor se caracterizan por una gran variabilidad, acorde con las influencias de frontera, alejados de las tendencias de precios internas (como ha ocurrido en años recientes con la Guajira y Norte de Santander).

Su base de expansión es la disponibilidad de tierras de menor precio en regiones con nuevos desarrollos viales, en contraste con el patrón especializado, así como la posibilidad de aprovechar ventajas diferenciales con los países vecinos por su localización, sea en cuanto a productos o insumos. Las políticas de desarrollo requieren intensificar el uso de suelos para contener las tendencias puramente extensivas y de valorización especulativa de tierras, y construir una red de servicios, junto con mecanismos de mercado reguladores para épocas de contingencia. La inestabilidad en el mercado es el factor de mayor fragilidad en este patrón de desarrollo.

El tercer patrón de desarrollo ganadero se puede denominar como de bajo riesgo pero estable. En este patrón el inventario ganadero se ha mantenido en la última década con poca variabilidad, menor al 2 %, pero a la vez, el crecimiento productivo ha sido lento. Representa un 17 % del inventario total y una proporción similar, 17 %, de las tierras pecuarias del país; 9 % del acopio industrial de leche procede de estos departamentos, junto con un 15 % de la oferta potencial de carne.

En su mayor parte este patrón está conformado por departamentos en los que predomina la mediana producción y el doble propósito. Es el caso de los departamentos del Huila, Tolima, Caquetá, Nariño, Sucre y Atlántico. La posibilidad de combinar la ganadería de doble propósito con otras actividades agrícolas incide en una menor especialización, pero a la vez, crea encadenamientos con la agricultura que previenen las crisis en épocas de contingencia.

Los precios de los productos pecuarios de esta área de ganadería estable, como la leche, tienden a acercarse a los de la zona especializada en la medida en que se amplían las redes de acopio industriales hacia estos departamentos. El desafío para este patrón de crecimiento será generar un mayor valor y aumentar su nivel de especialización con restricciones de tierras y de capital.

El país está en mora de reconocer que la ganadería colombiana es heterogénea y requiere políticas de fomento diferenciadas. Estas políticas enfatizarían, por ejemplo, en créditos preferenciales para infraestructura pecuaria en las zonas de expansión, así como en desarrollos institucionales de control sanitario para áreas de frontera y apoyo a centros multi-modales de comercialización a gran escala.

En las zonas estables, se requiere de instrumentos de formalización e incorporación de los procesos artesanales a un circuito moderno, que les permita exportar o negociar sus productos a precios remunerativos y por último, las zonas especializadas requieren con urgencia políticas de provisión de insumos y reducción de costos de producción, la armonización con los planes de ordenamiento territorial, y nuevos desarrollos tecnológicos y de productos en consonancia con las nuevas demandas de los consumidores.