Con prácticas sostenibles, trazabilidad y bienestar animal como pilares, el Sello Ambiental Colombiano transforma fincas ganaderas desde adentro, fomentando las actividades sostenibles en el potrero. No se trata solo de producir carne o leche, sino de hacerlo bien con orden, responsabilidad y visión de futuro.

Desde hace algunos años, Colombia cuenta con un distintivo oficial que respalda la producción ambientalmente responsable. Se trata del Sello Ambiental Colombiano (SAC), una certificación impulsada por el gobierno y evaluada por Fundagán e ICONTEC, que cada vez cobra mayor relevancia entre los productores que buscan competir con altos estándares y diferenciarse en el mercado.

El SAC, propiedad del Ministerio de Medio Ambiente y Desarrollo Sostenible y de la Agencia Nacional de Licencias Ambientales (ANLA), no solo valida el cumplimiento de estándares ecológicos, sino que también se convierte en una carta de presentación ante un mercado cada vez más exigente.

Su implementación es evaluada por ICONTEC y la Fundación Colombia Ganadera (Fundagán), y puede tardar entre dos y ocho meses en completarse. (Lea en CONtexto ganadero: Es oficial: Colombia ya cuenta con el Sello Ambiental Ganadero)

Pablo Uribe, auditor de Fundagán, explicó que “es el único sello oficial sobre ganadería bovina y bufalina del país que nos va a garantizar las buenas prácticas ambientales en la producción primaria”.

Para el experto, los ganaderos deberían buscar tener la certificación para diferenciar sus productos y mostrar que se está produciendo y aportando a la conservación del ambiente.

De acuerdo con Uribe, este sello no solo es una norma, es una guía estratégica para fortalecer la reputación del productor y asegurar la sostenibilidad del negocio a largo plazo.

Fabian Leonardo Martínez Silva, zootecnista, coincidió en la necesidad de sumarse cuanto antes al proceso para acreditarse, ya que “es una herramienta que nos va a dar una guía y una diferenciación en el mercado frente a los retos que vienen para la producción ganadera”.

Los retos no son menores, pues día a día se está exigiendo mayor trazabilidad, cumplimiento ambiental y hay mucha presión por parte de los consumidores que buscan alimentos responsables con el entorno. Por lo tanto, el SAC se convierte entonces en una respuesta concreta ante este panorama cambiante.

Diego Bernal, veterinario zootecnista, destacó los beneficios adicionales que suelen pasar desapercibidos como que “empezamos a organizarnos, cada uno en sus labores, a llevar registros. Comenzamos a hacer un producto que tenga trazabilidad, que llegue bien a la mesa de los colombianos, y a que haya un equilibrio con el medio ambiente. Es un proceso largo, pero que va a dar frutos”.

Este experto mencionó que las ventajas están relacionadas con bienestar animal, mejoramiento en el manejo y transformación empresarial. (Lea en CONtexto ganadero: Franja Sostenible le enseña a obtener el Sello Ambiental Colombiano)

Si quiere conocer más información sobre el Sello Ambiental Colombiano, visite las redes sociales de CONtexto ganadero y Fundagán, donde se mostrará cómo conseguirlo.