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Ganaderia rentable

Foto: TvAgro

Sin pasto no hay ganadería rentable. Así lo demuestran los sistemas productivos más eficientes.

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Sin pasto no hay negocio: la clave del éxito de una ganadería empieza en el suelo

por: Melanny Orozco- 31 de Diciembre 1969

Cada día más ganaderos entienden que su éxito no depende solo del número de animales, sino de lo que estos comen. En un país atravesado por el cambio climático y la presión productiva, las pasturas se revelan como el activo estratégico del hato. ¿Por qué debe invertir en ellas? Aquí le tenemos la respuesta.

Cada día más ganaderos entienden que su éxito no depende solo del número de animales, sino de lo que estos comen. En un país atravesado por el cambio climático y la presión productiva, las pasturas se revelan como el activo estratégico del hato. ¿Por qué debe invertir en ellas? Aquí le tenemos la respuesta.


En la sabana de Bogotá, a 2.600 metros sobre el nivel del mar, el médico veterinario César Gómez revivió un consejo que lo marcó desde niño, “para ser buen ganadero, primero hay que ser buen agricultor”.

Esa frase, heredada de su abuelo, hoy cobra más sentido que nunca. Porque en tiempos de crisis climática y altas exigencias productivas, el verdadero negocio ganadero comienza por el suelo. (Lea en CONtexto ganadero: Sin buena alimentación animal, no hay éxito en el negocio ganadero)

Sin pasto no hay ganadería rentable. Así lo demuestran los sistemas productivos más eficientes del país. Desde la lechería de altura hasta las zonas del trópico bajo, los productores que apuestan por manejar bien sus praderas, son los que obtienen mejor productividad por hectárea y mejores márgenes económicos.

Gómez, quien además es magíster en Ciencia Animal, afirmó que “el pasto que alimenta es el que sobra, no el que falta. Si uno quiere producir leche o carne, la calidad del forraje lo es todo”. Y no es una metáfora.

En una ganadería de lechería especializada, por ejemplo, una vaca holstein necesita forrajes de alto valor proteico para sostener su rendimiento diario. Sin una pradera bien sembrada, mantenida y cosechada en el punto justo, los litros no se convierten en dinero.

Muchas fincas aún se manejan bajo esquemas extensivos, donde el ganado recorre grandes potreros sin mayor control. Allí, las vacas pastan lo que encuentran, es decir, pastos tiernos, maduros o deteriorados. Gómez expuso que “este modelo no exige trabajo, pero tampoco devuelve productividad”.

Lo más preocupante, dijo el experto, es que este tipo de ganadero muchas veces se conforma con el volumen, pues sabe que siempre gana algo, así sea poco. Sin embargo, este tipo de productores no mide cuánto deja de ganar por no invertir en su pastura, de acuerdo con el veterinario.


Rotación e innovaciones


En contraste, el pastoreo rotacional permite concentrar animales en potreros pequeños durante tiempos definidos. Al alternarlos con periodos de recuperación de 35 a 45 días, las praderas no se agotan y mantienen su valor nutricional.

Esta técnica no solo incrementa la carga animal por hectárea, sino que mejora la conversión del forraje en carne o leche.

Además, el sistema Voisin permite una ocupación estratégica de potreros que están justo en su punto de cosecha óptimo. De acuerdo con Gómez, “allí el bovino se convierte en cosechadora natural. Es un modelo que, si bien requiere planeación, genera retornos tangibles a corto y mediano plazo”.

La innovación también toca la puerta de las praderas, pues nuevas variedades de gramíneas y leguminosas, resistentes a la sequía o la inundación, están siendo desarrolladas para adaptarse a distintas zonas del país.

El experto indicó que “no todas las semillas son para todas las tierras”. Por eso, recomendó hacer un análisis de suelo antes de sembrar y no dejarse llevar por modas forrajeras.

En paralelo, la ganadería regenerativa gana seguidores, pues es un modelo que integra la rotación intensiva con una lógica de sostenibilidad en la que los animales consumen el pasto, fertilizan el suelo con su estiércol y contribuyen al control de malezas.


La rotación de las praderas es uno de los modelos implementados por los ganaderos que trabajan en eficiencia y rentabilidad.


Ganancia oculta


Desde su evolución como especie, el rumiante ha sido un experto fabricante de proteína. Gracias a su sistema digestivo, compuesto por rumen, retículo, omaso y abomaso, es capaz de transformar pastos en leche o carne de alto valor biológico. Pero eso sucede si el forraje que consume tiene la calidad adecuada.

Por eso, invertir en praderas no es un lujo, sino una estrategia productiva. Como bien lo expresó Gómez, “una buena pradera se convierte en leche, en kilos de carne o en crías saludables. Una mala, solo sostiene la apariencia de un negocio”. (Lea en CONtexto ganadero: ¿Primero agricultor que ganadero?)

Esto quiere decir que el manejo de pasturas no es una opción, es la base misma de todo el sistema. Las fincas que invierten en sus praderas producen más, gastan menos en suplementos, y se adaptan mejor a los desafíos del clima. Por eso, como diría en abuelo del experto Gómez, “el buen ganadero es, antes que nada, un buen agricultor”.