El periodo posparto se ha convertido en el punto más crítico para las reses colombianas. Con intervalos de hasta 700 días entre partos y terneros de bajo peso al nacer, la ineficiencia reproductiva está costando millones al país. La clave para revertir esta situación está en la nutrición con pasturas eficientes y suplementación adecuada.
En Colombia, donde se ubica el hato número 12 del mundo y el quinto en América Latina, la ganadería de carne enfrenta una paradoja. Aunque el inventario bovino ronda los 30 millones de cabezas, la productividad no crece al mismo ritmo.
Buena parte del problema está en el periodo posparto de la vaca de cría, en donde se pueden exceder ciclos reproductivos, reducir pesos al destete, etc. (Lea en CONtexto ganadero: Criterios para monitorear las vacas en el periodo posparto)
María Bohórquez, especialista en ganadería de carne, advirtió que en Colombia el intervalo entre partos llega a estar entre 550 y 700 días. En un modelo ideal, una vaca debería parir un ternero cada 365 días, pero este retraso significa que muchos animales se están preñando entre el mes 7 y el 13 después del parto, lo cual indica que “estamos teniendo muchas dificultades en preñar esas vacas en el posparto”, aseguró la experta.
Una vaca vacía no solo deja de producir una cría, también interrumpe la lactancia y el ingreso económico que esto representa. Además, las crías que logran nacer son livianas y el intervalo de destete, que va entre los 8 y 9 meses, sigue mostrando indicadores en rojo.
Uno de los factores clave en este proceso es la nutrición. Es por eso que el grupo BIOS, a través de un estudio reciente con más de 200 análisis forrajeros, encontró que el 71 % de las pasturas evaluadas presentaban niveles de proteína cruda inferiores al 10 %.
Además, el 80 % tenía un FDN (fibra detergente neutra) por encima del 65 %, lo que reduce el consumo voluntario del animal, ralentiza la digestión y limita la ingestión de nutrientes esenciales.
De acuerdo con Bohórquez, “la vaca llega al parto con una condición corporal que no le permite recuperarse a tiempo”. La disminución en el consumo de materia seca, días antes del parto, es fisiológica, pero el problema es que ese consumo no se recupera rápidamente después del parto.
Estudios de esta misma compañía demostraron que no solo es un tema de espacio ocupado por el feto en la cavidad abdominal, sino de regulación hormonal que altera el apetito de la vaca durante ese periodo.
Suplementación en finca
Para revertir esa situación, el manejo de suplementación debe ser estratégico. En épocas donde la pastura conserva buena calidad nutricional, puede bastar con una suplementación mineral.
Sin embargo, en momentos donde la fibra predomina y la degradabilidad disminuye, es clave implementar suplementos proteinados o balanceados. Estos últimos, aunque menos usados en ganadería de cría, se convierten en una herramienta fundamental cuando la base forrajera no alcanza a suplir los requerimientos mínimos de materia seca.
Bohórquez insistió en la importancia de manejar cada finca como una empresa, evaluando indicadores productivos, reproductivos y económicos.
“Si el 80% de las fincas ganaderas en Colombia tienen en promedio 50 animales, debemos maximizar la productividad individual de cada vaca”, aclaró. (Lea en CONtexto ganadero: 7 recomendaciones para optimizar la salud de la vaca recién parida)
Finalmente, más allá del número total de animales, el verdadero reto de la ganadería de cría en Colombia está en mejorar los indicadores individuales. Aumentar la ganancia diaria de peso, reducir los días abiertos y lograr un ternero por vaca al año, son metas posibles solo si se actúa sobre la base forrajera y se implementa una suplementación efectiva.