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Foto: infortambo.cl

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Tenga en cuenta estas recomendaciones para disminuir el impacto del estrés calórico

por: - 31 de Diciembre 1969

El estrés calórico refleja unos de los principales factores del medio ambiente que afectan negativamente el desempeño productivo y reproductivo del ganado bovino.

El estrés calórico refleja unos de los principales factores del medio ambiente que afectan negativamente el desempeño productivo y reproductivo del ganado bovino.

Estos cambios y la fisiología de los animales, generan condiciones de estrés debido a la incapacidad que tiene el ganado de hacer frente, a su entorno, según un trabajo de Ángela Patricia Marroquín Espinosa, para su diplomado de reproducción bovina en la Universidad Cooperativa de Colombia.

La profesional realizó una investigación acerca del comportamiento del ganado bovino frente al estrés calórico, tomándolo desde el punto de vista del bienestar animal; conociendo paso a paso los efectos que conlleva el estrés calórico y la reacción frente a esto, además de la aplicación de estrategias como los sistemas silvopastoriles que proveen sombra especialmente en sitios donde la temperatura es mayor a 25°C. (Lea: Pautas para prevenir el estrés calórico en el ganado ante las altas temperaturas)

Cuando hay aumento de temperatura los bovinos acuden a la anorexia voluntaria como mecanismo para reducir la carga térmica. Todo esto se ve reflejado en la conducta de pastoreo cambian los hábitos en horas de la noche donde las temperaturas son más frescas., y al pastar menos, reducen tanto el consumo de alimentos así como la actividad muscular.

Debido a la variación de signos del estrés calórico como jadeo, salivación excesiva, aumento de frecuencia respiratoria, hipertermia (temperatura mayor a 38,5°C), menor consumo de alimentos, resistencia a desplazarse, problemas digestivos, inmunodepresión y en terneros de crianza artificial también trastornos respiratorios y/o digestivos hay afectación en cuanto a la nutrición.

El aumento de las temperaturas disminuye el apetito, reduce el consumo de alimentos y horas de pastoreo, afectando el crecimiento del animal. De acuerdo con lo expuesto por la autora, se ha demostrado que los becerros de los animales de clima tropical tienen una tasa de crecimiento menor que los de clima templado. Además, también se ha encontrado una disminución en la talla.

En términos de reproducción, en el macho se ha comprobado que a medida que aumenta la temperatura ambiental se ve disminuida la espermatogénesis, y aumenta el porcentaje de atipias (alteración en la morfología celular normal) y de espermatozoides muertos.

Además cuando están expuestos a la radiación solar, la calidad y cantidad de producción de esperma disminuye, igual que su libido, a lo cual se suma que una inadecuada termorregulación persistente puede dar lugar a alteraciones en las características del tejido testicular conocida como degeneración testicular. (Lea: Estrés calórico en bovinos)

En el caso de las hembras, el ciclo estral disminuye la intensidad y duración del celo, generando efectos negativos sobre la fertilidad. Las altas temperaturas ambientales afectan el comportamiento sexual, la folículogénesis, la ovulación, la función luteal y la implantación, con consecuencias negativas en la natalidad, y el aumento del intervalo entre partos.

A ello se suma que las vacas con estrés calórico reducen su capacidad de concepción, hasta 3 veces por encima del promedio, 21 días antes a la inseminación.

Por eso, los diferentes factores que conllevan a un estrés calórico se deben minimizar en cuanto al lugar, animal y manejo que se le realiza. Esto se tiene en cuenta debido a que cada raza tiene una condición climática diferente, el tipo de alimentación interfiere en cuanto al confort del animal y el lugar donde se adecua ya sea instalación o potrero (que haya buena ventilación en las dos áreas).

Es indispensable que los animales estén en lugares con sombra, ventilación, agua y alimento adecuados para reducir el impacto del estrés calórico y generar mayor productividad.

En vacas lecheras es recomendable disponer de ventilación adecuada en la sala de ordeño; agua de calidad en cantidad suficiente en bebederos con capacidad de satisfacer los requerimientos después de cada ordeño; sombras ubicadas en el corral de espera pre-ordeño y comederos. (Lea: Efectos del estrés por calor depende de la raza de ganado)

De igual manera, dietas con requerimientos nutricionales que posean baja actividad fermentativa, con el fin de reducir el calor producido en la digestión; dietas ricas en potasio permiten que los animales transpiren normalmente y se mantengan frescos en períodos de altas temperaturas; y dieta con alto contenido de zinc permite el funcionamiento normal de los intestinos de los animales.

Las especies arbóreas en los predios usualmente tienen ventaja sobre las instalaciones que adapte el productor porque ofrecen un efecto de enfriamiento por evapotranspiración, mejor ventilación y menos reflejo de radiación solar.

Los árboles para brindar sombra deben ser altos para permitir la circulación rápida del aire; respetar un mínimo de tres metros cuadrados por cabeza adulta, dos por animal de recría y un metro cuadrado por ternero.

En general se considera 3 a 5 metros cuadrados por animal en sombra. Se debe considerar 4,5 m2 para vacas en lactancia, 4 m2 para vacas secas, 2,4 m2 para novillas entre 6-12 meses y 2,8 m2 para novillas entre 17-26 meses.

Todos estos parámetros se deben de tener en cuenta para que haya un mejor aprovechamiento del potencial del animal en cuanto a la producción y reproducción.