El sacrificio ilegal de bovinos, las fallas operativas del sistema de trazabilidad y las demoras en las guías sanitarias amenazan la salud pública, la legalidad del comercio cárnico y el acceso a mercados internacionales. La Federación Colombiana de Ganaderos advierte que, de no corregirse el rumbo, el deterioro del sistema ganadero podría ser irreversible.
La carta de José Félix Lafaurie Rivera, presidente ejecutivo de la Federación Colombiana de Ganaderos (Fedegán) llegó a los despachos del Senado con cifras concretas. Aunque hay más ganado, el sacrificio formal disminuye y la informalidad se dispara sin control.
En una carta dirigida a la Comisión Quinta del Senado, líder de los ganaderos advirtió que Colombia enfrenta una crisis estructural en su sistema ganadero, y la institucionalidad encargada de regularlo no está a la altura del reto. (Lea en CONtexto ganadero: Subastas ganaderas están al borde del colapso por inestabilidad del Sinigan)
En el centro del problema están el crecimiento del sacrificio clandestino, la inconsistencia en los controles sanitarios y las fallas operativas y tecnologías del Sistema Nacional de Identificación e Información del Ganado Bovino (Sinigán), herramienta clave para garantizar la trazabilidad de la carne.
Crece el sacrificio ilegal
Pese a que el sector ganadero fue uno de los pocos que impulsó el crecimiento económico del país en el primer trimestre de 2025 (con un aumento del 13,8 % en la faena bovina y del 12,1 % en la producción de leche cruda, según cifras del DANE), su desarrollo estructural se ve bloqueado por la ineficiencia de los bienes públicos que deberían facilitar el crecimiento.
Lafaurie Rivera no dudó en señalar el flagelo que más golpea hoy a toda la cadena de valor de la carne, el sacrificio clandestino de más de 1,2 millones de bovinos al año. Esta práctica no solo pone en riesgo la salud pública, al eludir controles sanitarios, sino que representa una competencia desleal para la industria legal, encarece la producción formal y debilita las exportaciones de carne colombiana.
“En la última década los precios de carne de res al consumidor no han disminuido, lo que evidentemente refleja que no se ha tenido una caída real en la demanda, pero sí se está consumiendo de manera diferente, y especialmente desde un origen informal o clandestino que no hace parte de las estadísticas”, advirtió Lafaurie Rivera.
El Sistema Nacional de Identificación e Información del Ganado Bovino (Sinigán), que busca garantizar la trazabilidad bovina, lleva varios años con graves problemas y pocos avances. Foto: ica.gov.co
Trazabilidad debilitada
Según el dirigente gremial, el sacrificio ilegal ha prosperado gracias a las fallas del sistema de trazabilidad. A pesar de la creación del Sinigan mediante la Ley 914 de 2004, su implementación se ha visto obstaculizada por decisiones políticas, falta de coordinación institucional y serios problemas tecnológicos.
Bajo la gestión de Fedegán al frente del sistema, se adelantaron exitosamente modelos de trazabilidad que hoy son referentes, como la identificación en la Zona de Alta Vigilancia fronteriza con Venezuela, clave para mantener el estatus del país libre de aftosa con vacunación.
No obstante, el gobierno decidió trasladar su manejo en 2012 al Instituto Colombiano Agropecuario (ICA), que a juicio del dirigente del gremio cúpula fue “una decisión política, sin ningún soporte ni argumento técnico valedero”.
A ello se suma las deficiencias en la expedición de las Guías Sanitarias de Movilización Interna (GSMI), herramienta esencial para rastrear el origen y destino de los animales movilizados. Las reiteradas caídas del sistema, las fallas en la pasarela de pagos y la deficiente conectividad rural afectan la movilización de ganado y tienen graves consecuencias económicas, sanitarias y logísticas para el sector ganadero.
Lafaurie Rivera aseguró que “en el último año y medio son reiterados los casos de caída del sistema SIGMA/Sinigán, así como la pasarela de pagos y la conectividad, afectando sensiblemente la movilización de bovinos y bufalinos con destino a predio, feria o planta, deteriorando la dinámica económica de las regiones ganaderas del país”.
Los datos confirman que, en 2024, la movilización formal de animales cayó de 18,1 millones a 13,4 millones, lo que evidencia un aumento paralelo de las rutas ilegales. De igual manera, hay una marcada diferencia entre el número de animales movilizados con guía y los registrados oficialmente como sacrificados.
Tres soluciones urgentes
Las consecuencias comprometen el bienestar animal, pues se obstaculiza el comercio internacional, y el país pone en juego su estatus sanitario frente a mercados exigentes como el estadounidense o el europeo. (Lea en CONtexto ganadero: Conozca el paso a paso para el adecuado manejo del Sinigan)
En la carta, Lafaurie Rivera propuso soluciones concretas. Primero, la plena implementación del Sinigán, con recursos y respaldo técnico del Ministerio de Agricultura. Segundo, la descentralización de la expedición de guías mediante operadores validos localmente. Y tercero, una articulación efectiva entre ICA, Invima, autoridades policiales y judiciales para combatir el sacrificio clandestino con sanciones ejemplares.
Finalmente, el mensaje de fondo de la carta no es únicamente una denuncia, sino un llamado a corregir el rumbo antes de que el deterioro del sistema sea irreversible.