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¿Qué se viene para el comercio de la carne y leche en 2026?

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La demanda de carne de res viene muy bien y por eso los precios internacionales están subiendo nuevamente. En leche, la demanda global ha venido disminuyendo y, por esa razón, los precios internacionales se han mantenido más bajos.

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Análisis: ¿Qué se viene para el comercio de carne y leche en 2026?

por: Angie Barbosa- 31 de Diciembre 1969

El sector ganadero colombiano afrontará en 2026 un escenario marcado por retos y oportunidades. Óscar Cubillos, jefe de Planeación y Estudios Económicos de Fedegán, analiza comercio de carne y leche, consumo interno, exportaciones, mercados clave y los factores económicos, políticos y sanitarios que incidirán en su desempeño.

El sector ganadero colombiano afrontará en 2026 un escenario marcado por retos y oportunidades. Óscar Cubillos Pedraza, jefe de Planeación y Estudios Económicos de Fedegán, analiza comercio de carne y leche, consumo interno, exportaciones, mercados clave y los factores económicos, políticos y sanitarios que incidirán en su desempeño.



CONtexto ganadero: ¿Cuáles cree que serán los principales cambios en el comercio de carne y leche?


Óscar Cubillos: El incentivo a exportar dependerá de que el precio internacional de la carne sea lo suficientemente atractivo y tenga una tendencia alcista. En contraste, la tasa de cambio va a la baja, lo que está desestimulando la exportación. De cara a 2026, lo que habría que observar es en qué medida el precio internacional de la carne puede compensar el desincentivo que hoy genera la tasa de cambio. Si la exportación de carne se desestimula, habrá mayor oferta en el mercado interno, lo que debería conducir a mayor estabilidad de precios para el consumidor. Sin embargo, sería muy atrevido afirmarlo desde ahora, porque la dinámica exportadora, con la compensación del FEP, se mantiene a pesar de la tasa de cambio desfavorable, aunque con volúmenes menores frente a los observados en enero, febrero y marzo de 2025. De hecho, los niveles de exportación han venido reduciéndose hacia septiembre y octubre.

Si la exportación logra mantener un buen dinamismo, ojalá con una combinación favorable entre tasa de cambio y precio internacional, la relación de precios al consumidor se mantendría estable, similar a lo observado en los últimos años. A esto se suma una variable clave en el mercado interno: el ingreso de las familias. En los últimos dos años, el salario mínimo ha tenido incrementos importantes, lo que ha permitido un mayor consumo y ha impulsado la faena desde el segundo semestre de 2024. No obstante, durante 2025 esto también generó efectos inflacionarios, especialmente en la carne de res, que ha subido más que productos sustitutos como pollo, cerdo, huevos o pescado. En ese contexto, la combinación de variables pasa por asegurar una oferta suficiente, que el mercado colombiano sí tiene, con cerca de 30 millones de animales.

Al final, todo dependerá de variables macroeconómicas: del ajuste del salario mínimo y de que el aumento en el ingreso de las familias no termine generando más inflación. Con el dinamismo observado desde el segundo semestre de 2024, lo esperable en 2026 es que continúe el crecimiento de la faena, tanto para el mercado interno como para el internacional, pero a tasas menores que en 2025. Este año la faena crece cerca del 8 %, impulsada por una base de comparación baja en 2024; en 2026, con una base más alta, los crecimientos serían más moderados, del 3, 4 o 5 %, lo que sigue siendo un resultado positivo


CG: ¿Ve un escenario más favorable o restrictivo para los exportadores?


OCP: En general, el escenario es más restrictivo. En noviembre de 2022 la tasa de cambio llegó a 5.100 pesos y hoy está alrededor de 3.850, es decir, 1.250 pesos menos por dólar recibido, lo que representa una pérdida importante para los exportadores.

La única forma de compensar ese efecto sería que el precio internacional de la carne suba. Viene aumentando, pero no en los niveles de 2021 y 2022, por lo que la compensación es limitada. Si el precio mejora, puede mitigar el impacto para quienes exportan carne, pero no para quienes exportan animales en pie, que dependen mucho más de la tasa de cambio y de la competitividad frente a Brasil.

En Brasil, la moneda puede apreciarse o depreciarse con frecuencia, y hoy el kilo en pie, expresado en dólares, es más barato que el colombiano. Ahí está la principal dificultad y la diferencia frente a quienes exportan carne, lo que refuerza que el escenario sea más restrictivo.


CG: ¿Qué factores van a pesar más: precios, política, clima o consumo?


OCP: Todos. Los precios, tanto a nivel internacional —por la tasa de cambio— como en el mercado interno, donde una mayor oferta de carne o de animales podría presionar a la baja los precios al consumidor. La política, sin duda, será determinante: es un año electoral, con posibles cambios en el rumbo del país, y probablemente el factor más influyente, porque termina impactando los precios.

En cuanto al clima, el IDEAM prevé condiciones normales, sin fenómenos de El Niño ni La Niña, por lo que será un tema para revisar más adelante, hacia el segundo trimestre o el segundo semestre, según cómo evolucione. Y el consumo es clave: si la relación entre precios e ingreso de las familias se mantiene favorable, el consumo de carne continuará, mejorará la faena, el sacrificio y también el acopio de leche.


CG: ¿Cómo se espera que evolucione la demanda global de carne y lácteos?


OCP: La demanda de carne de res viene muy bien y por eso los precios internacionales están subiendo nuevamente. Ahí hay oportunidades. Lo clave es que, dada la coyuntura de una tasa de cambio a la baja, esa demanda sea lo suficientemente fuerte para impulsar los precios y compensar las pérdidas que se están generando por el tipo de cambio. En general, la demanda de carne viene mejorando.

En leche, el comportamiento es distinto. La demanda global ha venido disminuyendo y, por esa razón, los precios internacionales se han mantenido más bajos. Son dos dinámicas diferentes que deben tenerse en cuenta.


CG: ¿Qué mercados crecerán más y cuáles podrán estancarse o caer?


OCP: En carne, el mayor crecimiento lo están mostrando China y Asia Pacífico, con un consumo de carne de res en aumento, asociado a mayores ingresos y hábitos más occidentalizados. En ese contexto, Colombia debería seguir aprovechando mercados como China y Hong Kong, y, si se logra avanzar en la agenda comercial, concretar otros como Indonesia o Malasia.

También siguen siendo relevantes Medio Oriente y Norte de África, especialmente para animales en pie, aunque con limitaciones por temas cambiarios. En cuanto a Estados Unidos, es poco probable una apertura en 2026; ese escenario dependerá de quien quede en la Casa de Nariño.

En leche, las exportaciones están más concentradas en los mercados vecinos, en especial Venezuela, y en menor medida en Estados Unidos, que hoy representa cerca de una cuarta parte de las ventas externas. En este caso, será clave resolver los temas de diplomacia comercial para aprovechar mejor ese mercado.


CG: ¿Cuáles son las principales barreras comerciales y sanitarias?


OCP: Las barreras han ido cambiando, pero hoy se concentran principalmente en dos frentes. Por un lado, están las exigencias de sostenibilidad, especialmente en la Unión Europea, donde no se permite el ingreso de carne que no demuestre que proviene de predios con cero deforestación.

Por otro lado, está la admisibilidad sanitaria, un tema que puede resolverse con el tiempo, pero que hoy es clave. Mientras mercados como China o Estados Unidos están más enfocados en el consumo y menos en estos requisitos, países como la Unión Europea sí imponen mayores condiciones. En ese contexto, la prioridad para Colombia es resolver la admisibilidad sanitaria para Estados Unidos, que hoy representa la principal barrera comercial.


CG: ¿Qué preocupaciones existen sobre la carne y leche en el mercado interno?


OCP: La principal preocupación es el comportamiento del precio de la carne de res en el mercado interno. En 2024, el crecimiento fue de apenas 0,7 %, lo que favoreció el consumo. En 2025, ese consumo se mantuvo impulsado por los aumentos del salario mínimo, pero eso también llevó a un fuerte incremento en los precios: a noviembre, el IPC de la carne de res alcanzó 8,8 %, muy por encima del cerdo y el pollo.

Si en 2026 hay un nuevo ajuste importante del salario mínimo, eso estimulará el consumo, pero también podría seguir presionando al alza el precio de la carne por mayor demanda. Aun así, ese escenario permitiría que la faena continúe creciendo.

En el caso de la leche, los precios al consumidor han sido moderados este año y el anterior, lo que ha favorecido el consumo. La expectativa es que, incluso con ajustes salariales altos, los precios se mantengan en niveles similares, lo que sería un escenario favorable.


CG: ¿Qué rol jugarán China, Estados Unidos y la Unión Europea en 2026?


OCP: China seguirá siendo clave en 2026, como principal comprador de carne colombiana, en un contexto de recuperación económica que podría permitir mejores precios. Estados Unidos continúa siendo la gran tarea pendiente: es poco probable una apertura en 2026, aunque podría avanzarse en el cierre del proceso para una eventual admisibilidad en 2027, siempre que se resuelvan temas como la trazabilidad en fincas y haya avances en la diplomacia comercial.

La Unión Europea no aparece como un mercado cercano, debido a las exigencias de cero deforestación y la falta de admisibilidad sanitaria. Su influencia será más indirecta, ya que cambios en su demanda pueden presionar al alza los precios internacionales. Aun así, el foco para Colombia debe ser acceder a mercados de mayor valor, especialmente Estados Unidos, que paga precios muy superiores frente a China.


CG: ¿Dónde ve las mayores oportunidades para productores y exportadores?


OCP: La principal oportunidad está en el mercado interno, el tercero más grande de América Latina, con 53 millones de consumidores, lo que hace clave que los precios al consumidor no suban demasiado. En exportaciones de carne, los destinos seguirán siendo similares: China, Medio Oriente, Norte de África, Asia Pacífico, Rusia, El Salvador y el Caribe, siempre que la relación entre tasa de cambio y precios internacionales se mantenga estable.

El gran objetivo es sumar a Estados Unidos como mercado de mayor valor entre 2026 y 2027. En animales en pie hay pocos destinos, y en leche las oportunidades se concentran en Venezuela y Estados Unidos, con riesgos asociados al contexto político venezolano.


CG: Si tuviera que dar una sola recomendación para prepararse para 2026, ¿cuál sería?


OCP: Que los precios al consumidor no suban, o lo hagan lo menos posible. Cuando el consumidor tiene capacidad de compra, se dinamiza toda la cadena, tanto en carne como en leche. Mantener precios estables es clave, aunque el contexto inflacionario puede generar dificultades.