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El campo no descansa: los héroes invisibles que alimentan a Colombia

Melanny Orozco 01 de Mayo 2025
Del amanecer al anochecer: el sacrificio que pocos ven y todos disfrutanFoto: Fedegán FNGLos trabajadores rurales no conocen de horarios convencionales, porque el ganado no espera.

Cada 1° de mayo, mientras se alzan pancartas en las ciudades, los productores siguen ordeñando, arriando y sosteniendo la seguridad alimentaria del país. Lejos del ruido mediático, miles de trabajadores rurales sostienen la economía enfrentan abandono estatal, inseguridad y falta de reconocimiento.


En el Día del Trabajo, los verdaderos héroes rurales siguen trabajando, sin feriados, sin horario y sin aplausos, garantizando el alimento de millones de personas.

En las fincas ganaderas de Colombia, no hay días festivos. Mientras gran parte del país descansa, en el campo las labores comienzan antes del amanecer.

Los trabajadores rurales no conocen de horarios convencionales, porque el ganado no espera. La lechería, el ordeño, los partos, las vacunaciones y el manejo de potreros requieren atención constante, llueva o truene.

Para Francisco Serna, ganadero del suroeste antioqueño, la conmemoración del primero de mayo está “completamente politizada” y deja por fuera a quienes realmente sostienen la despensa nacional.

“Esta persona honesta, humilde, que día a día nos proporciona el alimento diario, pasa totalmente desapercibida”, aseguró. (Lea en CONtexto ganadero: El oficio del ganadero, un vínculo entre hombre, animal y tierra)

Según su visión, el trabajador del campo merece no solo un homenaje simbólico, sino un respaldo real en seguridad, sostenibilidad y políticas de apoyo.


Sin pausas ni privilegios


El trabajador ganadero tiene una carga invisible, garantizar que los alimentos lleguen a las mesas urbanas, aun cuando las condiciones políticas, económicas y sociales se tornen adversas.

En Colombia, hay más de 600.000 familias que dependen directamente de la ganadería, muchas de ellas alejadas del sistema de producción social y laboral que rige en las ciudades.

Jairo de Jesús Hernández, presidente de la Federación de Ganaderos de Sincé, destacó el compromiso silencioso del trabajador rural, cuya labor no conoce de pausas ni privilegios.

“Esta masa de trabajadores no tiene horario de entrada ni salida, no tienen festivos ni dominicales. Todos los días debemos darles de comer a 50 millones de colombianos. Y lo hacemos sin protestas, sin sindicatos, sin beneficios”, declaró.

Pero no todo es voluntad. La situación actual del sector, de acuerdo a Hernández, es crítica. (Lea en CONtexto ganadero: Un alto en el camino para honrar a nuestros campesinos)

“El gobierno Petro no es amigo de los ganaderos. No ha valorado la fuerza económica que representa la ganadería en Colombia. El temor constante por expropiaciones disfrazadas, avalúos injustos, importación de leche subsidiada y el abandono estatal en infraestructura, ha frenado la inversión y bajado la productividad”, manifestó.


Testimonios silenciosos


Durante la pandemia, el sector agropecuario fue uno de los pocos que no paró ni un solo día. Y eso no se logró desde los escritorios de la capital colombiana, sino en las madrugadas del campo, en los potreros, en las mangas de ordeño.

La constancia del trabajador rural permitió que nunca faltara la carne ni la leche en los supermercados. Y aún así, esa hazaña pasó casi inadvertida.

“La sostenibilidad en el campo debe ser integral: económica, social, ambiental y sobre todo, segura. Sin seguridad en los campos, no hay futuro”, advirtió Serna.

Para este productor, el campo sufre mucho abandono, y en algunas zonas, hay amenaza de grupos armados. La inseguridad y la falta de garantías están obligando a muchos a abandonar el campo, o a resistir en condiciones indignas.


Más allá del discurso


En este primero de mayo, más allá de las consignas ideológicas, el sector ganadero exige un reconocimiento real. Que se refleje en precios justos, en subsidios para producir, en infraestructura rural digna y en una producción comercial que no sacrifique al productor nacional.

“No pedimos favores, pedimos justicia. Que el Estado no se valga de nuestro esfuerzo para subsidiar a los consumidores sin compensarnos. Nosotros ya subsidiamos con nuestro sudor”, concluyó Hernández.


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