En Rotterdam está la primera granja lechera flotante del mundo

Con el fin de contribuir en la solución de la seguridad alimentaria Peter van Wingerden, fundador de la empresa de desarrollo inmobiliario holandesa Beladon, construyó la primera granja lechera flotante del mundo.

En 2012, al escuchar que las inundaciones del huracán Sandy habían paralizado el sistema de distribución de alimentos de la ciudad de Nueva York, se imaginó que las granjas urbanas a base de agua podrían aumentar la seguridad alimentaria, reporta el portal Wired.com. (Lea: Granjas inteligentes flotantes, una respuesta a la hambruna)

Sin embargo, la tarea no fue fácil y debieron pasar muchos años antes de convertirse en una realidad.

Entre los problemas que debió solucionar estaba saber si las vacas se marean en el agua. Una pregunta que, en el momento en que puso en marcha la empresa, no tenía respuesta. Pero resulta que no. Si la granja flotante es suficientemente estable, las vacas no muestran ningún problema por navegar, señala el informe. (Lea: Conozca el comportamiento de sus vacas para detectar anomalías)

El establo de 4,843 pies cuadrados flota en pontones de concreto anclados por dos vigas de acero que se introducen 65 pies en el fondo del mar. La estructura sube y baja con las mareas de 8 pies y nunca se inclina más de 11 pulgadas, incluso en vientos que superan las 70 mph.

El siguiente factor a contemplar fueron los desechos. Cada día a bordo de este ecosistema en gran medida autosuficiente, las vacas comen cáscaras de papa y recortes de hierba, luego liberan más de 5,700 libras de estiércol, que un robot absorbe y arroja por un pozo a una plataforma debajo. La orina se recoge, filtra y depura. (Lea: ¿Qué países aprovechan estiércol para producir energía limpia?)

Cada día, varias ordeñadoras automáticas recogen la leche de las vacas, que se trata y embotella en la propia granja flotante. De ahí, se lleva a embarcaderos y se transporta a negocios locales donde la leche llega al consumidor.

Sin embargo, se trata de una solución muy cara. Van Wingerden ha hablado con compañías y desarrolladores de alimentos que buscan traer lecherías boyantes a Singapur, Dubai y Nueva York. Por desgracia, los expertos dicen que las granjas flotantes a gran escala serían prohibitivamente caras y dependerían de demasiados recursos para mantenerse sostenibles. Pero Van Wingerden espera que ver vacas pastando en un bote genere un pensamiento creativo para la producción de alimentos en el futuro, señala el portal.