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Microorganismos eficientes para la producción de cerdos

Foto: Imagen de wirestock en Freepik

El uso de microorganismos efectivos (ME) reduce significativamente la necesidad de productos químicos para desinfección y control de plagas.

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Microorganismos eficientes, fórmula para cerdos sanos y corrales sin olores

por: Angie Barbosa- 31 de Diciembre 1969

Una innovadora tecnología basada en bacterias benéficas está cambiando la manera de criar porcinos: mejoran la salud animal, reducen aromas desagradables y disminuyen el impacto ambiental. Cada vez más productores apuestan por ellos en sistemas como la cama profunda.

Una innovadora tecnología basada en bacterias benéficas está cambiando la manera de criar porcinos: mejoran la salud animal, reducen aromas desagradables y disminuyen el impacto ambiental. Cada vez más productores apuestan por ellos en sistemas como la cama profunda.


La aplicación de microorganismos eficientes (ME) en la producción animal está en auge, especialmente en la porcicultura, donde su uso ha demostrado beneficios tangibles en el bienestar de los animales, el manejo ambiental y la eficiencia del sistema productivo.

Esta tecnología, desarrollada inicialmente en Japón en los años 60 por el profesor Teruo Higa, ha evolucionado desde la agricultura hasta tener un papel clave en la producción porcina. (Lea en CONtexto ganadero: Qué es lo más importante en una granja de cerdos)

Los ME son una mezcla de más de 80 especies microbianas que, al ser aplicadas en suelos o sistemas de producción animal, promueven la descomposición orgánica, suprimen patógenos, reducen olores y optimizan el aprovechamiento de nutrientes.

Wilfred Alexis Lozano Quintero, productor ganadero y porcicultor, explicó a CONtexto ganadero cómo ha integrado esta tecnología en su sistema.

“Reconociendo que un buen ambiente es esencial para que los animales expresen su potencial genético, complementamos este manejo con el uso de microorganismos eficientes en las camas, lo que mejora la higiene, la salud y el desempeño de los animales”.


Cama profunda


Uno de los sistemas donde más se destacan los microorganismos eficientes es el de cama profunda, una técnica que evita el lavado y remoción frecuente de los desechos.

En este modelo, los residuos orgánicos permanecen en la cama por varios meses, lo cual podría generar un foco de enfermedades si no se maneja adecuadamente. Sin embargo, gracias a los ME, se logra una descomposición rápida y eficiente.

“El sistema de cama profunda no genera olores, ya que la descomposición se maneja de forma eficiente, evitando el efecto invernadero”, aseguró Lozano. (Lea en CONtexto ganadero: Pros y contras de las camas profundas en la porcicultura)

La base del sistema es la cascarilla de arroz, que se renueva cada ciclo, mientras los microorganismos se aplican a diario.

Los ME evitan la proliferación de moscas, ya que no se permite su incubación, aunque no se puede garantizar una completa ausencia”, precisó.

Esta práctica mejora las condiciones sanitarias y ambientales, y también tiene implicaciones productivas. La cama se transforma en un sustrato orgánico que puede reincorporarse a los suelos, mejorando su estructura y fertilidad.

La técnica de cama profunda evita el lavado y remoción frecuente de los desechos.


Más salud, menos químicos


Los ME cumplen un rol esencial en la prevención de enfermedades y en el control biológico de ectoparásitos.

“La principal función de los microorganismos eficientes es generar una simbiosis entre la materia fecal y el ambiente”, explicó el productor.

Esto impide la proliferación de hongos y bacterias causantes de malos olores y problemas sanitarios, favoreciendo la salud de los cerdos.

Además, el uso de ME reduce significativamente la necesidad de productos químicos para desinfección y control de plagas. Esto no solo disminuye costos, sino que también responde a una creciente demanda por sistemas productivos más sostenibles y amigables con el ambiente.


Producción casera


Aunque existen opciones comerciales, muchos productores como Lozano prefieren fabricar sus propias cepas. El proceso, según él, es económico y sencillo.

“Generalmente, toma entre 27 y 30 días. Nosotros usamos sueros lácteos, que obtenemos como subproducto del proceso de cuajado de la leche, como base para los microorganismos”, indicó.

A esto se le añade melaza y concentrados, dependiendo de su uso. De este modo, los microorganismos se adaptan a la alimentación de los animales, lo que asegura que, al ser incorporados al suelo, descompongan la material fecal y la transformen en nutrientes útiles para las plantas.

“Aunque podría parecer un manejo complicado, con las condiciones adecuadas y el espacio mínimo para los animales, logramos obtener resultados sorprendentes”, concluyó Lozano.