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Foto: www.ganaderiaproductivaymaslimpia.com.

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Consejos a la hora de elegir un suelo apto para la ganadería

por: - 31 de Diciembre 1969

Son muchos los factores que definen si su suelo es apto o no para la actividad pecuaria. Los aspectos topográficos, químicos y físicos del terreno se deben tener en cuenta a la hora de que un productor o ganadero decida que explotación y manejo le va a dar a su predio.

Son muchos los factores que definen si su suelo es apto o no para la actividad pecuaria. Los aspectos topográficos, químicos y físicos del terreno se deben tener en cuenta a la hora de que un productor o ganadero decida que explotación y manejo le va a dar a su predio.   Antes de definir la actividad y conocer la vocación de predio, se debe buscar la integración de todos los actores de la cadena productiva. Suelo, animales, comportamiento, manejo, salud y alimentación se definirán para que el ecosistema progrese mientras se produce carne y leche.   CONtexto Ganadero habló con varios expertos en el tema para conocer cuáles son las características que los productores deben tener en cuenta para saber si su predio es apto o no para la ganadería. Esto fue lo que dijeron. (Lea: Tipos de suelos y formas de tratarlos a favor de la ganadería)   Relieve   De acuerdo con Sergio Mejía, ingeniero agrónomo, Phd en ciencias agrarias e investigador en la Corporación Colombiana de Investigación Agropecuaria, Corpoica, si la topografía del terreno es muy inclinada, de más de 30 o 40 grados, se podría decir, que ese predio no es apto para la ganadería porque traería problemas de erosión y probablemente se estaría hablando de unas zonas para reforestación.   Suelos inundables   Mejía explicó que si los terrenos son encharcables, tampoco son aptos para la actividad pecuaria, pues las pezuñas de los bovinos sufren muchos cuando hay excesos de humedad.   También hay que pensar en que si los predios tienen estas características podrían ser zonas protegidas en las que no se debería trabajar con bovinos.   En este sentido, Ricardo Antonio Ramírez, profesional en Montería de Proyectos Estratégicos del Fondo Nacional del Ganado, FNG, coincidió con el ingeniero, en que es primordial que los suelos no sean inundables.   Los suelos que son de topografía plana tienden a tener esta problemática, por lo cual se recomienda que lo primero que cualquier agricultor o productor pecuario debe hacer en su predio es establecer los niveles del mismo, con el fin de saber cómo y por dónde drenar el agua. (Lea: Aprenda técnicas para controlar el agua en terrenos bajos)   Fertilidad   El ingeniero agrónomo explicó que desde el punto de vista de la fertilidad de los suelos, no habría ninguna limitación en implementar un sistema de explotación para la ganadería, lo que sí habría que tener en cuenta, es contar con especies forrajeras que se adapten a esas condiciones del terreno con el que se cuente.   “Lo fundamental no es solo conocer químicamente el terreno a través de un análisis de suelo, para el cual recomiendo el estudio que hace Corpoica, que no es muy costoso, sino también comprender los aspectos físicos del mismo, como por ejemplo, si hay problemas de compactación o que tan profundas son las raíces”, enfatizó Mejía.   Ramírez aseveró que cuando se hace un análisis de suelo, se puede determinar qué clase de pasturas se pueden sembrar, pues hay pastos que resisten la sequía más que otros, que se adaptan mejor a la baja fertilidad del suelo, a la sombra, a la época fresca del año o de menor radiación solar.   Tipo de ganado y explotación   Según el profesional del FNG, también es importante considerar si se va a implementar ganado de leche, carne o doble propósito y si va a ser una explotación intensiva que consiste en la industrialización de la explotación ganadera o una extensiva, con la cual se busca utilizar el territorio de una manera perdurable. (Lea: Ganadería Intensiva Vs. Ganadería Extensiva)   Cuando los suelos no son aptos para cultivar, se podría promover el desarrollo de la ganadería de una forma sostenible, es decir, sin sobrepasar la capacidad del suelo, sin olvidar las zonas de protección ambiental, como los bosques húmedos de la selva, las cuales deben conservarse