Mientras las autoridades parecen no dar abasto, el gremio ganadero enfrenta una ola creciente de inseguridad que va desde abigeato hasta secuestros. Los Frentes Solidarios de Seguridad y Paz, junto con las comunidades rurales, se convierten en los principales actores en la defensa del territorio y la protección de los productores.
En solo siete días, el campo colombiano fue escenario de 25 hechos de inseguridad que encendieron las alarmas del gremio ganadero. De esos, siete casos golpearon directamente a productores rurales, víctimas de delitos que van desde el abigeato hasta secuestros, mientras la respuesta institucional sigue siendo débil y fragmentada.
El panorama fue reportado por los coordinadores de Fedegán y los Frentes Solidarios de Seguridad y Paz durante la semana del 6 al 12 de octubre. (Lea en CONtexto ganadero: ¿Qué medidas se están tomando en el Cesar para frenar el abigeato y carneo?)
Aunque en todos los casos hubo actuación de la Policía Nacional, solo dos hechos llegaron a instancias judiciales con denuncias formales; los otros cinco quedaron en el silencio de los llanos y las montañas.
Uno de los casos más sensibles es el del reconocido ganadero Walter Zubieta Torres, raptado el pasado 3 de octubre en su finca, ubicada en Tame, Arauca. Su desaparición, sin pistas claras ni pronunciamiento oficial por parte de las autoridades, ha generado angustia y zozobra en el Piedemonte araucano, donde es ampliamente conocido en el sector.
El miedo también golpeó a la comunidad de Sardinata, Norte de Santander. Allí, el señor Belisario Peñaranda Galaviz, de 80 años, fue secuestrado en su finca por hombres encapuchados, vestidos con uniformes y fuertemente armados.
A esta persona la condujeron con rumbo a la vereda La Esmeralda, sin dejar rastro ni exigir rescate. La incertidumbre crece mientras los familiares esperan un contacto que no llega.
El protagonista de la semana
De los siete casos que afectaron directamente al gremio, cuatro corresponden a abigeato, dos al robo de carneros y uno a secuestro. En total, se calcula una afectación de al menos 18 semovientes.
Aunque se trata de uno de los delitos más antiguos del campo, el abigeato ha evolucionado con métodos cada vez más organizados, y sigue siendo uno de los más difíciles de combatir debido a la baja denuncia y la débil judicialización.
Los departamentos más afectados fueron Risaralda, Atlántico, Arauca y Cundinamarca, este último con tres reportes. De los siete hechos, cinco fueron atribuidos a delincuencia común y dos a estructuras organizadas. La línea que divide ambos tipos de criminalidad se vuelve cada vez más difusa para quienes viven a diario con la amenaza.
Comunidad en acción
En el municipio de Confines, Santander, el campo dio una lección de resistencia organizada, pues un grupo de personas llegó en cuatro buses, presuntamente para invadir predios en el sector de Macanillo.
Algunos portaban chalecos que los identificaban como defensores de derechos humanos. Sin embargo, la comunidad, articulada con autoridades locales y fuerzas del orden, impidió el asentamiento de los invasores y logró expulsarlos sin violencia.
Este episodio refleja que ante la falta de presencia estatal efectiva, son las propias comunidades las que se ven forzadas a actuar como primera línea de defensa. (Lea en CONtexto ganadero: La inseguridad en el Cesar no termina, se reinventa)
El general (r) Fernando Murillo, líder de los Frentes Solidarios de Seguridad y Paz, advirtió sobre el avance del crimen en las zonas rurales. En sus palabras, “los hechos analizados reflejan una afectación directa al gremio ganadero, con una participación clara de la delincuencia común y también de estructuras organizadas”.
Murillo insistió en que los Frentes Solidarios son un mecanismo de articulación con Fedegán y las autoridades locales para fortalecer la seguridad en el campo. "Estamos articulando información y capacidades para proteger a nuestros productores", concluyó.