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Cundinamarca bajo el agua: precipitaciones históricas tienen a los productores en crisis

Angie Barbosa 29 de Mayo 2025
Cundinamarca bajo el aguaFoto: elespectador.comPara el sector ganadero, la combinación de humedad y falta de infraestructura adecuada representa un peligro.

El invierno azota con fuerza al departamento, dejando a su paso pérdidas económicas millonarias y una crisis que golpea especialmente a los pequeños productores. Productores y expertos piden soluciones urgentes para enfrentar las lluvias intensas y evitar que la crisis se profundice.


El departamento de Cundinamarca enfrenta una de sus peores temporadas invernales. Según el gobernador Jorge Emilio Rey, en entrevista para RCN, la situación es crítica: “Hemos tenido en este mes de mayo 52 emergencias, 212 en lo que va corrido del año. En mayo ha llovido 50 % por encima del promedio histórico. En junio el Ideam dijo que el incremento será de 20% frente al año anterior, lo que significa que vamos a tener más de 45 días en esta situación”.

Rey también destacó la importancia de mantener los sistemas de drenaje limpios: “Normalmente en los municipios de la Sabana cuando ocurren los hechos están relacionados con ocupación por residuos o materiales de escombros de construcción de los sistemas de alcantarillado. Hacer mantenimiento continuo es absolutamente vital”.

El impacto es devastador para el sector ganadero. Alberto Carrillo, productor de Fúquene, describe la angustia de los días más difíciles: “Estas épocas invernales nos afectan mucho, yo me estoy quedando sin pastos, hay días que amanece muy encharcado. Esperamos que la situación no empeore”. (Lea en CONtexto ganadero: Ganaderos de Cundinamarca, en crisis por cortes de luz, vías e inseguridad)


Golpe a la productividad


Para el sector ganadero, la combinación de humedad y falta de infraestructura adecuada representa un peligro. Así lo explicó Juan Diego Rivera Tovar, médico veterinario.

“La temporada de invierno representa uno de los mayores desafíos para la ganadería colombiana. Con más del 86 % de los productores operando en unidades productivas de menos de 20 hectáreas, y con una infraestructura rural históricamente rezagada, las lluvias intensas se traducen en afectaciones tanto sanitarias como económicas, logísticas y productivas”, aseguró.

La situación es particularmente grave en términos sanitarios. Rivera señaló que “la humedad persistente en corrales, salas de ordeño y potreros incrementa la incidencia de mastitis ambiental, una de las principales causas de pérdida de calidad de leche en el país”.

Esta enfermedad, junto con la pododermatitis infecciosa y las patologías vectoriales como la babesiosis, golpea especialmente a los pequeños productores que carecen de herramientas para enfrentarlas.

Además, la saturación de los suelos por las lluvias compromete las praderas. Rivera advierte: “En regiones como el altiplano cundiboyacense o el Eje Cafetero, donde predomina el pastoreo rotacional, se estima que el 40 % de las praderas pueden perder su capacidad de carga por mal drenaje o sobrepastoreo durante el invierno”.


Urgente: infraestructura y apoyo


Los efectos del invierno van más allá de los potreros. La imposibilidad de movilizar la leche es otro de los grandes retos. Según cifras de DANE y Fedegán, cerca de 7.000 millones de litros de leche se producen al año en Colombia, y aproximadamente la mitad se genera en zonas rurales con deficiencias en conectividad vial. En invierno, hasta un 20 % de la leche no logra ser recogida por las plantas, lo que se traduce en pérdidas millonarias para los productores.

Rivera insiste en que la solución no puede esperar: “Colombia requiere una respuesta estructural. Esto implica inversión urgente y sostenida en infraestructura vial terciaria, políticas que promuevan la formalización del pequeño productor, capacitación técnica continua en sanidad y manejo de praderas, acceso real a seguros agropecuarios y financiamiento para inversiones en bioseguridad y bienestar animal”.

Sin medidas inmediatas, el invierno seguirá cobrando factura. Los productores, como Alberto Carrillo, piden que no se les deje solos frente a una crisis que amenaza su sustento y, por extensión, la seguridad alimentaria del país.


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