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El tormento continúa: ganadero liberado tras secuestro en Cesar sigue bajo amenaza

Melanny Orozco 17 de Septiembre 2025
Liberado Adalberto OsorioFoto: @lafmAunque no pudieron identificar a los responsables, la familia sospecha que se trata de personas cercanas, quizás vecinos o conocidos.

Adalberto Osorio, víctima de su tercer secuestro, recuperó la libertad tras 75 días de cautiverio en ese departamento. Su familia pagó un rescate millonario, pero hoy enfrenta nuevas intimidaciones, mientras los captores siguen impunes en la región.


El pasado sábado 13 de septiembre, Adalberto Osorio Mantilla, un ganadero de 87 años, fue liberado tras permanecer 75 días en cautiverio. La historia, sin embargo, no terminó ahí. (Lea en CONtexto ganadero: ¡Ha sido secuestrado tres veces! Familia pide la pronta liberación del ganadero Adalberto Osorio)

Su hijo, Tobías Osorio, relató que su padre fue liberado, pero no sin dejar cicatrices profundas, tanto en su cuerpo debilitado por las condiciones del secuestro, como en el ánimo de toda la familia, que ahora enfrenta una nueva exigencia económica bajo amenazas.

Adalberto fue secuestrado por tercera vez. La primera ocurrió en 1991 y la segunda, en 2001, cuando Tobías también fue retenido durante una jornada de vacunación contra la fiebre aftosa. En total, esta familia ha vivido cuatro secuestros. La historia de violencia que arrastran refleja una realidad silenciada en muchos rincones rurales de Colombia relacionada con la impunidad y el abandono.

El secuestro fue el inicio de una negociación compleja y tensa. Tobías aseguró que el contacto con los captores no fue fluido, pero sí constante, pues “ellos estaban muy interesados en definir el monto.

Siempre fustigaron mucho, amenazaron. Me amenazaban a mí porque vivimos en un municipio pequeño donde todos se conocen y sabían lo que yo hacía”, afirmó Osorio.

Ese conocimiento local facilitó el seguimiento y las intimidaciones, ya que “sabían cuándo iba a la finca, si salía, si iba a Ocaña o Aguachica. Eso les dio ventaja”, añadió.

Aunque no pudieron identificar a los responsables, la familia sospecha que se trata de personas cercanas, quizás vecinos o conocidos. La negociación por la libertad del ganadero se extendió por semanas, hasta acordar un monto, que fue entregado el sábado por la mañana.

Lo que no sabían era que, ya liberado, Adalberto había hecho otro acuerdo verbal con sus captores en el que debía entregar $150 millones adicionales para que no atentaran contra su hijo o su nieto.


Carga emocional y financiera


Ese nuevo pacto, hecho sin que el ganadero supiera del pago ya realizado por su familia, ha tenido un fuerte impacto emocional. En palabras de Osorio, “él está muy perturbado. No sabía de la plata que habíamos dado. Ahora llega y se encuentra con que él también hizo un acuerdo. Está alterado emocionalmente, preocupado por conseguir más plata”.

La presión sicológica no ha cesado, pues, aunque Adalberto se encuentra en casa de su familia, sigue siendo visible y vulnerable. El temor a un nuevo ataque los mantiene en constante estado de alerta, mientras enfrentan una deuda difícil de asumir.


Realidad inminente


La ganadería, una de las actividades más arraigadas y vulnerables en zonas rurales, ha sido blanco constante de extorsión, secuestro y amenazas. Lo que debía ser una labor de campo y crecimiento económico se ha transformado en un riesgo de vida. En regiones donde el Estado no llega, los delincuentes imponen sus propias reglas.

Finalmente, la historia de Adalberto Osorio no solo retrata el drama de una familia atrapada en el ciclo del miedo, sino que también evidencia el costo que tiene para el campo colombiano la inseguridad y la indiferencia institucional. (Lea en CONtexto ganadero: ¡Otro ganadero secuestrado! Hombres armados sacaron de su finca en Cesar a Adalberto Osorio)


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