El cierre indefinido de la vía estratégica en la Sierra Nevada, impulsado por comunidades campesinas e indígenas, amenaza la estabilidad productiva y comercial de la región. Mientras el Gobierno guarda silencio, crecen las pérdidas y el descontento entre ganaderos, transportadores y comerciantes. Si no se actúa con celeridad, el desabastecimiento podría escalar.
En plena temporada de cosecha y producción ganadera, comunidades campesinas bloquean desde hace varios días el paso por la Troncal del Oriente.
El paro indefinido que paraliza uno de los corredores viales más importantes del norte del país ha escalado de una protesta local a una emergencia regional. En la Troncal del Oriente, a la altura del puente de Río Frío, comunidades indígenas de la Sierra Nevada exigen el cumplimiento de promesas estatales largamente incumplidas.
Mientras el gobierno central guarda silencio, la producción ganadera, agrícola y comercial de la región comienza a resentirse con fuerza. Francisco Sánchez, profesional de Fedegán en la Zona Bananera, advirtió que los efectos ya son visibles
“Los campesinos están reclamando ayudas prometidas y no entregadas. El paro sigue, y los bloqueos llegan incluso hasta las trochas. Los vacunadores anuncian que están dejando pasar motos esporádicamente, pero los carros que transportan leche están totalmente detenidos”, dijo. (Lea en CONtexto ganadero: El Caribe entra en crisis por el bloqueo en la Troncal del Oriente)
Los vehículos con productos perecederos como leche, carne y frutas permanecen atrapados por horas, ante las breves ventajas de paso que los manifestantes permiten. La incertidumbre sobre la duración del paro ha generado una parálisis que afecta no solo a productores, sino también a los consumidores de la región Caribe, donde comienza a sentirse el desabastecimiento.
Martina Pertuz expuso en su cuenta de X: “¿Y qué hacen los transportadores con la leche, los quesos, los ganados. La gente enferma que todos los días tiene que viajar ya sea Barranquilla o Santa Marta?”.
Y que hacen los transportes con la leche. Los quesos. Los ganados
— Martina Pertuz (@martinaperez53) June 3, 2025
La gente enferma. Que todo los días. Tiene que viajar ya sea Barranquilla, o santa Marta? https://t.co/0DigEv8fnc
José Francisco Zúñiga Cotes, presidente de la Asociación de bananeros del Magdalena y La Guajira (Asbama), expuso en su cuenta de X: “Los bloqueos en Zona Bananera ponen en riesgo la integridad de los trabajadores de las fincas y la competitividad del banano colombiano, son cerca de 100 contenedores de banano que deben llegar a puerto el día de hoy. El trabajo también es un derecho”.
Los bloqueos en Zona Bananera ponen en riesgo la integridad de los trabajadores de las fincas y la competitividad del banano colombiano, son cerca de 100 contenedores de banano q deben llegar a puerto el día de hoy.
— Jose Francisco Zuñiga Cotes (@Zunigacotes) June 3, 2025
El trabajo también es un derecho.
Otras partes del país
Pese a la situación crítica en sectores como Río Frío y la Zona Bananera, en otras regiones como San Martín, en el Cesar, la situación se mantiene estable.
Eudes Antonio Garzón, médico veterinario zootecnista y profesional de Fedegán-FNG en el Cesar, confirmó que “hasta el momento no hay bloqueos ni protestas en nuestra zona, todo está operando con normalidad”.
Contexto de la protesta
El trasfondo del conflicto es complejo, pues las comunidades que bloquean las vías denuncian la ausencia de ayudas estatales prometidas en anteriores mesas de diálogo, principalmente en temas de salud, infraestructura rural y apoyo técnico para el agro.
Mientras tanto, el gobierno nacional no ha emitido una posición oficial ni ha enviado delegados para dialogar con los manifestantes, lo que incrementa la frustración y la tensión social.
Si el paro continúa, el impacto de la cadena de abastecimiento alimentario y en los precios de productos básicos podría ser severo. (Lea en CONtexto ganadero: Troncal del Oriente completa 24 horas cerrada: campesinos exigen atención del Gobierno)
Un contexto económico ya debilitado, la falta de acción estatal frente a esta crisis representa no solo un costo financiero, sino también una pérdida por credibilidad institucional.