Tras permanecer cerca de quince días secuestrados en el Cauca, el hijo del cantante Giovanny Ayala y su manager fueron rescatados por tropas del Gaula de la Policía. Su liberación reaviva el clamor colectivo por políticas de seguridad que protejan a los ciudadanos.
El 2 de diciembre de 2025, una operación militar devolvió la libertad a Miguel Ayala y a su mánager, poniendo fin a más de dos semanas de angustia. Un suceso que deja en evidencia la urgente deuda social: garantizar la seguridad de los colombianos.
El rapto ocurrió la noche del 18 de noviembre de 2025, cuando Miguel Ayala y su mánager se movilizaban por la vía Panamericana -en la vereda El Túnel, municipio de Cajibío (Cauca)-, con destino al aeropuerto de Cali. Sujetos armados interceptaron el vehículo y los obligaron a desviarse hacia el norte del departamento.
Durante los días siguientes, su familia y seguidores hicieron públicos llamados por su liberación, mientras aumentaba la presión mediática y social.
Rescate y la confirmación oficial
En la mañana del 2 de diciembre, unidades del Gaula, apoyadas por la Policía Nacional y la Fuerza Aérea, localizaron a Miguel Ayala y a su mánager en un campamento en la vereda Chorritos, municipio de La Sierra (Cauca). En la operación fue capturado al menos un presunto responsable.
El ministro de Defensa confirmó que las víctimas “se encuentran en buen estado de salud” y fueron trasladadas bajo custodia segura.
Clamor por seguridad real para Colombia
La liberación de Ayala genera alivio, pero despierta también preocupación: casos como este evidencian la persistencia de grupos armados y la vulnerabilidad de ciudadanos comunes, artistas, transportadores, campesinos. Muchas familias hoy claman políticas de seguridad integrales.
Colombia necesita más presencia estatal en zonas rurales, inteligencia eficaz, prevención del delito y fortalecimiento del Estado de Derecho. Este secuestro- y su feliz desenlace -deben servir de impulso para garantizar la tranquilidad de todos.
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