El músico argentino volvió a desatar la polémica en Colombia por su apoyo a la tauromaquia durante un concierto en Cali. No es una postura reciente ni improvisada: es una convicción arraigada que ha marcado su carrera pública, pese a las críticas y las controversias.
El pasado 17 de mayo en Cali, Andrés Calamaro volvió a encender la controversia al expresar, en plena presentación en la antigua plaza de toros de Cañaveralejo, su apoyo a la tauromaquia.
“Quiero dedicar esta canción a todos los toreros, ganaderos, banderilleros y aficionados que se quedan sin trabajo”, dijo desde el escenario, provocando una ola de abucheos y silbidos.
El cantante se retiró unos minutos, pero no dio marcha atrás. Al contrario, redobló la apuesta. (Lea en CONtexto ganadero: Con la partida de Vargas Llosa, se va uno de los grandes defensores de la tauromaquia)
Desde entonces, Calamaro ha usado su cuenta de Instagram como trinchera para defender con fuerza su postura. En una de sus publicaciones, escribió: “Si el argumento energúmeno para discutir la existencia de la tauromaquia es la piedad hereje por los animales, entonces no sigan comiendo carne y llámense veganos”.
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De vieja data
Este no es un exabrupto ni una provocación ocasional. La relación entre Calamaro y la tauromaquia es de vieja data y ha sido constante fuente de fricciones con parte del público. En 2010, durante una entrevista televisiva, leyó un alegato en contra de la prohibición de las corridas en Cataluña. En 2019, firmó una tribuna en el diario español ABC donde dejó claro su argumento central: “Abolir la tauromaquia es sacrificar una especie”, refiriéndose al toro bravo.
Según el músico, eliminar esta práctica no solo acabaría con una tradición cultural, sino con un sistema ganadero completo. Argumenta que la existencia del toro de lidia depende exclusivamente de la tauromaquia. “Respetemos la identidad del toro bravo, que es la del pueblo y la del campo”, escribió.
Enfrentamientos en el escenario
No es la primera vez que su defensa lo pone en el ojo del huracán. En 2022 fue criticado en Lima tras afirmar que “más al sur del Perú no hay nadie que entienda a los toros”.
La frase dividió a la audiencia: unos aplaudieron, otros gritaron “¡tauromaquia no!”. Ese mismo año, durante un concierto en Ciudad de México, el artista defendió con énfasis la continuidad de las corridas: “Toros en México siempre tiene que haber... ¡Vivan los toros en México!”.
Estas intervenciones no parecen ser estrategias de marketing. Calamaro insiste en que la tauromaquia es una forma de arte que combina técnica, riesgo y simbolismo. En su visión, se trata de un “ensamble sublime entre la voluntad humana y la especie morfológica”.
Especie en extinción
La defensa del músico ha sido respaldada desde algunos sectores taurinos. En un editorial reciente de Mundo Toro, se refirieron a él como “un hombre de una vez”, de esos que ya casi no quedan. “El toreo siempre dio tíos de pie y de una vez. Dio. No da. Ya no da”, escribieron, elogiando su lealtad con una tradición que va en retirada.
Calamaro parece ser consciente de que nada de esto le atrae simpatías populares, pero insiste en su derecho a decir lo que piensa. En su universo, la tauromaquia no es sólo espectáculo: es identidad, oficio, tierra, y resistencia. Y aunque eso le cueste críticas, prefiere mantenerse firme.