Un estudio europeo y experiencias recientes en Colombia refuerzan la hipótesis de que el ganado reacciona antes de los sismos. Investigadores y veterinarios coinciden en que el comportamiento animal podría ser una pista valiosa para anticiparse a estos eventos naturales.
El temblor de magnitud 6,5 que sacudió el pasado domingo 8 de junio a varias regiones del país, con epicentro en Paratebueno (Cundinamarca), dejó no solo afectaciones materiales sino también inquietudes en el sector rural.
Entre los más atentos a estos fenómenos están quienes conviven a diario con animales de producción, como el ganado, que según expertos, presenta comportamientos alterados antes de un sismo. (Lea en CONtexto ganadero: Sismo de magnitud 6.4 deja daños estructurales en varios municipios del país; Paratebueno, el más afectado)
Una investigación reciente realizada en Italia por el Instituto Max Planck de Comportamiento Animal y la Universidad de Konstanz comprobó que las vacas, ovejas y perros monitoreados mediante sensores mostraban signos de inquietud horas antes de los movimientos telúricos. Los animales más cercanos al epicentro modificaban su comportamiento con mayor antelación.
La explicación podría estar en la sensibilidad a señales físicas imperceptibles para los humanos. “Cuanto más cerca estaban los animales del epicentro del terremoto, antes cambiaban su comportamiento. Esto es exactamente lo que cabría esperar cuando los cambios físicos ocurren con mayor frecuencia en el epicentro del inminente terremoto y se debilitan al aumentar la distancia”, explicó Martin Wikelski, uno de los investigadores del proyecto.
En el experimento italiano, los científicos colocaron acelerómetros en los collares de seis vacas, cinco ovejas y dos perros. Durante varios meses, los animales fueron observados en una zona sísmica. Los resultados fueron contundentes: hubo señales claras de alteración en el comportamiento hasta 20 horas antes de terremotos registrados a menos de 28 km.
Según Winfried Pohlmeier, coautor del estudio, “debido a que cada animal reacciona de manera diferente en tamaño, velocidad y según la especie, los datos de los animales se parecen a los de inversores financieros heterogéneos”, lo que refuerza la necesidad de análisis detallados y específicos.
Aun así, los científicos reconocen que muchos reportes de este tipo han sido desestimados por falta de definición sobre qué es un “comportamiento inusual” y por la influencia de factores ambientales. No obstante, la regularidad de estas reacciones ante eventos sísmicos sugiere que hay un patrón que merece ser integrado a los sistemas de monitoreo.
Experiencia en Colombia
Juan Carlos Parra, médico veterinario y zootecnista con experiencia en zonas propensas a sismos, confirma que estos comportamientos también se presentan en Colombia. En conversación con CONtexto ganadero, aseguró:
“En eventos sísmicos, las vacas pueden mostrar comportamientos de alerta mucho antes de que las personas perciban cualquier movimiento. He trabajado durante años con ganado en distintas regiones propensas a sismos, y algo que se repite es que, horas antes del evento, los animales tienden a agitarse sin causa aparente: se levantan con frecuencia, se rehúsan a alimentarse, bajan la producción de leche e incluso se agrupan de forma inusual”.
Sobre el temblor del 8 de junio, Parra asegura que ya ha recibido reportes de ganaderos que notaron comportamientos extraños. “Muchos campesinos nos reportan que el ganado empezó a actuar ‘raro’, que hubo mugidos constantes, nerviosismo e incluso intentos de escapar del corral. Es algo que merece ser estudiado con más rigor en nuestro contexto”, afirmó.
El especialista también destaca la utilidad práctica de estos datos: “No podemos basar alertas sísmicas solo en eso, pero sí podríamos usarlo como un elemento adicional de monitoreo en zonas rurales”. (Lea en CONtexto ganadero: Bovinos presienten los temblores antes de tiempo)
¿Herramienta para el futuro?
La tecnología aún no ha conseguido predecir los sismos con certeza, pero los animales podrían ofrecer una ventaja inesperada. El reto está en transformar estos patrones de comportamiento en señales verificables y útiles para la prevención.
Por ahora, lo que queda claro es que vacas, ovejas, perros y otros animales de granja no son indiferentes a lo que ocurre bajo tierra. Su instinto, afinado durante miles de años, podría ser una pieza más en el rompecabezas de la predicción sísmica, especialmente en el campo colombiano, donde la conexión entre el ser humano y los animales sigue siendo vital.