En 1965, Colombia recibió el reactor de investigación IAN-R1, donado por Estados Unidos. En la actualidad, es operado por el Servicio Geológico Colombiano con fines exclusivamente pacíficos y académicos. Su operación controlada mantiene vigente una tradición iniciada hace seis décadas.
Ubicado en Bogotá, el IAN-R1 ha sido una herramienta clave para la investigación nuclear, estudios geológicos y la formación científica, aunque nunca estuvo diseñado para generar energía eléctrica.
En 1965, el gobierno de Estados Unidos entregó a Colombia un reactor de investigación como parte de su programa internacional “Átomos para la Paz”. Esta iniciativa, lanzada en la posguerra, promovía el uso pacífico de la tecnología nuclear y buscaba fortalecer la cooperación científica entre países.
El destinatario del equipo fue el Instituto de Asuntos Nucleares (IAN), entidad nacional responsable en aquel momento de la exploración de este tipo de energía con fines no militares. La instalación se ubicó en Bogotá, bajo responsabilidad institucional para su operación.
Investigación, no generación de energía
El reactor IAN-R1 tiene una potencia térmica muy baja (según el Servicio Geológico Colombiano), lo que lo limita para producir electricidad. En cambio, ha sido empleado para actividades de gran valor: activación neutrónica (para analizar minerales), caracterización de materiales, estudios geológicos e hidrológicos, y para formar a técnicos e investigadores en ciencia nuclear.
Además, según reportes de la Organismo Internacional de Energía Atómica (OIEA), ha servido en el pasado para generar radioisótopos usados en investigación y aplicaciones industriales o médicas. No obstante, su función principal sigue siendo la docencia y el desarrollo técnico.
El reactor nuclear IAN-R1 ha sido una herramienta clave para la investigación, estudios geológicos y la formación científica. Foto: Cortesía
Trayectoria operativa
Tras su instalación, el reactor estuvo operando bajo el Instituto de Asuntos Nucleares. En años posteriores -cuando esa institución fue disuelta- su gestión pasó a Ingeominas y finalmente al Servicio Geológico Colombiano (SGC).
En el año 2005, el reactor fue sometido a un proceso de modernización que incluyó la actualización de sus sistemas de control y la conversión de su combustible hacia uno de bajo enriquecimiento, con mayores estándares de seguridad.
Hoy, según comunicados del SGC, el IAN-R1 sigue en uso: realiza ciclos operativos controlados para análisis y formación, aunque no funciona como planta de potencia. Está bajo regulación permanente y es parte de la infraestructura científica nacional.
¿De qué se trata?
Un reactor de investigación es un dispositivo nuclear diseñado para producir neutrones, no para generar electricidad. A diferencia de los reactores comerciales, su potencia es mínima y su propósito principal es el estudio, la producción limitada de radioisótopos y la enseñanza.
Este tipo de reactores empezó a desarrollarse a mediados del siglo XX, cuando pioneros como el experto italoestadounidense Enrico Fermi construyeron los primeros núcleos experimentales. Con el tiempo, empresas especializadas perfeccionaron diseños más seguros y adecuados para laboratorios y universidades. La versión moderna del IAN-R1 incorpora elementos de esa tradición científica internacional, adaptada al contexto colombiano.
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