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Foto: Engormix.

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15,9 % del suelo de la Orinoquia puede soportar la presencia del ganado

Por - 29 de Agosto 2017

Casanare y Arauca son los territorios con mayor potencial ganadero en la región, con más del 50% de su extensión con suelos aptos para esta actividad, mientras que Meta y Vichada son los que concentran más tierras con capacidad agrícola y áreas para la conservación ambiental.


Casanare y Arauca son los territorios con mayor potencial ganadero en la región, con más del 50% de su extensión con suelos aptos para esta actividad, mientras que Meta y Vichada son los que concentran más tierras con capacidad agrícola y áreas para la conservación ambiental.   Es difícil no relacionar a la Orinoquia colombiana con extensas llanuras, imponentes capataces cabalgando en sus caballos, ríos decorados con esbeltas garzas o melodiosas coplas acompañadas por las cuerdas de un arpa. (Lea: Tipos de suelos y formas de tratarlos a favor de la ganadería)   Sin embargo, la mayor característica de esta zona del país está asociada con la ganadería: tanto su plato típico, la mamona, como su principal actividad artística, el coleo, tienen como protagonista a una vaca.   Este panorama vacuno indicaría que todos los suelos de la región, o por lo menos la mayoría, son aptos para la producción pecuaria, ya sea para el consumo, la producción de leche o la cría; y que otro tipo de actividades, como la agricultura, la explotación forestal o la conservación, no tienen cabida en este territorio.   Pero la realidad se aleja totalmente del imaginativo de todos los habitantes del territorio tricolor. (Lea: 10 tipos de suelo que es posible hallar en territorio colombiano)   Según el Instituto Geográfico Agustín Codazzi, de las más de 25,3 millones que conforman los departamentos de Arauca, Casanare, Meta y Vichada, 9,4 millones tienen suelos para algún tipo de producción (37,1 % de la Orinoquia), pero no solo ganadera.   Del total de hectáreas donde se debe centrar la producción “llanera”, solo el 15,9 % corresponde a suelos y tierras que tiene una vocación pecuaria; es decir que 4,02 millones de hectáreas tienen “luz verde” para el ganado, lo que equivaldría a un territorio similar a Casanare, Cauca o Nariño.   Los departamentos con mayor porcentaje de su área departamental conformada por terrenos para la ganadería son Casanare y Arauca, con más del 50 % de su extensión. (Lea: Orinoquía y Amazonía, 2 regiones vulnerables a derrumbes)   El segundo uso productivo que se impone en la región de los mágicos amaneceres es el agrícola, con el 11,3 % del total de la Orinoquia (2,8 millones de hectáreas); Vichada y Meta son los que más aportan a la cantidad de tierras para cultivar.   Los otros usos que se podrían desarrollar en la Orinoquia son el forestal con el 5,07 % (1,2 millones de hectáreas) y el agroforestal con el 4,6 % (1,1 millones de hectáreas).   “El 20,9 % de la región tiene capacidad para el desarrollo agrícola, forestal o agroforestal, mientras que el 15,9 % es ganadero. Esto le pondría fin al mito de que las tierras de la Orinoquia solo soportan el pisoteo del ganado, ya que por la variedad de sus suelos se pueden implementar otros usos menos impactantes para los recursos naturales”, dijo Juan Antonio Nieto Escalante, director general del IGAC. (Lea: Consejos a la hora de elegir un suelo apto para la ganadería)   Suelos para conservar   Aunque la mayoría de terrenos en esta región son aptos para la algún tipo de producción (37,1 %), la Orinoquia también cuenta con tesoros ambientales y ecosistemas estratégicos que deben ser conservados y protegidos.   Los estudios del IGAC revelaron que el 34,4 % de la región (8,7 millones de hectáreas) alberga terrenos de suma importancia ambiental, como humedales, ciénagas, pantanos, lagunas, lagos y ríos, a los cuales catalogó como áreas para la conservación y protección.   Meta y Vichada son los departamentos con mayor cantidad de hectáreas para la conservación, con 3,8 y 2,6 millones de hectáreas respectivamente. El 28 % restante de la región está conformado por áreas legales o con restricciones, como parques nacionales naturales, reservas ambientales o resguardos indígenas. (Lea: Carga animal aumentó 400 % en la Orinoquía colombiana)   El director del IGAC recalcó que esta gran amalgama de suelos con la que cuenta la Orinoquia indica la necesidad de replantear el uso que se le está dando a la tierra, y ver mucho más allá de una simple actividad ganadera o de la impactante extracción petrolera.   “Inversionistas nacionales y extranjeros tienen sus ojos puestos en desarrollar grandes proyectos agropecuarios, forestales, ambientales y de explotación de recursos en esta zona, además de impulsar la producción de biocombustibles a partir de grandes plantaciones de cultivos, como la palma de aceite, caña de azúcar y jatropha. Actualmente, en las zonas de la altillanura se desarrollan importantes proyectos de plantaciones forestales y agricultura intensiva”, sostuvo. (Lea: ¿Sabe qué tipo de máquina es la adecuada para su suelo?)   Sin embargo, Nieto Escalante fue enfático en asegurar que antes de realizar cualquier tipo de desarrollo, es necesario basarse en los estudios de suelo, los cuales incluyen información fundamental para el ordenamiento productivo y ambiental, como la vocación y capacidad de uso.   “Los 4 departamentos ya cuentan con estudios generales de suelos elaborados por el IGAC. El llamado es para que las autoridades competentes consulten estos insumos, e incluyan los datos, resultados y cifras en la elaboración de los esquemas de ordenamiento territorial, productivo y ambiental. El suelo debe dejar de ser rezagado e ignorado en la toma de decisiones, ya que es el encargado de garantizar nuestra seguridad alimentaria”, remató.