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Foto: © KOOKLE, Shutterstock

Hoy en día, además del clásico "blotter test", que consiste en incubar semillas sobre papel húmedo, existen herramientas de laboratorio de mayor precisión.

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Así sabrá si sus semillas tienen hongos y evitará que arruinen su próxima cosecha

por: Melanny Orozco- 31 de Diciembre 1969

Un equipo de investigadores colombianos revela las claves para evitar pérdidas millonarias en la agricultura mediante técnicas de detección de hongos en semillas. Adaptar la tecnología a las capacidades locales es vital para garantizar cultivos más sanos, sostenibles y rentables.

Un equipo de investigadores colombianos revela las claves para evitar pérdidas millonarias en la agricultura mediante técnicas de detección de hongos en semillas. Adaptar la tecnología a las capacidades locales es vital para garantizar cultivos más sanos, sostenibles y rentables.


Los hongos patógenos en semillas representan una amenaza devastadora para la agricultura en Colombia y América Latina.

Investigadores de Agrosavia, entre ellos Manuel Alfonso Patiño Moscoso, Karen Viviana Osorio Guerrero, Deisy Lorena Flórez Gómez, Luisa Fernanda Sarmiento Moreno, David Napoleón Vargas Ramírez y Magda Jenny Medina Mérida, documentaron las técnicas más eficaces para detectar estos patógenos antes de que sea demasiado tarde.

Su estudio, que recopila métodos tradicionales y modernos, se convierte en una herramienta vital para agricultores, técnicos del agro y responsables de políticas públicas en un momento en que la seguridad alimentaria y la rentabilidad agrícola enfrentan desafíos crecientes.

Los académicos aseguraron que la clave está en elegir la técnica correcta según el tipo de hongo que se sospeche. Según su trabajo, el diagnóstico oportuno no solo permite prevenir pérdidas de rendimiento, sino que mejora la calidad del cultivo y reduce costos asociados al control tardío de enfermedades.

El análisis comienza por métodos tradicionales como la observación directa de semillas secas bajo microscopio o estereoscopio. Aquí se identifican esporas, estructuras de resistencia o cuerpos fructíferos, señales que alertan sobre posibles contaminaciones. (Lea en CONtexto ganadero: Qué atributos tiene una semilla de calidad)


Técnicas simples y especializadas


El avance de la tecnología ha ampliado las posibilidades de diagnóstico. Hoy en día, además del clásico "blotter test", que consiste en incubar semillas sobre papel húmedo, existen herramientas de laboratorio de mayor precisión.

Entre ellas destacan las pruebas moleculares, como la reacción en cadena de la polimerasa (PCR), que permite detectar el ADN de los hongos con una precisión milimétrica. También están las pruebas serológicas, que identifican proteínas específicas a través del uso de anticuerpos.

Otro enfoque común es el cultivo de las semillas en medios especiales, donde los hongos pueden desarrollarse y ser reconocidos posteriormente en laboratorio. (Lea en CONtexto ganadero: ¿Sabe usted cómo escoger una semilla para su finca?)


¿Cuál técnica es más conveniente?


Los investigadores de Agrosavia subrayaron que no hay una técnica única para todos los contextos. “La elección debe depender del objetivo de detección y de los recursos disponibles”, señalaron. Por ello, el enfoque debe ser flexible y adaptarse tanto a laboratorios de alta tecnología como a fincas con capacidades más limitadas.

Sin importar el método, toda técnica debe cumplir con seis requisitos esenciales relacionados con especificidad, sensibilidad, rapidez, simplicidad, accesibilidad económica y reproducibilidad. Esto garantiza resultados fiables, incluso en manos de personal no especializado.

Ignorar la presencia de hongos en semillas puede traducirse en pérdidas millonarias. Desde la reducción en el vigor germinativo, hasta la transmisión de enfermedades al cultivo adulto, el impacto puede ser devastador. Además, las consecuencias se multiplican si la contaminación se extiende a nuevas zonas agrícolas o exportaciones.

Adoptar técnicas de diagnóstico no solo protege la inversión del agricultor, sino que fortalece la sostenibilidad del sistema agrícola. “Es una cuestión de rentabilidad y responsabilidad”, concluyen los autores.