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Foto: Daniela Gómez.

agricultura

Desorientadas e infartadas: así afecta la pólvora a las aves

por: - 31 de Diciembre 1969

Las aves sienten los estallidos de la pólvora como algo desagradable, perturbador y quizás hasta doloroso. Aquí le contamos cuáles son los efectos de los fuegos artificiales sobre esta especie.

Las aves sienten los estallidos de la pólvora como algo desagradable, perturbador y quizás hasta doloroso. Aquí le contamos cuáles son los efectos de los fuegos artificiales sobre esta especie.

Tradicionalmente, los fuegos artificiales son usados para celebrar las fiestas decembrinas. Mientras algunas personas disfrutan de la pólvora, la fauna silvestre, en especial las aves, sufren sus efectos. (Lea: Efectos nocivos de la pólvora sobre el medio ambiente)

Es importante saber que las aves reaccionan a distintos estímulos, tanto visuales como auditivos. Tienen la capacidad de detectar de antemano, por ejemplo, la aproximación de una tormenta meteorológica debido a la caída de la presión del aire y a otras señales que les sirve para prepararse y resguardarse.

Sin embargo, algo distinto ocurre con las fuertes explosiones y sonidos potentes e inesperados que producen los fuegos artificiales. Los estímulos visuales y acústicos de la pirotecnia producen en las aves y en otras especies, fuertes reacciones como el aumento del ritmo cardíaco y respiratorio que terminan en infartos causando la muerte debido al pánico generado.

Las aves y otros organismos sienten los estallidos de la pólvora como algo desagradable, perturbador y quizás hasta doloroso. Imagine un pequeño pájaro de 8 centímetros sintiendo los estruendos perturbadores que produce la pirotecnia. (Lea: Así afecta la pólvora al ganado)

Algunos de los pocos estudios realizados sobre el tema, señalan que esta percepción que tienen las aves ocurre a través del órgano paratimpánico en el oído interno o a través de los sacos aéreos. Los fuertes ruidos que produce la pólvora hace que las aves entren en pánico, desorientándose en su vuelo y perdiendo su capacidad visual como resultado del humo, la niebla y los destellos de luz que dejan a su paso los fuegos artificiales. De esta manera, las aves quedan en alto riesgo de chocar contra obstáculos como edificios, tendidos eléctricos, árboles, entre otros. Estas perturbaciones terminan en lesiones o incluso en la muerte.

Por otra parte, como consecuencia de la desesperada huida, las aves también pierden su tiempo de descanso y alimentación. Además, el éxito reproductivo también puede verse comprometido como resultado de este impacto. Algunos datos recopilados demuestran que, durante la explosión de fuegos artificiales, las aves adultas abandonaron el nido o llegaron muy tarde, dejando desprotegidas a las crías que quedaron a merced de las condiciones climáticas adversas o de los distintos depredadores.

En Europa, para los cormoranes por ejemplo, se cuantificó que la pérdida de crías fue hasta 30 veces mayor y se determinó que hasta el 83 % de la pérdida total de nidos ocurrió la noche de los fuegos artificiales. En Estados Unidos, por su parte, alrededor de 5.000 tordos o turpiales alirrojos murieron en la víspera de Año Nuevo de 2010 cuando se detonaron ilegalmente fuegos artificiales en Arkansas. (Lea: Absténgase de usar pólvora en las fiestas para no causar incendios)

Estudios realizados en Europa con el uso de un radar meteorológico, lograron cuantificar la reacción de las aves a los fuegos artificiales en tres años consecutivos durante el Año Nuevo. En general, se observó que miles de aves tomaron vuelo poco después de la medianoche, con grandes movimientos aéreos que duraron al menos 45 minutos. Se identificó además que las aves volaron a alturas mayores (hasta 500 metros) de las usualmente hacen en sus recorridos normales. Por último, las densidades más altas se observaron en pastizales y humedales, incluyendo sitios dedicados a la conservación, donde miles de aves acuáticas descansan y se alimentan.

Los pocos estudios disponibles sobre este tema prueban reacciones fisiológicas, como el aumento de la frecuencia cardíaca, liberación de hormonas y otras reacciones metabólicas, demostrando que los fuegos artificiales causan estrés al ave, incluso si no muestran una reacción mayor como una actividad corporal o el vuelo.

De hecho, los datos recopilados evidencian que el vuelo no es la única estrategia para escapar de los fuegos artificiales, pues dependiendo de la especie, los individuos huyen corriendo o nadando hacia la vegetación protectora o hacia áreas lejanas. Esto sucede particularmente en aves que no tienen muy desarrollada su capacidad de vuelo o aquellos juveniles que aún no han aprendido a volar. En casos extremos, las aves jóvenes pueden saltar o caer de sus nidos. (Lea: Recomendaciones para ganaderías ante el uso de la pólvora)

“Lo anterior evidencia la cuantificación de estos impactos en las aves europeas o norteamericanas, sin embargo en países neotropicales como Colombia donde la diversidad de aves es la mayor a nivel mundial, las consecuencias pueden ser más complejas y son incluso desconocidas”, señalan Daniela Gómez y Nattaly Tejeiro, investigadoras del equipo de ornitología de colecciones biológicas del Instituto Humboldt.

Mientras algunos humanos perciben las detonaciones fuertes e inesperadas y las luces brillantes que producen los fuegos artificiales como algo espectacular, las aves y los animales tanto silvestres como domésticos sienten una fuente de perturbación que incluso puede llevarlos a la muerte. En la avifauna, esto también puede producir desequilibrios en individuos e incluso poblaciones, generando por tanto un gran impacto en la funcionalidad de los ecosistemas, que para el caso específico de Colombia nos falta aún mucho por indagar.