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Así es la lechería aplicada a un modelo “inteligente”

20 de Enero 2014

La lechería uruguaya miró durante décadas el modelo productivo de Nueva Zelanda, pero la gran paradoja es que ese modelo se agotó y hoy el modo de producir en la isla “se parece un poco más a lo que es la producción en Uruguay”.

El modelo de lechería que aplicaron en Nueva Zelanda durante años provocó grandes pérdidas de suelo y fuertes contaminaciones, con altos niveles de nitratos, porque sustituyeron en la pastura las leguminosas por la urea.

La paradoja es que Uruguay siempre miró de reojo el modelo de lechería neozelandés y hoy, el país de la leche -por Nueva Zelanda- aplica un sistema que “se parece un poco más a lo que es la producción de Uruguay”, destacó el ingeniero agrónomo Henry Durán, investigador en lechería del Instituto Nacional de Investigación Agropecuaria (INIA) La Estanzuela a El País.

La gran diferencia es que Uruguay manejó los criterios ambientales y productivos en forma simultánea con los económicos y, si continúa haciéndolo, “puede seguir incrementando considerablemente la producción de leche en forma económica, para incluso ser competitivos en términos ambientales”, afirmó Durán.

Los neocelandeses hace rato que no están produciendo más con el modelo que muchos productores uruguayos que llegaron a la isla en la década del 60 y los 70 se guardaron en la cabeza.

La lechería neocelandesa incorporó grandes cantidades de suplementos a los predios, lo mismo que se hizo en Uruguay. (Lea: Leche de vaca, búfala, cabra, y ovejo para las poblaciones vulnerables)

Es que los uruguayos “tenemos que aprender a creer en nosotros mismos, a creer en lo que hacemos y a valorizarnos”, exhortó el investigador de INIA.

“No hay que creer que porque alguien venga hablando en otro idioma, por ahí con mucho prestigio, de por sí va a tener la capacidad de hacer las cosas bien”, explicó.

Para Durán, la lechería uruguaya seguirá evolucionando y cambiando como lo hizo en estos años, pero manteniendo su base pastoril, porque es una fuente de eficiencia importante.

“Lo más caro es darle proteína a las vacas y nosotros tenemos la leguminosas adaptadas, que no solamente le dan proteína de alta calidad, sino que nutren el suelo, incrementando el nivel de carbono y nitrógeno”.

Este modelo productivo uruguayo posibilita que no se repita la historia argentina, cuando el maíz era barato.

En esa oportunidad se amontonaron vacas como si se tratara de un feed lot, se desalambraron los campos y se olvidaron de la alfalfa, reconoció el investigador que lleva toda una vida trabajando en INIA La Estanzuela.

Durán insistió en que “Uruguay mantuvo su línea de no olvidarse de la pastura, principalmente de la leguminosa que es un componente productivo, por el efecto que tiene sobre el animal y sobre el suelo.

El nitrógeno es lo más caro y nosotros lo podemos conseguir del aire gracias a los rizobios, si somos inteligentes. Esperemos que sigamos siéndolo”, sostuvo. (Lea: Colombia, mayor productor de leche en Latinoamérica)

Mirarse más

Por su parte, Darío Jorcín, productor y administrador de cuatro empresas lecheras que en conjunto ordeñan 3.000 vacas por día, está de acuerdo en que “tenemos que dejar de mirar el modelo de Nueva Zelanda”.

Ellos están empezando a utilizar una mayor producción de granos porque se dan cuenta que se puede producir a grano también y ser eficientes.

En el caso de Uruguay, que tiene una agricultura tan fuerte, “hay que sumar sinergías y no competir”, sostuvo el empresario.

Jorcín dijo a El País que está en desacuerdo con quienes piensan que la agricultura le quita tierras a las vacas lecheras.

Para él, ese discurso “no corre más”. Su visión es que esa competencia entre ambos rubros provoca que “la lechería mejore cada vez más para competir con los granos, porque de lo contrario desaparece”.

Fundamentando su postura, recuerda que la agricultura siguió avanzando cada vez más de la mano de la soja y sin embargo, la lechería también siguió en crecimiento.

“Que el crecimiento de la agricultura obligue a los tambos a producir más es un desafío muy bueno”, admitió.

Pasto es la base

Por su parte, el asesor de la Asociación Nacional de Productores de Leche, Daniel Zorrilla, explicó que la lechería uruguaya sigue utilizando el pasto en la dieta de las vacas, pero este componente representa menos del 50% y tiende a bajar más, en el marco de un modelo inteligente que permite ir incorporando mayor cantidad de granos en la dieta, en la medida que el precio de la leche lo permita y el valor de estos insumos también lo posibilite.

Zorrilla afirmó que los tambos están mostrando un alto grado de robotización, principalmente por el encarecimiento y la falta de mano de obra.

A la vez, estimó que a futuro se acentuará más la robotización de los tambos. “Toda la recría de las terneras se está haciendo en forma automática por la falta de mano de obra, por su encarecimiento y porque la tecnología está siendo muy accesible”, recordó.

El fenómeno de la robotización “avanzará más todavía porque los operarios cada vez más buscan tener una vida similar a la de los habitantes urbanos, con un horario de trabajo, más confort y por el mismo dinamismo de la explotación lechera”, estimó Zorrilla.

Mientras tanto, otro de los aspectos muy discutidos en la lechería uruguaya es el tamaño de las vacas y la raza a utilizar en las explotaciones.

Años atrás el productor se volcó a utilizar animales muy grandes, con grandes ubres, capaces de producir mucha leche, pero el problema era darles de comer.

El modelo cambió y hoy se maneja una vaca más chica, fuerte de patas porque tiene que caminar mucho, con buenas producciones, pero principalmente se busca longevidad (debe pasar muchos años en el tambo dando buenas producciones).

“La vaca que mejor se adapta es la uruguaya”, aseguró Jorcín sin dar vueltas.

Pero no hay que olvidarse que los tambos también producen carne -los machos se transforman en novillos y se engordan- y además venden genética desde hace más de 30 años.

La carne en un tambo, a veces llega a ser el 12% o 15% de los ingresos.

Más allá del modelo productivo con el uso de “viandas” pero con apoyo en la base pastoril, otro nuevo fenómeno llegó para quedarse en la lechería uruguaya: los mega tambos.

“Responden a la realidad de cómo funciona hoy el gran capital en el mundo. No creo que sea una moda pasajera. Coexistirán los mega tambos con la producción pastoril intensiva”, indicó Durán.

Parece difícil pensar que los mega tambos se pasen a una explotación de base pastoril, porque la base de su modelo es manejar en forma automatizada una gran cantidad de vacas y de alimentos, pero en contrapartida deben manejar enormes volúmenes de estiércol y orina que en el modelo pastoril no generan un costo, ni tampoco tienen un impacto ambiental directo.

“El mega tambo muchas veces se origina por el movimiento de capital de grandes empresarios y no por una razón productiva”, destacó el investigador de INIA La Estanzuela.

Durán afirmó que los extranjeros van a aparecer, harán su contribución, pero “la explotación de base pastoril seguirá siendo la espina dorsal de la producción, como puede ser el feed lot y la producción ganadera.

Tiene su espacio, su lugar, pero no por ello tiene que dejar de engordarse novillos a pasto”.

Remisión crecería un 3,4%

Según los datos de la Oficina de Programación y Política Agropecuaria, Opypa, del Ministerio de Ganadería, el crecimiento de la remisión de leche a planta estará en el entorno de 3,4% al cierre de 2013.

El sector cuenta con un margen de producción de leche similar al que tenía en 2011, con precios en un rango similar.

Se estima que las exportaciones del sector podrán alcanzar los US$ 900 millones a fin de año, debido a los buenos precios para productos como la leche en polvo.

Por otro lado, se ve una industria que apuesta a la inversión buscando captar más leche y apuntalando el esfuerzo económico de los tambos.

Fuente: El País, Uruguay