Estas opciones no solo se diferencian en el sabor, sino también en su composición nutricional. La Organización de Consumidores y Usuarios (OCU) ha publicado una comparación qué señala los puntos fuertes de cada una, que puede ser útil para elegir la que más nos conviene.
"Si tenemos en cuenta sus nutrientes, queda claro que la leche de oveja es la más rica, con más del doble de grasa que la de vaca, casi el doble de proteínas y un 50 % más de calcio", dice este organismo. Esto la convierte en la alternativa más indicada para elaborar queso. Por otro lado, la de cabra es más rica en ácidos grasos de cadena corta, como el cáprico y el caprílico.
La leche de oveja presenta más del doble de grasas que la de vaca
¿Pero cuál es la más saludable? Todas las opciones presentan un gran abanico de nutrientes, explica este organismo, pero las de cabra y oveja en más cantidad. En cuanto al hierro, son más pobres la leche de cabra y la de vaca, mientras que la de oveja duplica a la última en este mineral. "Puede ser una buena idea tomarla en estadios concretos de anemia ferropénica", señalan.
A aquellas personas que tengan una intolerancia a la proteína de la leche de vaca (caseínas), por otro lado, les puede interesar más consumir la de cabra, "porque su composición es la más similar a la leche humana", pero dependerá del tipo y grado de alergia que se tenga.
Después de realizar este análisis, no obstante, la organización no recomienda una opción en concreto. "Más allá del sabor, en personas sanas, no supone una mayor ventaja consumir un tipo u otro de leche", concluye.
¿Las personas adultas necesitan tomar leche?
Ante la pregunta de si los adultos necesitan beber leche, la OCU responde que hay pocos alimentos tan completos nutricionalmente como los lácteos. "Los detractores del consumo de leche defienden la postura de que ningún mamífero la toma después del periodo de lactancia. Una vez destetado, el animal tiende a perder la actividad enzimática que permite su digestión", señalan.
No obstante, recuerdan, que el hombre es el único mamífero capaz de obtener leche de otro mamífero, y por lo tanto es también el único que continúa tomando leche toda su vida.
Esto provoca que en países donde el consumo de leche es muy habitual no se pierda la capacidad de digerirla. Un buen ejemplo son los países nórdicos, donde la incidencia de intolerancia a la lactosa es muy baja debido al alto consumo de la población. En el área del Mediterráneo, en cambio, las personas intolerantes a la lactosa son entre 15% y un 20%.
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