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Los otros hermanos

Por - 30 de Junio 2017

Los colombianos en el exterior pueden ser clave en el desarrollo de oportunidades de negocio para pequeños exportadores.

Los colombianos que viven en el exterior son una fuerza importante de nuestro país, que permanecen en el olvido de las políticas públicas.   Ese grupo tan importante de compatriotas es superior a la población de Uruguay en más de un millón de personas, y envían al país, por concepto de remesas, una cifra cercana al 1,7 por ciento del Producto Interno Bruto.   Lo curioso es es que, pese a su gran importancia, brilla por su ausencia las propuestas para atraerlos, mejorarles sus servicios o incentivar que inviertan en su patria. 

De todos los colombianos en el exterior, cerca del 35 por ciento están en Estados Unidos; 23 por ciento, en España, y 20 por ciento, en Venezuela. Cerca del 19 por ciento son oriundos de Bogotá, mientras que el 14 por ciento es de Antioquia, y el 10 por ciento del Valle del Cauca.    La gran mayoría abandonó nuestro país en busca de oportunidades laborales y una mejor calidad de vida. Muchos llevan años viviendo fuera del país, fundando negocios, formando a sus hijos, escalando profesionalmente, y se les presta poca atención a su papel en el futuro de nuestro país.   ¿Qué podemos hacer por ellos? Para empezar, debemos ser claros en que los servicios consulares son costosos. Mientras en Colombia se paga por un pasaporte 163 mil pesos, en Estados Unidos el costo se acerca a los 145 dólares. Un certificado de residencia cuesta 43 dólares y una simple apostilla 10 dólares. Si a esto se le agrega la dispersión geográfica consular, los costos de desplazamiento se incrementan y la calidad de la atención sencillamente los espanta.    Una agenda para los colombianos en el exterior debe tener en cuenta cinco propuestas concretas:   Consulados virtuales: Colombia debe migrar a crear, mediante un modelo de concesión de servicios, un consulado virtual con firma y registro electrónico que facilite los trámites cotidianos y agilice el acceso a servicios con un menor costo. Esto permite que la atención presencial se limite a situaciones específicas y genere más eficiencia.    Desmonte de doble tributación: Colombia, en especial con los Estados Unidos, debe adelantar un tratado de desmonte de doble tributación que permita, con mayor claridad, el fomento a la inversión binacional y facilite el desarrollo de negocios.   Facilidad para la acreditación académica: debemos hacer más fáciles los trámites de homologaciones de títulos académicos de los colombianos en el exterior para que puedan regresar con facilidad al país a ejercer sus profesiones, o adelantar el ejercicio laboral en dos jurisdicciones.    Remesas aplicables a créditos: es importante permitir que los flujos de remesas puedan ser acreditados como ingresos, para solicitar créditos hipotecarios o de inversión por parte de los familiares receptores. Esto permite bancarizar envíos hacia inversiones productivas e incluso facilitar la inversión de quienes desean regresar para su edad de retiro.   Fortalecimiento cultural y comercial de comunidad: los colombianos en el exterior pueden ser clave en el desarrollo de oportunidades de negocio para pequeños exportadores, debemos facilitarles la información de productos y servicios, al igual que los trámites que les permitan jugar un papel más activo en sus comunidades. Por otro lado, Colombia debe tener una actividad cultural de diseminación de patrimonio que fortalezca los vínculos con la diáspora.   Nuestros hermanos que están lejos, deben estar más cerca. Ellos sufren y sueñan con su país y es nuestro deber hacerlos parte de nuestra visión de futuro.   Publicado en Portafolio, Bogotá, 28 de junio de 2017