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Alfonso Santana Díaz

columna

Que no se nos vaya a cortar la leche

por: Alfonso Santana Díaz- 31 de Diciembre 1969


Los resultados del sector bovino durante el primer cuatrimestre de este año arrojan excelentes noticias en materia de ventas internacionales. Nos dice que el sector ganadero colombiano obtuvo en este período 180,8 millones de dólares, de los cuales 162 millones se registraron por la venta de animales vivos, carne y vísceras y despojos; y 18.8 millones por la comercialización de productos lácteos. Con estas cifras Fedegán señala que este sector culminaría 2025 con ingresos por encima de 520 millones de dólares.

El comportamiento de las ventas de productos lácteos colombianos en el exterior también arroja buenas perspectivas. Indicaría que al finalizar el año 2025 el volumen exportado superaría en 28 % el nivel registrado en 2024 y en valor un poco más del 13 %, originando ingresos por 56 millones de dólares al final de este año.

Aquí la buena noticia es que el balance comercial de este subsector que desde el año 2011 ha sido negativo (mayores importaciones que exportaciones), continúa reduciéndose. Balance comercial que alcanzó su máximo valor negativo en 2022, cuando se importó en productos lácteos 276,7 millones de dólares y se exportó 21,1 millones, generando una brecha de 255,5 millones de dólares. Ya en 2024 esa brecha se redujo a $146,3 millones de dólares, y al finalizar 2025 podría estar por debajo de 100 millones de dólares.

Ahora bien, ¿qué tan sólidas son estas exportaciones? Independiente de las variables de origen externo que siempre afectarán a los sectores exportadores e importadores, como la tasa de cambio y la variabilidad de la oferta mundial, en este caso de leche, el hecho de reducir ese balance negativo y en las proporciones que se está logrando, estaría indicando que hay una mejora en la productividad de la cadena, aunque a la par —y ahí está el “quid de la cuestión”— el precio de la leche en el mercado interno se haya disparado y el precio pagado al ganadero se haya reducido, amén de las ayudas que el mismo sector ganadero le ha proporcionado al sector exportador a través del Fondo de Estabilización de Precios (FEP), convirtiendo estos eventos, en la práctica, en un subsidio. De ser así, ¿tendríamos que continuar pagando los consumidores colombianos precios altos de la leche y los productores recibir bajos precios para sostener las exportaciones?

En efecto, el índice de precios de la leche al consumidor inició un fuerte ascenso desde mediados de 2021 hasta mayo de 2023. De esa fecha para acá su crecimiento ha sido más moderado, registrando altas y bajas. Paralelamente, el índice de precios pagado al productor estuvo por debajo de ese crecimiento. Ese comportamiento refleja el importante papel que jugó el productor lechero —que diría fue de sacrificio— y del consumidor, en el logro de los resultados que hoy tiene Colombia en el comercio internacional de productos lácteos.

Tampoco deja de preocupar la próxima etapa que debe registrar el sector lácteo colombiano con el comercio de estos productos desde Estados Unidos con cero aranceles, a partir del 1 de enero de 2026. La preocupación radica en los niveles de los indicadores productivos y reproductivos registra la lechería especializada en 2024, publicados por Fedegán.

Tal como indiqué en un anterior artículo (Con estos indicadores vamos a recibir el mercado lácteo sin aranceles en 2026), la verdad es que no es un panorama muy alentador en este aspecto. Así lo muestran 5 indicadores de la lechería especializada por departamento publicadas por Fedegán.

El primero es la tasa de natalidad. El promedio nacional es del 57 %, lo cual dista mucho de generarle capacidad competitiva al sector y muestra el gran esfuerzo que habría que hacer para llegar a un 70 %.

El segundo es el indicador de producción de leche medido como lts/vaca/día. El promedio se ubica en 12 lts, aunque los principales departamentos están por encima de 14 lts/vaca/día, hay otros que están muy rezagados.

El tercero es la edad al primer parto. Y aquí si se pone el tema color hormiga. Nos dice que el promedio se ubica es de 34 meses, oscilando entre 30 y 38 meses, que está muy lejos de los 24 meses de que hablan algunos artículos.

El cuarto es el intervalo entre partos, cuyo promedio es de 521 días. Un sólo departamento está por debajo de 400 días.

Y finalmente está el indicador de Días en leche, que, excluyendo a Cauca, presenta un promedio a nivel nacional de 279 días.

Lo anterior demuestra que soportar el desempeño de nuestras exportaciones lácteas en estos indicadores, o en el sacrificio que haga el productor ganadero, el consumidor nacional, o utilizar los recursos puestos por los ganaderos a través de la cuota parafiscal para poder exportar, coloca al sector lácteo en una posición muy vulnerable.

Son 350 mil productores que dependen de esta actividad, los cuales requieren con urgencia un salvavidas de asistencia técnica para aumentar su eficiencia. No es mucho lo que se puede esperar de un gobierno que, desde que se inició, está en campaña política, y con objetivos diferentes a buscar el crecimiento y la generación de riqueza para, de esta manera, fortalecer la fuente de ingresos y de inversión que requiere no solo este sector sino todo el país y generar políticas de redistribución que no necesariamente tienen que ser en dinero. Son muchos discursos, poca la efectividad en la ejecución y profunda radicalización, atizada por el odio hacia el sector empresarial y rural.

Por lo pronto, y a la par de orar para que cese la violencia que se ha apoderado del país, también oremos porque nuestro mayor aliado comercial, Estados Unidos, no nos descertifique, y no se nos vaya a cortar la leche.