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Foto: Cortesía

cronica

Juan Carlos Rojas sueña con un agro en el que se aprovechen los recursos

por: - 31 de Diciembre 1969


Con 29 años de edad, Juan Carlos Rojas es una zootecnista colombiano que dese los 5 años de edad aprendió a amar el campo gracias a sus abuelos. Durante su carrera, este bogotano entendió que la academia debe ir ligada directamente con la práctica en campo para entender mejor el sector.

Juan Carlos Rojas es un hombre responsable, apasionado por el deporte, música y naturaleza, siendo este último factor el determinante para buscar la forma de estar en contacto con los hermosos ambientes rurales que ofrece Colombia.

Actualmente es un zootecnista graduado de la Universidad Nacional de Colombia con maestría en Producción Animal. Su trabajo en el día de hoy está dedicado al área de nutrición de rumiantes, por lo cual es el formulador de Gowans Feed Consulting, una empresa dedicada a la consultoría en nutrición animal.

La familia, la base de todo

Este profesional del campo tiene un grupo familiar conformado por 3 personas, Carlos Rojas, su padre, quien es técnico en administración de empresas. Su madre Elsa Alvarado desempeña las labores del hogar desde hace varios años, siendo el motor y unión de la familia.

“Mi hermano mayor es Javier Rojas, quien es ingeniero civil con maestría en estructuras, por eso puedo decir que somos un grupo familiar diverso en cuanto a profesiones que desempeñamos, pero nos hemos apoyado en todas las decisiones que se han tomado. Mis padres desde el primer momento fueron mi motor y apoyo en mi decisión profesional”, describe Rojas.

El campo, su gran amor

Rojas es un profesional nacido y criado en Bogotá, que desarrolló un amor por el campo desde muy pequeño, teniendo casi unos 5 o 6 años de edad debido a que sus abuelos tenían un pequeño lote en el municipio de Monguí en Boyacá en donde trabajaban con algunas ovejas, mula y una vaca.

“Disfrutaba mucho ir allá aunque no era muy frecuente. Cuando me preguntaban en mi infancia a qué quería dedicarme cuando fuera grande, mi respuesta era ‘veterinario’, pues además también me encontraba encantado con las mascotas como los perros y los gatos”, asegura Rojas

Estando en grado 11 de su bachillerato en 2008, y siendo la Universidad Nacional su mayor facilidad en cuanto a pagos, Rojas revisó la oferta de programas profesionales que ofrecían y las opciones se redujeron a dos, zootecnia o veterinaria. . (Lea: La zootecnia tiene un futuro prometedor: Umaña)

“De la primera no tenía mayor información, por lo que tuve que averiguar qué era la zootecnia y aunque me inscribí sin tenerlo totalmente claro, la escogí sobre la veterinaria. Pasé el examen de admisión y a partir de ese momento empezó el interés profundo por el campo colombiano”, asegura Rojas.

En el transcurso de su formación profesional, se interesó en la nutrición animal específicamente en la de rumiantes gracias al profesor PhD Juan Carulla y a un grupo de investigación en nutrición animal de la facultad. A partir de ese entonces, su motivación fue trabajar por el mejoramiento de los sistemas de producción de rumiantes.

De acuerdo con Rojas, “gracias al grupo de investigación y al profesor he podido estar inmerso en proyectos de investigación que han planteado mejoramientos en el uso de las pasturas, los diferentes recursos alimenticios y en la producción de leche y carne de manera más eficiente. Estos proyectos han sido ampliamente difundidos y realizados con otros compañeros pertenecientes al grupo y algunos otros, en otras áreas del conocimiento, lo que han permitido que el ámbito de aplicación no sea únicamente durante el proyecto si no que se han dejado documentos y extensión del conocimiento in situ para los productores de proteína animal”, comenta.

Un amor irremplazable

Este zootecnista ha sido fiel a su amor por el campo, razón por la que nunca ha pensado en alejarse del sector, pues según considera, ha contado con la fortuna de trabajar desde su graduación, por lo que al día de hoy está inmerso en el área en la cual se profundizó.

Pero como en todo camino, se han presentado obstáculos que se presentaron al inicio de su carrera profesional que afortunadamente ya ha podido superar. Uno de ellos es que al ser nacido y criado en ciudad, se le dificultaba mucho la experiencia en el campo.

Creo que las personas que trabajan en el campo son muy amables y soy de los que piensa que de todas se puede aprender, así que puedo decir que ha habido y seguramente habrá aprendizaje mutuo en la interacción con los campesinos, trabajadores y dueños de fincas que se visitan día a día”, señala Rojas.

El otro obstáculo está enfocado en la extensión, pues considera que la universidad prepara a los estudiantes muy bien para la investigación y el ámbito académico, así como para la resolución de problemas prácticos. Sin embargo, este profesional al principio sufrió con la interacción con las personas con las que se trabaja en el campo. (Lea: Sinergia entre campo y academia es vital para elevar productividad)

“Afortunadamente con el tiempo se ha desarrollado esa habilidad y creo que en la actualidad es muchísimo más sencillo realizar extensión a todas las personas que acompañan la producción agropecuaria”, expresa Rojas.

Colombia, un país que no articula su cadena

Siendo un profesional joven, Rojas tiene una visión importante acerca del campo colombiano, por lo cual considera que al país le hace falta mucha articulación entre los diferentes eslabones de la cadena, incluyendo el ámbito académico y científico. La interacción y la falta de valor agregado en la producción primaria es algo que en muchos casos se vuelve limitante.

Acorde con Rojas, “tenemos el potencial para ser potencia productora de diferentes bienes, lastimosamente dejamos de ser el país agrícola que fuimos en el pasado y esto nos ha perjudicado, pues dependemos en la actualidad de muchos aspectos del mercado. En el caso específico de mi área de conocimiento que es la nutrición, dependemos del precio del maíz y la torta de soya y de la tasa de cambio, pues estas materias primas son importadas mayoritariamente y sus precios son volátiles, así mismo ocurre con muchos otros productos”, describe.

Para este profesional, si se vuelve a ser productores y si se integran las cadenas productivas, se tendrá unos crecimientos considerables.

Un sueño ligado al aprovechamiento de recursos

Como todas las personas que trabajan en el campo, Juan Carlos Rojas tiene un sueño y es que el trabajador del agro colombiano aproveche los recursos que se tienen sin llegar al deterioro de los mismos. (Lea: Cómo solucionar los grandes retos ambientales que plantea el inicio de la década)

Sueño que podamos incrementar nuestros índices de productividad al máximo, reduciendo los costos de producción con la consecuente conservación de nuestros recursos. De esta forma, el campo colombiano se constituirá como un motor de la economía, mejorando los índices de calidad de vida de todos los que se relacionan con la cadena productiva, pero también logrando la seguridad alimentaria de nuestro territorio y por qué no, contribuir con la seguridad alimentaria de otros territorios a través de la exportación de nuestros productos, que idealmente no serías commodities sino productos transformados y con valor agregado”, concluye Rojas.