logoHeader
Sofia Sierra: la joven ganadera que produce carne con genética de calidad

Foto: @sofiamejiar

Sofía no ha estado sola en esta aventura, destaca el apoyo de su madre, quien ahora está al frente de la finca junto a ella.

cronica

Sofía Mejía, una joven de 28 años que dejó la ciudad para dirigir su propia finca y carnicería

por: Angie Barbosa- 31 de Diciembre 1969

Esta apasionada por el campo dejó a un lado la ciudad para liderar una ganadería en Alcalá, Valle del Cauca. No solo apostó por la raza cebuina como un proyecto de vida, en un entorno de por sí desafiante para las mujeres, sino que además dirige una carnicería familiar, combinando tradición y visión empresarial.

Esta apasionada por el campo dejó a un lado la ciudad para liderar una ganadería en Alcalá, Valle del Cauca. No solo apostó por la raza cebuina como un proyecto de vida, en un entorno de por sí desafiante para las mujeres, sino que además dirige una carnicería familiar, combinando tradición y visión empresarial.


A sus 28 años, esta joven vallecaucana pasó de diseñar gráficos en Medellín a criar ganado en Alcalá, Valle del Cauca, y más recientemente, a abrir su propia carnicería en Dosquebradas, Risaralda.

Sofia cuenta que todo comenzó cuando decidió darle un giro a su vida: “Me cansé de la ciudad, del caos, me vine para la finca y me metí más en la ganadería, esto es una labor que me gusta mucho”. (Lea en CONtexto ganadero: Sembrando futuro: mujeres ganaderas toman protagonismo en Atlántico)

La finca lleva 20 años, y con el liderazgo de Mejía, desde hace dos años, empezaron a enfocarse en la producción de embriones y a mejorar la genética del hato con girolando, una raza que Sofía describe como ideal para el trópico bajo.

“Es la raza que más se adapta a esta zona trópico bajo y es el cruce más efectivo para esta región”, manifestó.



Desde hace más de dos años empezaron un proceso genético con el girolando, una raza que se adapta a la zona. Foto: Cortesía


100 vacas en seis meses


La meta es ambiciosa: tener 100 vacas en ordeño en seis meses y que en dos años todo el hato sea 100% girolando.

Sofía no ha estado sola en esta aventura, destaca el apoyo de su madre, quien ahora está al frente de la finca junto a ella. Sin embargo, no ha sido fácil abrirse campo en un gremio dominado por hombres.

“En los seminarios y eventos casi siempre hay hombres. Me gusta poder hacer la diferencia y perderles el miedo a esos espacios”, reconoció con orgullo.

Aun así, valora el compañerismo en el sector: “En la ganadería hay mucha unión. Es difícil hacerse campo y que lo tomen en serio, pero cuando ya uno conoce se da cuenta que es muy fraternal y que podemos aprender el uno del otro”.


Sofia Mejía lidera junto a su mamá la ganadería ubicada en Alcalá, Valle del Cauca. Foto: Cortesía.


De la finca a la carnicería


El amor por el campo no se quedó solo en la finca. El proyecto de genética ha sido clave. Buscaron sus propias donadoras, invirtieron y se están preparando para ferias y exposiciones, siempre con la mira en una ganadería más eficiente y rentable.

Pero además, hace poco más de un año, Sofía y su familia decidieron emprender en otro eslabón de la cadena: la carnicería. Así nació Mujecarnicería, ubicada en Dosquebradas.

Estuve año y medio trabajando de lleno en la ganadería antes de crear la carnicería. Ahora que estoy dedicada a este negocio”, contó.

Sofía combina la experiencia en el campo con su formación en diseño gráfico y su paso por la minería, demostrando que no hay caminos rectos para hacer empresa en el agro. “Ha sido difícil, pero vamos bien”, dijo.

Para Sofía, la producción pecuaria es mucho más que un negocio: “Esto es una profesión muy bonita, con la que se puede hacer futuro, se puede hacer país y es posible hacerlo siendo mujer joven. La ganadería es un proyecto de vida”.


La finca está proyectada a tener en este año un hato de 100 animales. Foto: Cortesía.