Samir Campo, CEO de Raddar
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Descubra cómo satisfacer al consumidor activista en la cadena productiva cárnica y láctea

Por - 07 de Octubre 2022

Desde la pandemia empezó a tomar fuerza el concepto de consumidor activista, un viejo término que tomó más fuerza a raíz de la Covid.


Desde la pandemia empezó a tomar fuerza el concepto de consumidor activista  que es un término que existía desde antes pero tomó más fuerza a raíz de la Covid.

Se trata de un consumidor que quiere tener mucha más información respecto de qué es lo que está comprando, bien sea en términos de alimento o de cualquier otro producto, según explicó Samir Campo, CEO de la firma de consultoría Raddar.

Por ejemplo, quiere saber cómo están constituidas las prendas que va a usar, qué es lo que está detrás de la leche, el queso o el yogur que va a comerse, o cómo se criaron las gallinas que se llevan al plato.

Lo mismo en la parte de ganadería bovina, cómo se criaron los animales, si se cumplieron los principios del bienestar animal, si se le aplicaron todas las vacunas, si fue bien cuidado, entre otros aspectos.

Incluso va más allá y es por ejemplo saber qué pasa con la persona que le lleva el domicilio a la casa, si tiene seguridad social, etc. (Lea: Señor productor: tiene claro qué busca el consumidor actual de carne)

Todos esos elementos empezaron a convertirse en centrales para un tipo de consumidor porque hay diferentes tipos y uno de ellos es ese que como primera característica está más interesado en lo que compra y lo que consume, revisando la cadena hacia atrás.

Una segunda característica de este consumidor es que se preocupa si ese producto cumple con unas condiciones mínimas que espera, de cuidado de medio ambiente, pago responsable de salarios, si no está acorde al manejo de las emisiones de carbono, si no hace buen tratamiento del plástico, si no recicla, si la marca o el producto no es cuidadosa con los derechos de las minorías.

Desde ahí toma postura y eso significa pasar por la no compra y no consumo de ese producto pero también puede llegar al saboteo a esas marcas que no están comprometidas con esa realdad que él espera.

En todo esto hay tres grandes responsabilidades, la primera tiene que ver con la educación del consumidor, se le tiene que enseñar qué está haciendo la marca y que él no ve. “Al final me llevo un trozo de queso a la boca, armo un queso en mi casa y me lo como pero no sé qué está pasando detrás”.

El segundo elemento tiene que ver con entender cuál es la responsabilidad que tienen los diferentes integrantes de la cadena porque no se trata únicamente de producir y transformar un producto como la leche que se convierte en queso o cualquier otros derivado lácteo, porque puede estar afectando el medio ambiente, talando y devastando ecosistema para criar la vaca. (Lea: Mercado de carne de res alimentada con pasto crecerá en los próximos años)

El tercer tema pasa por ser transparente en el manejo de la información, no basta con decir que se cuida el medio ambiente sino que hay que tenerlo como propósito y hacerlo.

“En medio de toda la situación que estamos viviendo la marca o el producto no solamente debe ser ella en sí misma sino las familias de quienes trabajan para mí, el círculo de gente que se ve impactada por múltiples responsabilidades que debemos asumir”, indicó.

Adicionalmente la tecnología es un actor principal para que el consumidor se entere qué es lo que está comprando o para que difunda información en ese sentido. Es el mismo terreno que se puede utilizar para decirle al consumidor, por ejemplo, yo estoy cuidando la vaca y para educar al consumidor.

La tecnología también está dada para que al final del día se utilice en función de mejorar y darle calidad al producto que se está entregando.

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