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Hay que tener una visión empresarial del desarrollo rural de Urabá, señala Jens Mesa

Por - 28 de Febrero 2018

Desarrollar el potencial empresarial y social de Urabá requeiere, a juicio de Jens Mesa Dishington, Presidente Ejecutivo de Fedepalma, de una articulación exitosa entre el Estado, el sector privado y la sociedad civil, y especialmente, la incorporación de una visión empresarial del desarrollo rural.


Desarrollar el potencial empresarial y social de Urabá requeiere, a juicio de Jens Mesa Dishington, Presidente Ejecutivo de Fedepalma, de una articulación exitosa entre el Estado, el sector privado y la sociedad civil, y especialmente, la incorporación de una visión empresarial del desarrollo rural.   Ayer el Instituto de Ciencia Política Hernán Echavarría Olózaga, con el apoyo del Banco de Desarrollo de América Latina (CAF) y Fedepalma, presentó el estudio “Una apuesta por la competitividad de Urabá”, sobre el cual Jens Mesa Dishington señala que se requiere de una articulación exitosa entre el Estado, el sector privado y la sociedad civil, y especialmente, la incorporación de una visión empresarial del desarrollo rural.   Los investigadores señalan que pese a los factores que limitan el potencial productivo y las oportunidades de crecimiento y bienestar de Urabá, existe en en la región un gran potencial para la diversificación y tecnificación productiva, que permitiría aprovechar las ventajas comparativas de su territorio en condiciones de estabilidad económica, bienestar social y sostenibilidad ambiental.   Esta visión debe traducirse en un impulso a la inversión privada y en condiciones adecuadas para el establecimiento de actividades empresariales formales –y legales– que catalicen la generación de riqueza, el empleo formal y las capacidades individuales.   Mesa Dishington asegura que las iniciativas agroempresariales pueden convertirse en un camino hacia esa dirección, en tanto fomentan encadenamientos inclusivos que facilitan y promueven la actividad económica formal, así como el vínculo entre los pequeños, medianos y grandes productores, con los mercados locales, nacionales e internacionales.    En consecuencia, los autores y promotores del estudio invitan a las instituciones de los diferentes niveles de gobierno, a los empresarios y a las organizaciones sociales a trabajar de la mano para construir una visión compartida de Urabá y asumir compromisos de largo plazo por su desarrollo.   Preguntas que surgen y más contexto   De acuerdo con Jens Mesa Dishington, las preguntas clave que surgen en este sentido son: ¿cómo construir una visión compartida sobre el futuro económico y social de Urabá, que se traduzca en una ruta de acciones que promuevan la vocación productiva de sus territorios? y ¿cuáles acciones deben priorizarse para fortalecer la gobernanza, el Estado de Derecho, y la provisión de bienes y servicios públicos, de manera que se construyan condiciones que promuevan el establecimiento de actividades empresariales formales?, entre otras inquietudes que se plantearán en el evento.   El contexto económico de Urabá   Urabá es un territorio con una enorme riqueza en materia de recursos naturales, además de una ubicación privilegiada para el comercio internacional. Por ello, Uraba se posiciona como una de las regiones con mayor potencial productivo en Colombia, y en un escenario con condiciones propicias para implementar políticas innovadoras orientadas a afianzar la inversión empresarial y por esa vía, fortalecer la dinámica productiva necesaria para superar la pobreza y la marginalidad.   El contexto geográfico, económico y social de esta región ha generado dinámicas muy particulares. La limitada presencia del Estado posibilitó en su momento que el sector empresarial se adjudicará el papel de articulador del territorio, lo que generó un nivel de desarrollo agroindustrial muy superior en comparación con el resto del país.   No obstante, la ausencia del Estado también dio paso a diversas formas de violencia y a una preocupante conflictividad en torno al ordenamiento territorial y productivo, fenómenos que, sumados a la presencia de diversos grupos armados ilegales y economías criminales, se han consolidado como un desafío para la seguridad, la productividad y la competitividad.

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