banner

Cargando...

7 claves que podrían convertir su producción ganadera en un referente de sostenibilidad ambiental

Melanny Orozco 16 de Octubre 2025
Manual Práctico Ganadero (tercer principio de Sello)Foto: Fedegán FNGEste principio no se trata solo de cumplir una lista, sino de adoptar una nueva forma de gestionar la producción

La sostenibilidad ya no es opcional para el campo colombiano. El cumplimiento de las Buenas Prácticas Ganaderas se ha convertido en un requisito clave para garantizar la productividad, la salud animal y el acceso a certificaciones como el Sello Ambiental Colombiano.


Desde su experiencia como médico veterinario y como autor y presentador del Manual Práctico Ganadero, Ricardo Arenas Ovalle ha sido una de las voces más insistentes en transformar la ganadería tradicional colombiana en un modelo de sostenibilidad.

En el marco del Sello Ambiental Colombiano, definido por la norma técnica NTC 6550, Arenas destacó el tercer principio de esta certificación, el cumplimiento de las Buenas Prácticas Ganaderas (BPG), una guía que no solo mejora la productividad del predio, sino que también protege a los animales y al entorno natural.

El momento para actuar es ahora. Según el experto, no cumplir con estos estándares no solo deja a las fincas por fuera del Sello Ambiental, sino que también limita su acceso a nuevos mercados, especialmente aquellos internacionales que exigen sostenibilidad certificada. (Lea en CONtexto ganadero: Sin conservación no hay futuro: conozca el primer paso para obtener el Sello Ambiental Colombiano)


Siete criterios


Este principio no se trata solo de cumplir una lista, sino de adoptar una nueva forma de gestionar la producción. El primero de los requisitos es contar con un plan sanitario estructurado y firmado por un profesional con tarjeta vigente, garantizando el bienestar del hato y previniendo enfermedades que pueden mermar la productividad.

Luego, cada animal debe estar debidamente identificado desde su nacimiento, teniendo en cuenta que la trazabilidad no solo mejora el control interno, sino que permite demostrar el origen y condiciones de producción a cualquier auditor o comprador exigente.

La tercera exigencia involucra el manejo responsable de los medicamentos veterinarios, pues estos deben estar regulados, prescritos y con tiempos de retiro bien definidos, para evitar residuos en la carne o leche, un criterio fundamental en los mercados internacionales.

Controlar los insumos agropecuarios también forma parte de este principio, debido a que no se trata solo de aplicarlos correctamente, sino de registrar y verificar su uso, reduciendo el impacto ambiental.

Esto se complementa con la gestión de plaguicidas y herbicidas, ya que solo se permiten aquellos con categoría toxicológica tres, identificados con banda azul, mientras que los productos más peligrosos, con bandas roja o amarilla, están totalmente prohibidos.

Uno de los puntos más sensibles y, a la vez, cruciales, es el bienestar animal. Los animales deben tener espacio suficiente, acceso constante a agua limpia y alimentación adecuada, además de ser manejados sin maltrato ni estrés. El cumplimiento de las cinco libertades del bienestar animal será verificado en terreno por los auditores.

Finalmente, las ganaderías lecheras deben implementar prácticas higiénicas en el ordeño que aseguren la calidad del producto y el cuidado del animal. (Lea en CONtexto ganadero: Así puede evitar falsos sellos sostenibles y certificar su predio con respaldo oficial)


Periodo de gracia


Arenas aseguró que obtener la certificación de BPG expedida por el ICA demuestra, automáticamente, que se cumple con el tercer principio del Sello Ambiental Colombiano.

Sin embargo, el profesional también contempló un enfoque de transición. Si un predio aún no tiene la certificación, puede presentar un compromiso de adopción progresiva para alcanzar los estándares en un plazo máximo de tres años.

Este periodo de gracia permite a los productores ajustar sus prácticas y procesos sin quedar excluidos del sistema, pero bajo un esquema de revisión y avance documentado.

Arenas concluyó que el futuro del campo colombiano depende de su capacidad para adaptarse a estas nuevas realidades. Y aunque el camino pueda parecer exigente, los beneficios, en productividad, reputación y acceso a mercados, bien lo justifican.


banner