Así podría presentarse la acidosis del intestino grueso en sus bovinos

Si bien el intestino grueso tiene un menor desarrollo de los rumiantes comparado al de herbívoros monogástricos, debido a que la mayor parte de la fermentación bacteriana ocurre en el rumen, si este órgano se sobrecarga, podría tener consecuencias negativas para el hato.

En el intestino se terminan de digerir las proteínas, se digieren las grasas y se absorben todos los productos finales de la digestión, lo que se ve facilitado por la gran longitud del intestino. (Lea: ¿Cuándo utilizar los prebióticos, probióticos y simbióticos?)

El intestino grueso se conforma de tres compartimientos: ciego, colon y recto. En general, la fermentación microbiana en el intestino grueso es responsable del 5 al 10 % de la digestión total de los carbohidratos a lo largo del tracto digestivo del ganado bovino.

Como explicó el funcionario del INTA Argentina Gustavo Bretschneider, la contribución del intestino grueso a la digestión de los diferentes componentes del alimento, expresada como porcentaje de la digestión total, es la siguiente:

En cuanto a materia orgánica, equivale a 6,7 %; almidón, 4,5 %; carbohidratos no estructurales, 5,5 %; y fibra detergente neutro (FDN), 11,9 %. (Lea: ¿Cómo perjudican los nematodos gastrointestinales a los bovinos?)

Sin embargo, cuando la fermentación en el rumen es ineficiente, el intestino grueso recibe una mayor carga de nutrientes y, consecuentemente, desarrolla una actividad de fermentación superior a lo normal para dicho compartimiento.

En este sentido, una sobrecarga de almidón que no se fermenta correctamente en su paso por el tracto digestivo anterior, puede inducir acidosis en el intestino grueso. Así, la contribución de este a la digestión total del almidón sería de 4,6 a 11,7 % para cargas elevadas.

Comparado con el rumen, el intestino grueso tiene menor capacidad buffer. Por lo tanto, debido a una menor capacidad de amortiguar la acidez, se puede favorecer el desarrollo de acidosis por un incremento en la actividad microbiana de fermentación.

Por lo general, este disturbio digestivo es precedido por un episodio de acidosis ruminal. En el curso de la acidosis, la evacuación más rápida del rumen, por una menor retención y fermentación del alimento, aumenta la carga de carbohidratos rápidamente fermentables en el intestino grueso.

La acidosis del intestino grueso pude diagnosticarse mediante la observación de las heces. Los signos fecales de excesiva fermentación incluyen: heces acuosas, heces espumosas y/o heces con presencia de mucus intestinal. Este último es un indicador de daño del epitelio intestinal.

Al igual que con la acidosis ruminal, las endotoxinas y bacterias pueden entrar a la circulación sanguínea a partir del intestino grueso. Así pues, los problemas de salud asociados con la acidosis del rumen podrían originarse también a partir de la acidosis en este compartimiento.

Según Bretschneider, prolongadas o repetidas exposiciones a condiciones de acidez pueden dañar el epitelio del intestino grueso y, a largo plazo, causar problemas de salud. (Lea: La regla de las 3 C, método sencillo para evaluar las heces bovinas)

En conclusión si bien el intestino grueso tiene la capacidad para recibir y digerir elevadas cargas de nutrientes, una sobrecarga, resultado de ineficiencias en el tracto digestivo anterior, podría tener consecuencias negativas sobre el bienestar del rodeo.