¿Conoce los actos del macho bovino previos a la cópula?

En los animales domésticos, el comportamiento reproductivo está condicionado por los productores, que minimizan actitudes observadas en especies silvestres. En la reproducción hay una serie de fases que culminan en la cópula de la hembra y el macho.

De acuerdo con un documento del Departamento de Producción Animal de la UCO, la reproducción inicia por la transmisión de estímulos que desencadenan el comportamiento sexual del toro.

Este comienza a desarrollarse desde jóvenes en 2 fases: el periodo prepuberal (de intensa actividad relacionada con el juego) y el periodo de adolescente (actividad sexual baja pero más ligada al tipo de adulto). (Lea: Observe estos signos para detectar el celo en bovinos)

Antes de iniciar el cortejo, se presentan estímulos que se dividen en las modalidades sensoriales y la presión del estímulo. En los primeros, los receptores auditivos y gustativos son muy importantes, porque el toro aprende a reconocer el gusto de la orina de la vaca en celo.

De igual modo, este puede ser sexualmente estimulado por los sonidos emitidos por la hembra. El olfato también juga un papel importante, pues puede detectar el estro al oler la región urogenital y la orina, así como el reflejo de Flehmen recoge estímulos olorosos.

Asimismo, está el estímulo táctil de asociar el roce del pene con la posterior recompensa de la eyaculación, así como se ha comprobado que el toro muestra interés cuando observa a la vaca. (Lea: Conozca en qué consiste el reflejo de Flehmen en bovinos)

Luego está la presión del estímulo, un concepto fue empleado por Hale y Almquist en 1960 para explicar que los estímulos se van sumando durante un periodo de tiempo largo: la estimulación proporcionada por la visión de un objeto sexual puede incrementarse si se añade otra, como la producida por el olor de la orina.

Una elevada presión de estímulos proporciona un alto nivel de respuesta y se expresa hasta el máximo de su potencial. En cambio, una baja presión de estímulo da lugar a un bajo nivel de respuesta conductual, como colocar los animales de siempre en los mismo lugares.

Después de esto, una vez identifica una hembra en celo, el toro inicia el cortejo: huele y lame la vulva, patea y frota el cuello sobre diversas partes del cuerpo de su compañera y apoya la barbilla sobre la grupa de la vaca. Si la hembra permanece quieta, el macho inicia la monta.

Aquí se habla de que el macho “guarda” a la hembra. En esta actividad de “guarda”, los ejes corporales de ambos están paralelos y la orientación es cabeza-cola. En este periodo, el toro intentará montar varias veces a la vaca, pero no suele tener éxito porque la vaca no se acomoda.

A medida que la vaca muestra el celo apropiado, aumenta la excitación de su compañero. El lamido y la acción de oler son seguidos del fruncimiento del labio superior para enseñar las encías, lo que se conoce como el reflejo de Flehmen.

El toro frecuentemente manifiesta lo que se denomina masculinidad al escarbar y cornear el suelo, tirando tierra sobre su espalda y cruz, y frotando su cabeza y cuello en el suelo. (Lea: 'El cortejo bovino' permite la monta natural en vacas)

Otra actitud consiste en apoyar el mentón en la parte trasera de la vaca, ejerciendo una ligera presión. Por su parte, las vacas en celo responder postrándose o devolviendo la presión, lo que indica al toro para montarlas. En ese momento inicia la cópula.