Con casi siglo y medio de historia en el país, esta raza consolida su lugar como una opción para pequeños y grandes productores. Aunque enfrenta retos logísticos y de mercado, su doble propósito, el desarrollo genético y su impacto en diversas regiones la posicionan como una aliada estratégica para una ganadería más productiva.
En 2027, la raza normando celebrará 150 años de presencia en Colombia, una trayectoria marcada por su capacidad de adaptación y su doble propósito: carne y leche de calidad. Desde las montañas del norte hasta las zonas altas del sur del país, ha demostrado ser una alternativa viable para miles de ganaderos, sobre todo pequeños.
“La raza se ha implantado desde las montañas de Norte de Santander hasta las montañas de Nariño, pasando por las tres cordilleras”, explicó Alejandro Garavito, director técnico de la Asociación Normando Colombia (Asonormando).
Actualmente, el normando es la tercera raza bovina con el mayor número de ejemplares en el inventario nacional. (Lea en CONtexto ganadero: Normando, una opción para producción de carne en trópico alto)
Su rusticidad ha sido clave para expandirse hasta zonas donde otras razas no logran establecerse, teniendo presencia en altitudes que van desde los 2.000 hasta los 4.000 metros sobre el nivel del mar, y registros de producción incluso a 3.700 metros.
Además, los cruzamientos con razas cebú han abierto posibilidades en el trópico bajo, aportando precocidad, docilidad y facilidad de manejo.
Genética en expansión
Desde finales de los años 70, el trabajo con genética francesa ha sido constante. Con el tiempo, Colombia desarrolló su propio programa de mejoramiento genético, basándose en herramientas de genotipificación y pruebas nacionales.
“Desde 2013 lanzamos al mercado el primer toro genómico colombiano, desarrollado sobre base genética francesa. A la fecha, el programa ha producido 17 toros probados en Colombia”, cuenta Garavito. Esto ha permitido un avance significativo en calidad genética, ajustada a las condiciones productivas del país.
El programa ha impactado a más de 7.500 pequeños productores en 110 municipios, con un promedio de 2,75 hembras por productor, lo que refleja el predominio de explotaciones a pequeña escala. El enfoque ha sido claro: llevar genética de alto nivel incluso a los rincones más apartados.
Además, Colombia se posiciona como el segundo país del mundo en número y calidad de animales normando, solo detrás de Francia. Esto no es menor si se tiene en cuenta que “el queso Camembert exige por denominación de origen que al menos el 30 % de la leche utilizada sea de vacas normando”.
Vea al Gran Campeón Nacional de la pasada Exposición Nacional Normando 2025, Caramelo del Bosque de Genética Parber de la finca El Manzano, ubicada en Úmbita, Boyacá (si no ve la publicación, refresque la página):
Retos de mercado
A pesar de su consolidación genética y su versatilidad productiva, los desafíos no han desaparecido. El acceso a zonas apartadas, la calidad de las vías y los rumores de inseguridad rural siguen siendo obstáculos.
“Tenemos rutas comerciales que llevan pajillas, nitrógeno e implementos de inseminación a zonas donde otras razas no llegan”, afirmó Garavito. Sin embargo, la logística limita el crecimiento sostenido y la llegada a más ganaderos.
En cuanto a la comercialización, el precio del ganado normando en tierra fría sigue siendo atractivo para el mercado local, pero falta un canal de pago diferenciado por calidad. La carne normando ha demostrado estar a la altura de los mercados gourmet europeos, gracias a su marmoleo y jugosidad. La leche, por su parte, tiene alto rendimiento quesero y mejor asimilación nutricional.
Hoy, con un mercado de leche saturado y precios bajos en algunas regiones, muchos productores están optando por el modelo dairy beef, aprovechando que el normando permite generar ciclo completo: leche, carne y cría.
“En una sola raza, tenemos carne y leche de altísima calidad”, subrayó Garavito. (Lea en CONtexto ganadero: ¿Por qué usar la raza Normando para la producción de queso?)
El experto en la raza señaló que en regiones como el norte de Boyacá, donde la leche se paga mal, los productores están obteniendo mejores ingresos con terneros destetados de mayor peso. En cambio, en zonas altas del Tolima, Murillo y Caldas, el sistema mixto de producción se ha consolidado como un modelo rentable y sostenible.
Con una base genética sólida, presencia nacional creciente y una oferta de valor clara, el normando se perfila como una de las razas clave en la transformación ganadera del país. El reto es conectar sus cualidades con mercados que reconozcan su verdadero potencial.