El médico veterinario Ricardo Arenas Ovalle advirtió que una mala rutina de ordeño no solo pone en riesgo la salud de las vacas, sino que compromete la calidad de la leche e ingresos del productor. Con experiencia de campo y respaldo normativo, reveló qué prácticas marcan la diferencia entre una leche premium y una potencialmente rechazada por el mercado.
Antes de que la leche llegue a su destino final, ya sea un vaso en la mesa o un tanque de procesamiento, pasa por el ordeño. Este instante, que ocurre una o dos veces al día en miles de fincas, es mucho más delicado de lo que parece.
No es solo cuestión de extraer leche, sino de cuidar todo un sistema. Las manos que ordeñan y las decisiones que se tomen en esos minutos impactan directamente en la calidad del producto y en la salud del animal. (Lea en CONtexto ganadero: Guía práctica para aplicar las BPG sin desgastarse y perder dinero)
Las buenas prácticas de ordeño (BPO) son un conjunto de procedimientos que garantizan la producción de leche inocua y de alta calidad. Pero no se limitan a la rutina técnica de extraer leche, pues abarcan desde el traslado del ganado hasta el correcto lavado de equipos y utensilios.
El médico veterinario Ricardo Arenas Ovalle, presentador del Manual Práctico Ganadero, explicó que esta “es una de las áreas de la ganadería en que más me he desarrollado y que más me apasiona, la producción y calidad de leche, el control de la mastitis bovina y, por consecuencia lógica, las buenas prácticas de ordeño”.
Para Arenas, el ordeño es mucho más que una tarea diaria, pues es el momento en que se recoge el fruto de todo el trabajo de la finca, por lo cual debe ejecutarse con precisión, higiene y respeto por el bienestar animal.
Las BPO están respaldadas por el Decreto 616 de 2006, que establece que los operarios deben estar certificados como manipuladores de alimentos, mantener una higiene personal estricta y seguir pasos definidos y visibles en la sala de ordeño. Incluso pequeños descuidos, como gritar al ganado o no desinfectar correctamente los pezones, pueden afectar la producción.
La leche es uno de los alimentos más nutritivos y también uno de los más susceptibles a contaminarse. Por eso, no se permiten conservantes ni aditivos en su forma cruda, y su conservación depende únicamente de una buena refrigeración y manejo higiénico.
Saltarse pasos en la rutina de ordeño puede parecer inofensivo, pero a largo plazo representa pérdidas en calidad, rechazos por parte de acopiadores y un deterioro en la reputación del productor.
Mastitis, enemigo de la rentabilidad
La mastitis bovina es una inflamación de la glándula mamaria que puede clasificarse en clínica y subclínica, y según su origen, en ambiental o contagiosa. Esta enfermedad no solo disminuye la calidad de la leche, sino que puede llevar al descarte de animales y pérdidas económicas significativas.
La mastitis es sin duda una enfermedad que tiene mucho que ver con las malas prácticas a la hora de ordeñar nuestros animales. Es por eso que el profesional insistió en que es importante aplicar una rutina técnica completa que contemple higiene, estimulación correcta del animal, desinfección de pezones y tiempos adecuados de extracción.
Asimismo, señaló que esta debe ser una labor continua y conocida por todos los operarios. (Lea en CONtexto ganadero: Con una vaca empieza el cambio: vea si usted puede unirse al programa que transforma vidas en el campo)
En ese orden de ideas, Arenas Ovalle compartió una lista de verificación con las medidas más eficaces para prevenir y controlar la mastitis:
1. Realizar una correcta rutina de ordeño.
2. Diagnosticar temprano casos de mastitis subclínica con prueba de California mastitis.
3. Aplicar tratamientos adecuados en cada caso diagnosticado y supervisar siempre su evolución.
4. Ordeñar siempre las vacas enfermas al final.
5. Implementar una rutina de secado en vacas al final de la lactancia.
6. Descartar animales con mastitis crónica persistente y no ingresar animales enfermos al hato, incluidas las novillas de reemplazo.
7. Controlar vectores como moscas.
8. Mantener en buen estado los equipos de ordeño.
9. Garantizar una nutrición adecuada en los bovinos.
10. Contar con una asesoría de un médico veterinario con experiencia en producción de leche de calidad.