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El modelo cooperativo, vía para transformar la ganadería colombiana: el caso exitoso de Asolega

Autor invitado 23 de Mayo 2025
Caso de éxito Cooperativa AsolegaFoto: facebook.com/AsolegaGuatavitaAsolega reúne a más de 500 familias ganaderas en Guatavita, demostrando que la asociatividad fortalece la producción, mejora los ingresos y dinamiza el desarrollo rural.

Este artículo de un autor invitado describe la experiencia de la Asociación de Cooperativas de Productores de Leche de Guatavita (Asolega) y cómo la organización colectiva fortalece la producción lechera y mejora la calidad de vida rural. Este gremio ha logrado integrar a cientos de familias, impulsando su productividad y consolidando una red con impacto real para sus afiliados.


Autor: Juan Diego Rivera Tovar, médico veterinario y candidato a PhD


Introducción


La ganadería colombiana, particularmente la de leche, enfrenta múltiples desafíos: bajos niveles de rentabilidad, atomización de los productores, deficiencias en la comercialización y limitaciones en infraestructura. En medio de este panorama, emergen experiencias que muestran que otro modelo es posible. El cooperativismo, como herramienta de articulación colectiva, ha demostrado ser una alternativa poderosa para transformar la realidad rural y dignificar la vida del productor.

En este artículo se presenta el caso de la Asociación de Cooperativas de Productores de Leche de Guatavita (Asolega), una experiencia que ha logrado integrar vertical y horizontalmente a más de 500 familias productoras, generando economías de escala, fortaleciendo el tejido social y permitiendo que la ganadería lechera en esta región de Cundinamarca sea un verdadero motor de desarrollo.


I. El potencial del cooperativismo en la ganadería colombiana


El modelo cooperativo se basa en principios como la solidaridad, la autogestión, la ayuda mutua y la participación democrática. En el contexto rural, estos valores permiten a pequeños y medianos productores asociarse para superar las barreras estructurales que enfrentan de manera individual: altos costos de producción, escaso acceso a mercados, financiamiento limitado y baja capacidad de negociación.

A nivel internacional, países como Nueva Zelanda, Dinamarca o Uruguay han impulsado su sector agropecuario sobre la base de cooperativas sólidas, que permiten a los productores participar no solo en la producción primaria, sino también en la transformación y comercialización, capturando mayor valor agregado.

En Colombia, el modelo cooperativo aún no alcanza su verdadero potencial en el sector ganadero. Sin embargo, cuando se implementa con visión, liderazgo y acompañamiento institucional, puede convertirse en una herramienta de transformación estructural. El caso de Guatavita así lo confirma. (Lea en CONtexto ganadero: Colega, 25 años apoyando a los pequeños productores de leche)

Asolega fortalece el tejido social y permite que la ganadería lechera en Guatavita (Cundinamarca) sea un verdadero motor de desarrollo. Imagen de referencia. Foto: Cortesía


II. El caso Guatavita: una historia de articulación rural exitosa


La Asociación de Cooperativas de Productores de Leche de Guatavita (Asolega) agrupa a más de 500 familias ganaderas distribuidas en 11 cooperativas ubicadas en el municipio de Guatavita, Cundinamarca. Esta red cooperativa produce alrededor de 50 mil litros de leche diarios, los cuales son comercializados con algunas de las principales industrias lácteas del país. Gracias a su compromiso con la calidad e inocuidad, los asociados logran acceder a precios justos y estables, algo inusual para el pequeño productor colombiano.

Asolega ha consolidado un modelo de integración horizontal en el que pequeños ganaderos, en lugar de competir entre sí, cooperan en áreas como la recolección, el transporte, el acopio, la calidad de la leche, la sanidad animal y la gestión de costos. Esta unión les permite negociar colectivamente, generar confianza en el mercado y acceder a beneficios que individualmente serían inalcanzables.

Al mismo tiempo, algunas de las cooperativas miembros han avanzado en procesos de integración vertical: por un lado, han constituido plantas de producción de alimentos balanceados, financiadas en parte con recursos propios y en parte con apoyo institucional de la Gobernación de Cundinamarca y el Ministerio de Agricultura. Por otro lado, otras han optado por transformar su leche en productos con valor agregado, como quesos madurados, yogures y otros derivados, lo que les permite capturar márgenes adicionales y diversificar los ingresos de sus asociados.

Asimismo, Asolega ha liderado importantes inversiones en infraestructura y tecnología, que se traducen en la construcción de centros de acopio modernos para la leche, la adquisición de maquinaria agrícola para uso colectivo y la consolidación de verdaderas empresas en el campo, gestionadas con criterios de eficiencia, trazabilidad y proyección comercial.

Además de su papel productivo, Asolega se ha consolidado como un actor estratégico en la sanidad animal del territorio. Gracias a su capacidad organizativa y logística, ha sido reconocida como la organización ganadera ejecutora de los ciclos de vacunación contra la fiebre aftosa y la brucelosis bovina en las provincias de Guavio y Almeidas, bajo la coordinación del Proyecto Local Guavio de Fedegán - Fondo Nacional del Ganado (FNG). A través de esta labor, Asolega ha logrado impactar positivamente a más de 22.000 ganaderos, consolidando su papel no solo como agente económico, sino también como un pilar en el fortalecimiento institucional del sector ganadero regional.

El respaldo y acompañamiento de entidades como Fedegán y el FNG ha sido clave en este proceso. Su articulación con Asolega ha permitido profesionalizar procesos, fortalecer capacidades técnicas y garantizar que la organización actúe con altos estándares de calidad y trazabilidad sanitaria. (Lea en CONtexto ganadero: La asociatividad, uno de los mayores retos del sector ganadero)

La cooperativa Colega, cooperativa fundada el 31 de octubre de 1999 en la vereda Monquentiva de Guatavita, hace parte de la asociación. Foto: cooperativacolega.com/colega


III. Resultados y lecciones aprendidas


El impacto de Asolega se refleja en varios niveles. En lo económico, sus asociados han visto una mejora sustancial en sus ingresos gracias a una comercialización más eficiente, precios más competitivos y una reducción de los costos operativos por efecto de las economías de escala. En lo social, el modelo ha fortalecido la organización comunitaria, incrementado la participación de jóvenes y mujeres, y generando empleos rurales estables.

En cuanto a los desafíos, el camino no ha estado exento de dificultades. La cohesión interna, la capacitación técnica y administrativa, y la formalización de procesos han requerido un esfuerzo constante. Sin embargo, la clave del éxito ha estado en el liderazgo colectivo, la construcción de confianza entre los miembros, el sentido de pertenencia y la visión compartida de que juntos se puede ir más lejos.

El acompañamiento de instituciones públicas y gremiales ha sido fundamental. Sin el respaldo técnico, financiero y normativo de entidades como la Gobernación de Cundinamarca, el Ministerio de Agricultura, Fedegán y el FNG, muchas de las iniciativas no hubiesen podido consolidarse. Esta alianza multisectorial ha sido vital para convertir a Asolega en un referente nacional del cooperativismo ganadero.


IV. Recomendaciones para replicar el modelo en otras regiones


El caso de Guatavita no es un hecho aislado, sino una prueba de que el cooperativismo ganadero puede ser replicado si se cumplen ciertas condiciones:

  • Capital social previo: confianza, liderazgo local y voluntad de asociarse.
  • Acompañamiento técnico: formación en asociatividad, gestión empresarial, normativas sanitarias y transformación productiva.
  • Apoyo institucional y gremial: políticas públicas que incentiven la formalización, el acceso a crédito, la inversión rural, y el trabajo coordinado con gremios como Fedegán.
  • Visión de largo plazo: entender que el modelo cooperativo no es una solución inmediata, sino una estrategia sostenible de desarrollo rural.

El rol de los gremios, universidades, gobiernos locales y agencias de desarrollo es fundamental para escalar estas experiencias, generar sinergias y evitar que los productores queden atrapados en dinámicas extractivas o dependientes.

Los valores del modelo cooperativo permiten a pequeños y medianos productores asociarse para superar las barreras estructurales que enfrentan de manera individual. Imagen de referencia. Foto: Fedegán-FNG


Conclusiones


La transformación de la ganadería colombiana pasa, irremediablemente, por la articulación de los productores en esquemas asociativos sólidos, capaces de competir en un mercado cada vez más exigente y concentrado. El cooperativismo no es una utopía rural: es una estrategia probada, eficiente y profundamente humana. (Lea en CONtexto ganadero: Asociatividad, un instrumento para el fortalecimiento de la ganadería)

La historia de Asolega en Guatavita demuestra que cuando los productores se organizan con liderazgo, visión y sentido colectivo, pueden romper ciclos de pobreza, agregar valor a su producción y convertir la ganadería en una verdadera fuente de progreso territorial. Replicar este modelo es un imperativo si queremos un campo más justo, competitivo y sostenible. Y en ese camino, entidades como Fedegán y el Fondo Nacional del Ganado deben seguir siendo aliados estratégicos del desarrollo rural colombiano.


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