En Bolívar, una organización de pequeños productores desafía el individualismo rural y demuestra que la unión sí da resultados. Desde 2018, 40 campesinos apostaron por la asociatividad, logrando acceder a proyectos productivos, formación técnica, mecanización de tierras y el sueño latente de una planta de lácteos.
Cuando en 2018 un grupo de ganaderos del corregimiento Higueretal, en el municipio de San Cristóbal, decidió conformar una asociación, las voces críticas no tardaron en aparecer. La mayoría veían con recelo cualquier intento de organización colectiva.
Sin embargo, lejos de rendirse, estos 40 pequeños productores encontraron en la cooperación una forma de resistir al olvido estatal, aprender nuevas prácticas y abrirse camino en un mercado cada vez más exigente. (Lea en CONtexto ganadero: Asociatividad, camino al fortalecimiento de productores lecheros)
En el sur del departamento de Bolívar, donde la cultura del “cada quien por su lado” ha marcado por años la vida rural, un grupo de pequeños ganaderos decidió cambiar el rumbo.
Así nació la Asociación de Pequeños Ganaderos de Higueretal, una organización que ha desafiado las barreras de la desconfianza comunitaria y el limitado acompañamiento institucional para abrirle paso a una forma distinta de vivir la ganadería: colectivamente.
José Zapata Payares, actual gerente de la asociación, quien junto con el representante legal Atanasio Santana Castillo, ha sido testigo directo del camino recorrido, por eso aseguró que “la asociatividad no es fácil por aquí. Muchos creen que cuando uno se une, solo uno sale beneficiado, o que hay alguien que quiere manejarlo todo. Pero nosotros hemos demostrado que cuando hay constancia y transparencia, el beneficio puede ser para todos”.
Desde su fundación, la asociación ha logrado acceder a programas de la gobernación y recientemente cerró una alianza productiva con el Ministerio de Agricultura y la ADR. Gracias a ese último proyecto, cada socio recibió dos hectáreas mecanizadas, semillas mejoradas para cultivo forrajero, limpieza de jagüeyes y capacitación técnica en prácticas ganaderas sostenibles.
“Hemos aprendido mucho sobre sistemas silvopastoriles, sobre cómo mejorar la alimentación de los animales y hasta cómo transformar nuestros productos. Ya no es solo criar ganado, también elaboramos varias clases de queso y suero”, aseguró Zapata Payares.
Pero no solo se trata de asistencia técnica, pues la asociación también ha trabajado en la creación de áreas silvopastoriles y con la Alcaldía en proyectos de alimentación. Además, Fedegán ha sido un aliado clave en la formación de los socios, fortaleciendo sus capacidades productivas y organizativas.
El próximo sueño
A pesar de estos avances, la región sigue enfrentando desafíos estructurales. Según Zapata Payares, “estamos un poco atrasados en materia ganadera porque no contamos con ese apoyo continuo del Estado. El clima nos ha golpeado fuerte, y cuando hay escasez de alimento, mantener los animales se vuelve un reto”.
Por eso, los esfuerzos no se detienen. El próximo gran sueño del grupo es la adquisición de un tanque frío y el montaje de una planta de procesamiento de lácteos que les permita agregar valor directamente en la región. Ya están en conversaciones con actores clave como la Secretaría de Agricultura y gestores de proyectos ministeriales.
Finalmente, para Zapata Payares, conocedor del desarrollo rural en la región, este caso es una prueba de que el trabajo cooperativo sí tiene sentido. (Lea en CONtexto ganadero: La asociatividad, uno de los mayores retos del sector ganadero)
“Cuando una comunidad logra sostener 40 miembros unidos durante más de cinco años, en una zona donde predomina la lógica individual, eso no es casualidad. Es ejemplo de liderazgo, compromiso y visión de largo plazo”, manifestó.