CONtexto Ganadero - 13 años
Inseguridad en el Cesar - Secuestros

Foto: eltiempo.com

El secuestro no solo arrebata la libertad de un individuo, también paraliza el entorno económico y social de la región.

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Cesar dividido: mientras el norte respira calma, el sur vive bajo el yugo del secuestro

por: Melanny Orozco- 31 de Diciembre 1969

El reciente rapto del agricultor Isidro Noriega en Río de Oro encendió las alarmas sobre una crisis de seguridad que avanza sin contención en las zonas rurales. Productores, comerciantes y familias enteras enfrentan un deterioro creciente sin respuestas claras de las autoridades.

El reciente rapto del agricultor Isidro Noriega en Río de Oro encendió las alarmas sobre una crisis de seguridad que avanza sin contención en las zonas rurales. Productores, comerciantes y familias enteras enfrentan un deterioro creciente sin respuestas claras de las autoridades.


Isidro Noriega, un agricultor reconocido en la zona rural de Río de Oro, fue presuntamente secuestrado por hombres armados la tarde del jueves 13 noviembre, mientras transitaba por el sector conocido como La Cascabela. A la fecha se desconoce su paradero.

Este hecho se suma a una preocupante ola de secuestros que azota el sur del Cesar, afectando directamente al sector agropecuario. (Lea en CONtexto ganadero: Ganaderos desplazados y carne clandestina. Así va la crisis de la inseguridad)

El departamento del Cesar parece dividido por una línea invisible pero evidente: al norte, la seguridad aún permite que el trabajo del campo prospere; al sur, el miedo es compañero diario del campesino y el ganadero.

Óscar Daza Laverde, miembro de la Junta Directiva de Fedegán por el Cesar, explicó que “el departamento del Cesar tiene dos diferentes situaciones dependiendo de la parte donde nos situemos. En el norte, hasta Curumaní, tenemos menos secuestros, casi que cero; pero de ahí en adelante hasta San Alberto, el secuestro es pan de cada día”.

Según Daza Laverde, actualmente al menos cinco personas han sido raptadas, aunque no se conocen públicamente todos los casos, por temor o falta de denuncias oficiales. El rapto de Noriega, se enmarca en este contexto de criminalidad que desangra a las zonas rurales.


El agro paralizado


El secuestro no solo arrebata la libertad de un individuo, también paraliza el entorno económico y social de la región. El temor se traduce en menor producción, abandono de tierras, freno a inversiones y un creciente éxodo rural. Agricultores, ganaderos y comerciantes locales deben lidiar con extorsiones, abigeato, y ahora, el miedo constante de ser las próximas víctimas.

Testimonios que circulan en la región describen cómo hombres armados interceptaron a Noriega en su vehículo y lo obligaron a bajar.

Luego, huyeron con rumbo desconocido. El silencio de las autoridades en este tipo de casos, a menudo por falta de pruebas o por tratarse de zonas de difícil acceso, solo agrava la desconfianza de la población y deja espacio libre a los grupos armados o delincuenciales que operan impunemente.


¿Territorio seguro?


En Valledupar, Codazzi y otros municipios del norte del Cesar, los delitos que más preocupan son el abigeato, el carneo y la extorsión, según detalla Daza Laverde. (Lea en CONtexto ganadero: Delincuentes roban 110 reses y terminan capturados en operativo en Cesar)

Sin embargo, destacó un cambio importante, pues “con la creación de la Secretaría de Seguridad, las cosas vienen cambiando y se están desarrollando unas estrategias muy importantes y efectivas que están dando resultados positivos”.

El contraste es evidente, ya que mientras en algunos municipios la seguridad mejora gracias al trabajo de la Policía de Carabineros y otras fuerzas, en otros, especialmente en la zona metropolitana del sur, la presencia del Estado sigue siendo insuficiente.

En palabras de Daza Laverde, “necesitamos que se cumplan las promesas del incremento del pie de fuerza en todas las unidades, para que las fuerzas armadas y de policía puedan realizar su cometido”.

El caso de Isidro Noriega representa la vulnerabilidad de todo un sector que alimenta al país, que sostiene la economía rural y que pide a gritos garantías para poder trabajar. El campo necesita de la presencia, respuesta y protección por parte de las autoridades, pues los ganaderos están a merced de los delincuentes.