Una finca en el municipio de Alcalá demuestra que combinar tradición, eficiencia y sostenibilidad no solo es posible, sino rentable. Su modelo con todas las fases de desarrollo bovino con innovación genética y manejo responsable es hoy un referente regional.

En Alcalá, al norte del Valle del Cauca, una ganadería familiar está demostrando que el modelo de ciclo completo —cría, levante y ceba— puede ser tan eficiente como sostenible.

Carlos Andrés Pérez, ganadero de 34 años y actual administrador del proyecto, lidera una operación distribuida en varios predios que articulan la crianza con un sistema productivo optimizado.

“Hemos estado involucrados en la ganadería desde hace años, trabajando como ganaderos y apoyando la producción familiar. Se trata de una ganadería de cría, levante y ceba, es decir, un ciclo completo”, explicó Pérez. (Lea en CONtexto ganadero: Asoganalcalá, un año de unión ganadera que ya deja huella en su región)

Este enfoque ha permitido que los terneros permanezcan bajo un control constante desde su nacimiento hasta la venta final. Según Pérez, uno de los mayores beneficios es que el ganado no pasa por intermediarios ni subastas, lo que reduce el estrés animal, evita pérdidas de peso y acorta los tiempos de engorde.

El nelore de ciclo corto es genética optimizada para alcanzar peso de faena en menos tiempo, reducir costos y aumentar la eficiencia productiva. Foto: Cortesía.

Mejoras genéticas y nutricionales

Una de las apuestas más destacadas ha sido la inclusión del nelore ciclo corto, una línea genética que ha dado excelentes resultados.

“Desde el día uno de la cría, al haber nacido, son animales que nacen súper vigorosos, no tienen mortandad y muy alentados, con mucha energía. Eso hemos incluido últimamente en el proyecto”, señaló el ganadero.

En cuanto a la alimentación, han integrado suplementación con pollinaza mezclada con melaza y miel, técnica que ha permitido mantener grandes ganancias diarias de peso.

Pérez destaca que esta estrategia, además de económica, es eficiente: “Recordemos que el pollo solo digiere el 20%, o sea que defecan el 80% del maíz o del concentrado que se les da. Esto se ve reflejado en los ganancias diarias de peso de la ganadería.”

Las rotaciones de potreros también han sido clave. Se hacen cada cinco o seis días, gracias a la división con cinta eléctrica y la siembra de pastos mejorados como el estrella, lo que garantiza una oferta forrajera constante y saludable para el ganado.

Para la alimentación, han integrado suplementación con pollinaza mezclada con melaza y miel. Foto: Cortesía.

Trabajo diario y sostenibilidad

Las jornadas inician temprano. En una de las fincas, además de la cría, se realiza un ordeño único con el ternero presente. (Lea en CONtexto ganadero: ¿Qué da más dinero? ¿Cría, levante, ceba o ciclo completo?)

“El mochero, que es el encargado del establo, va por el ganado a esa hora y se inicia el ordeño. Es un solo ordeño, y es con ternero; al ternero se le deja una teta”, cuenta Pérez. Se prioriza el bienestar del ternero sobre la cantidad de leche vendida.

La estructura organizativa también ha sido cuidadosamente diseñada. Un mayordomo supervisa el trabajo del equipo, que incluye dos vaqueros con tareas específicas: uno encargado del paritorio y registros, el otro del conteo, revisión y manejo general del ganado. Esta claridad de roles permite que la operación fluya con precisión.

Una de las innovaciones más recientes ha sido la implementación total de energía solar. Más allá de su impacto ambiental positivo, representa una reducción significativa en costos a largo plazo.

“Ya todo lo trabajamos con energía solar: la planta eléctrica, lo que está en la casa, las neveras, todo lo de la casa. Eso ha sido una innovación que hemos hecho en el predio y, la verdad, nos ha ido muy bien”, aseguró.