Tras siete días de protestas y cierre de corredores clave como la Ruta 45 y el peaje Neiva, el sector empresarial en pleno advierte que están en una parálisis regional sin precedentes. La caída del precio del arroz encendió la chispa, pero el impacto ya alcanza al café, el turismo, la construcción y el abastecimiento de comida.
El sur del país está detenido. El paro arrocero que comenzó hace una semana en el Huila ha derivado en una crisis económica de amplio espectro, cuyas consecuencias trascienden el conflicto agrario.
Las vías bloqueadas desde el lunes 14 de julio, entre ellas el cruce Tesalia–Paicol, el sector Potosí sobre la Ruta Nacional 45 y el peaje Neiva en la doble calzada hacia Bogotá, no solo impiden la movilidad de carga y pasajeros, sino que han desconectado logísticamente al departamento del resto del país.
Todo comenzó con un reclamo reiterado. Los cultivadores de arroz reclamaron el incumplimiento de los acuerdos firmados por el gobierno Petro en marzo, y denunciaron el desplome del precio del arroz paddy verde, que ha caído de $225.000 por carga a $170.000 en tan solo un año. En Campoalegre, uno de los principales núcleos arroceros del país, cerca de 1.500 productores están al borde de la quiebra, afectando directamente a más de 5.000 familias.
Pero con el paso de los días, la protesta dejó de ser solo campesina. El Consejo Gremial del Huila, la Cámara de Comercio, Fenalco, los sectores del turismo, la construcción, el transporte, el café y la agroindustria han emitido alertas por pérdidas que superan los $60.000 millones. (Lea en CONtexto ganadero: Paro arrocero se mantiene: productores se levantan de la mesa por ausencia de ministras)
Solo en café, el departamento ha dejado de percibir $28.000 millones. El turismo, que venía en recuperación, registra una ocupación hotelera de apenas 22,5 %. Surabastos informa una reducción de 350 toneladas en el suministro de alimentos, en tanto que las las estaciones de gasolina acumulan pérdidas cercanas a $12.000 millones.
Pero las estadísticas negativas no se limitan a eso: el sector piscícola reporta pérdidas por $750 millones; la avicultura, sobrecostos logísticos del 20 %; y el transporte, una caída del 65 % en carga y del 33 % en despachos. Las 611 ferreterías afectadas por la paralización de obras ya suman más de $1.943 millones en saldo rojo.
“El paro empezó en los arrozales, pero ahora está dejando sin oxígeno a toda la economía regional”, advirtió Lina Marcela Carrera, presidenta ejecutiva de la Cámara de Comercio del Huila y a renglón seguido apremió: “necesitamos una respuesta urgente y presencial del Ejecutivo. No se puede gobernar a control remoto mientras las regiones se paralizan”.
Por su parte, Fabián Cortés, de la Asociación de Desarrollo Económico y Turístico del Huila, dejó ver su preocupación por la forma cómo las cancelaciones masivas y retrasos en las conexiones afectan el posicionamiento del departamento. “La imagen turística del Huila está destruida. Los bloqueos han afectado la confianza del visitante nacional. Si esta crisis se prolonga, el daño será estructural”, comentó el dirigente gremial.
Otro de los sectores que acusa asfixia, es el comercio, Silvia Cuéllar, directora de Fenalco Huila, reportó parálisis total en la circulación de mercancías, situación que ha derivado en el encarecimiento de los productos de la canasta familiar y pérdidas millonarias.
“Los sobrecostos por transporte se han duplicado. Ya ni siquiera hay traslados: muchos proveedores prefieren esperar a que pase el paro. Y eso, en términos económicos, significa desabastecimiento”, precisó Silvia Cuéllar.
Voceros del paro alertan colapso estructural
Con las mismas sensaciones, pero desde las carreteras donde están los productores, en el corazón del paro, el vocero e ingeniero agrónomo Daniel Francisco Godoy advierte que el escenario actual es de alto riesgo.
“Los precios actuales son ruinosos para el agricultor, y esto amenaza con hacer desaparecer el sector arrocero en poco tiempo. Muchas familias podrían ir a la quiebra”, sostuvo.
Asimismo, el dirigente gremial recordó que, en municipios como Campoalegre o Palermo, el 60 % o incluso el 70 % de la economía local depende del cultivo de arroz, por lo que una crisis prolongada comprometería no solo la rentabilidad del campo, sino la estabilidad social y comercial de toda la región.
Pero su advertencia va más allá del precio. Godoy puso sobre la mesa un problema silencioso: el contrabando de arroz, del cual, dice, no existen controles efectivos. (Lea en CONtexto ganadero: Arroceros del Huila y Tolima anuncian paro nacional: “Nos resistimos a desaparecer”)
“Nos preocupa mucho más el contrabando, porque no hay manera de medirlo. Hay diferencias en las cifras de consumo reportadas por los molineros, el DANE y Fedearroz: una diferencia de ocho kilos por persona que no sabemos de dónde salen”, denunció Godoy.
En ese sentido, el vocero del paro aseguró que las autoridades de policía y judiciales no han atenido con diligencia este fenómeno, que, a pesar del efecto negativo en los productores regionales, pasa desapercibido y, a su juicio, está directamente vinculado a redes criminales.
“Mientras capturan toneladas de droga, rara vez se evidencia el paso de camiones cargados de arroz de contrabando. En ese proceso se cometen delitos como lavado de activos y enriquecimiento ilícito. Hay bandas organizadas involucradas, y eso merece investigación seria”, comentó Daniel Godoy.
Analistas piden equilibrio y voluntad estatal
Jorge Andrés Gechen, exasesor para el Posconflicto de la Alcaldía de Neiva y columnista de Diario La Nación, calificó el paro como el desesperado “grito de auxilio” de un gremio históricamente postergado.
“La producción a pérdidas, el impacto del TLC, el contrabando desbordado y la falta de decisiones estructurales han llevado al límite a un sector que por décadas ha sostenido buena parte de la economía del sur del país”, aseguró el abogado y politólogo huilense.
Sin embargo, también hizo un llamado urgente al equilibrio, debido a la crítica situación socioeconómica que se denuncia desde la Cámara de Comercio del Huila y que viene afectado duramente el tejido empresarial y acusar desabastecimiento.
“Una cosa es un paro legítimo, y otra muy distinta los bloqueos indefinidos. Neiva está paralizada. Es imposible hablar de desarrollo mientras se impide la movilidad de bienes, servicios y personas”, comentó Gechen, quien también pidió que la mesa de diálogo convocada para este lunes no se quede en lo simbólico.
Negociación en suspenso
Aunque el Ministerio de Agricultura aseguró avances tras conversaciones con Induarroz y Fedearroz, los voceros del paro desmintieron la existencia de un preacuerdo formal y reiteraron que ninguna propuesta será aceptada sin la presencia directa de la ministra Martha Carvajalino ante el Comité Nacional de Paro Arrocero.
La sensación entre los gremios huilenses es de orfandad institucional. La protesta se originó en el campo, pero hoy compromete la estabilidad económica de toda la región. Lo que está en juego no es solo el precio del arroz: es la capacidad del Estado para responder con responsabilidad a una crisis que ya no es sectorial, sino territorial.
Finalmente, se espera que tras la reunión de hoy pueda vislumbrarse una luz de acuerdo dada la ‘buena voluntad’ de los manifestantes, quienes flexibilizarán el horario de los bloqueos para permitir que fluya el tráfico en los puntos más críticos de los bloqueos, no obstante, el paro se mantiene activo no solo en el Huila, sino en al menos ocho departamentos más.