Aunque los números oficiales reflejan una caída en varios delitos rurales durante el primer semestre de 2025, el Cesar refleja que la violencia en el campo no ha cedido. La extorsión, el carneo y el abigeato siguen siendo amenazas constantes que minan la economía ganadera. Las cifras maquillan una realidad que, en las veredas, se vive con angustia diaria.
Durante el primer ciclo de inmunización contra fiebre aftosa y brucelosis bovina en 2025, los equipos encargados de aplicar las vacunas en Cesar también recolectaron datos sobre seguridad rural.
Los hallazgos sorprendieron incluso a quienes están acostumbrados a recorrer fincas día a día, pues el delito no solo persiste, sino que ha tomado nuevas formas y se extiende por buena parte del territorio.
En total, se encuestaron 8.248 predios rurales, involucrando a más de 20.000 personas, cubriendo 25 municipios, incluida la capital, y 908 veredas o sectores. (Lea en CONtexto ganadero: ¿Qué medidas se están tomando en el Cesar para frenar el abigeato y carneo?)
Los datos preliminares parecen optimistas, ya que comparado con 2024, la extorsión bajó de 1.255 a 921 casos, el hurto de 763 a 657, el abigeato de 968 a 917 y el secuestro de 129 a 40.
Sin embargo, como advirtió el general (r) Fernando Murillo, líder de los Frentes Solidarios de Seguridad y Paz, la interpretación de estos datos debe hacerse con cautela, pues “la comparación es engañosa, porque 2024 incluye 12 meses y en 2025 solo se han analizado los primeros seis. Aunque en papel hay una reducción, en la práctica el impacto territorial ha aumentado”.
¿Dónde se concentra el delito?
Los delitos más frecuentes siguen siendo los que atacan directamente la base productiva ganadera como la extorsión, el abigeato y el carneo.
De los 908 sectores encuestados, 378 reportaron haber sido víctimas de al menos un delito, lo que representa el 41,6 % del total. Solo un municipio, de los 25 evaluados, no presentó incidentes delictivos.
El municipio más afectado fue Curumaní, que concentra el 19 % de todos los casos en el departamento. En esta zona, la vereda Guaimaral sumó 45 denuncias solo por abigeato. Otros focos críticos son el sector de Potrerillo, en Chiriguaná, con 181 casos, y el sector de La Loma, en El Paso, con 45. En cada uno, los delitos van desde la extorsión sistemática hasta el carneo frecuente, pasando por invasiones de tierras y hurtos a plena luz del día.
La ganadería, pilar de la economía cesarense, enfrenta una amenaza constante. Estos delitos no solo implican pérdidas económicas directas, sino también un daño prolongado a la confianza y sostenibilidad del negocio rural. (Lea en CONtexto ganadero: La inseguridad en el Cesar no termina, se reinventa)
Paradójicamente, el aumento en el número de ganaderos que no reportaron delitos, pasando de 15.903 a 18.390, puede interpretarse tanto como una mejora institucional como una señal de alerta, debido a que hay más predios, más población ganadera y, por ende, más blancos potenciales para el crimen rural.
En este orden de ideas, el aparente descenso en las cifras es, en realidad, una ilusión estadística. El verdadero desafío está en responder al cambio en la dinámica criminal, en el que las estructuras ilegales se adaptan rápidamente a los vacíos de seguridad. Si el ritmo actual se mantiene, 2025 podría cerrar con una cifra total de delitos incluso superior a la del año anterior.